viernes, 15 de noviembre de 2013

James J. "Whitey" Bulger

Bryan Cranston en el papel de Mr White
En el diario apareció ayer la noticia de la resolución judicial emitida por la corte de Boston, EEUU, para el ex gángster James J. Whitey Bulger, jefe de la banda de los Boston's Winter Hill que reino en el campo de sus intereses dentro de esa ciudad y más allá desde finales de los años setenta hasta medianos de los noventa del siglo anterior.
Afrontaba cargos por organización criminal, lavado de dinero, usura, extorsión, tráfico de drogas, posesión de armas y complicidad en diecinueve asesinatos.
Ha sido declarado culpable en once de las muertes, incluida una joven en 1985 estrangulada por sus propias manos, la hija de la mujer que convivía con su socio Stephen Flemmi; otro caso similar en 1981, el de la novia de este mismo socio, quedó sin probar, aunque James J. J. Bulger sostuvo en alguna carta desde la cárcel a amigos que no cabía en su moral el asesinato de mujeres. 
"El alcance, la insensibilidad y la depravación de sus crímenes son casi incomprensible" declaró la juez Denise Casper en el veredicto final, "el testimonio del sufrimiento humano que usted y sus asociados infringieron a otros resultaba a veces atroz de escuchar, hiriente de ver, y lo que hace peor a estos crímenes es que, en la base, la motivación para toda su empresa criminal era el dinero". Torturas lentas, tiros a bocajarro, ametrallamientos, cadáveres embutidos en maleteros, enterrados y desenterrados. "Los testimonios parecían salidos de una película, y eso es lo que hubiera deseado que en realidad fueran".
James J. Bulger, apodado Whitey desde la infancia por su pelo rubio plateado, nació en Boston, en una familia humilde de origen católico irlandés, él y sus cinco hermanos. El padre era estibador y vivían en una zona cercana al puerto construida como proyecto de casas sociales. El chico era alborotador e imaginativo, a los diez años pensaba en irse siguiendo una caravana de circo, pero pronto comenzó a meterse en asuntos de cierto riesgo sin salir del lugar. Tanto él como su hermano, William M. Bulger, futuro Presidente del Senado por el Estado de Massachussets, conocieron en el barrio a muchos de los amigos que conservarían y que los habrían de apoyar en sus respectivas trayectorias.
James J. Bulger fue detenido a los catorce por robo y de ahí en escalada, hasta pasar cinco años en un reformatorio juvenil. Al salir se apuntó a la Fuerza Aérea, donde por un tiempo cumplió, hasta ser arrestado por ausentarse sin permiso. Devuelto a la vida civil regresó a Boston.
Tras una serie de robos a bancos pasó nueve años en prisiones, incluida la de Alcatraz. Estando allí fue que en 1961 su hermano William, metido a carrera política, fue elegido para entrar en la Cámara de Representantes de Massachussets.
Acabada su condena se presentó para matón de un jefe intermedio de los Boston's Winter Hills. Lo fue de Donald Killeen, y al ser este asesinado en 1972 tomó posición en la banda, en la que ascendió rápido. Cuando  en 1979 el jefe máximo Howie Winter fue encarcelado por amañar carreras de caballos, llegó James J. Bulger a la cumbre.
Al comienzo Whithey se encargaba de extorsionaba a los corredores de apuestas, a los traficantes de drogas y a otros blancos fáciles, pero cuando su poder creció pasó a extorsionar a hombres de negocios legítimos y a tejer relaciones con otros no tan legales. A propósito, cabe que se lo enjuicie de nuevo en los estados de Oklahoma y Florida, con la pena de muerte vigente, por los asesinatos de Roger Wheeler, en 1981, y de John B. Callagahan en 1982. John Martorano, un ex socio de James J. Bulger,  declaró en el juicio que disparó al empresario R. Wheeler por encargo de James J. Bulger como un favor hacia J. Callahan, que a su vez tuvo que ser liquidado cuando a través del policía corrupto John Connoly llegó el aviso a la cúpula de los Boston's Winter Hill de que el FBI estaba por interrogar al hombre de negocios vinculados a los suyos.
Dada la circunstancia allanadora de contar con un hermano metido en lo más alto de la política local y algunos ex colegas de barrio entre las fuerzas de la policía, J. J. Bulger se hizo informante del FBI, con resultados extremadamente favorables para su organización, desde 1975 a 1990.
John Connoly era un agente, de esos viejos conocidos del vecindario, que le cubría las espaldas además de colaborar con él. Whitey soplaba y la policía, en su deber, le limpiaba las calles de hamposos italoamericanos. A cambio Connoly le facilitaba a Whitey los nombres de otros informantes del FBI en cuanto les iban a soltar datos acerca de la banda irlandesa. Ahora John Connoly está en prisión. 
Dieciseis años paso James J. Bulger a la fuga hasta que finalmente lo detuvieron en Santa Mónica, California, en 2011. Allí vivía, retirado o no de sus actividades delictivas menores, con su pareja de largo tiempo, Catherine Elisabeth Greig.
En la actualidad ella está cumpliendo ocho años en prisión por encubrimiento.
James J. Bulger le escribía a un amigo que aceptaría gustoso cualquier sentencia para él a cambio de la libertad para ella. A Catherine la hubieran tenido que premiar en lugar de vejarla, consideraba el hombre bajo arresto, pues consiguió mantenerlo alejado del crimen durante dieciséis años, los mejores de su vida, y que ojalá la hubiera conocido antes, al salir de prisión, quizá entonces hubiese iniciado un camino diferente con ella, en lugar de entrar de nuevo en la rueda; pero luego ya era tarde.
William M. Bulger, renunció como Presidente de la Universidad de Massachussets, que también lo fue, tras negarse a cooperar con las autoridades que estaban en la búsqueda de su hermano profugo; "le debo lealtad a mi hermano y me preocupo por él, sé que no son buenas noticias, pero espero nunca ser de utilidad a cualquiera en contra de él", "no siento la obligación de ayudar a todos a atraparlo", se excusó. En 2003 William M. Bulger tuvo que testificar ante un comité de la Casa de los Representantes al saberse que aún siendo Presidente del Senado de Massachussets había arreglado para recibir una llamada de su hermano desde algún teléfono libre de escuchas electrónicas, sin haberlo puesto en conocimiento del FBI. A preguntas de si sabía a qué se dedicaba su hermano, respondió vagamente, que seguro a algo no de su entero gusto, pero que lo quería y esperaba que resultase falso todo lo terrible que de él se decía. En el presente lo viene visitando cada semana en prisión, pero "el hecho de que lo visite no significa que lo apruebe", declara.
"Tenéis que entender algo", dijo Joseph S. Oteri, un amigo de William, "nosotros somos gente del sur de Boston, y cuando creces en el southie, la virtud cardinal es la lealtad, ... y creíais que William no asistiría?.
William M. Bulger asistió a la vista. "Toda la situación está siendo una suerte de gran angustia, dijo hoy a la prensa. "Siempre supe que había hecho y ficción, no podía aclarar, no se cuanto de cada, intento ser racional, todo lo que ha salido en el juicio no sale de la nada, no se lo que es verdad o no", "he quedado conmocionado por algunas de las cosas que han emergido", "mi hermano niega fervientemente que los cargos sean ciertos", "yo ya no trato de dilucidar, solo trato de ser un buen hermano".

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