martes, 31 de enero de 2012

Monito Tobías

Se me han agotado todos los recursos que había imaginado para salir airosa de esta aventura. Hasta mandé un mensaje de socorro al afamado director de cine, bueno, a él no, a su productora, adjuntándoles la entrada de "Estimado poderoso", porque me dio un pálpito con el monito ese.
Hacia finales de lo que se dio en llamar Movida Madrileña andaba yo por esa capital haciendo campaña por mi secta y sustentando un negocio de venta de "Monitos Tobias" que nos resultó muy lucrativo a mi marido y a mi.
Para ilustrar "Estimado poderoso" me fui a la red a buscar, sin ánimo de encontrarlo, a mi querido mono de otros tiempos, y sin embargo ¡ahí estaba!, ¡el mismo!, ¡tal cual!. Capturé la imagen y la guardé. Me fijé que provenía del muestrario de una fábrica de juguetes.
"Si se sigue fabricando.... podríamos ver de repetir el negocio en Inglaterra"....; cuando esta idea se nos puso en marcha ya era demasiado tarde, y solo había pasado dos días.
Ni rastro de mono en Internet, ni rastro de fabricante; y lo  más misterioso es que cuando me fijé en la foto archivada, vi que ponía que la imagen había sido extraída de la red tres años atrás, hasta constaba la hora, que no era la mía.
¿No era eso enigmático?, ¿sería signo de algo? ¿estaría alguna fuerza paranormal actuando a mi favor?. No costaba nada, por si acaso, enviarle un mensajito a mi estimado director.
PD: En realidad eran dos los queridos directores que tenía pensados, lo que pasa es que al otro no lo he podido localizar.

lunes, 30 de enero de 2012

Ferretería

Esculturas de Antonio López
Mi marido cuando estamos de malas puede llegar a remontarse a la prehistoria de nuestra relación para hallar ahí la simiente de nuestro conflicto. Lo demuestra el hecho de acordarse como si se las hubiese clavado en la garganta de las tijeras que desaparecieron de la cocina treinta años atrás. Aunque nunca se supo que fue de ellas, para él quedó certificado que mi sempiterno despiste las había hecho ir a parar al cubo de la basura.
Aunque yo no tenga tan larga memoria, cuando me atizan también puedo avivar mis lejanas impresiones y acordarme que me pareció increíble en nuestra segunda cita que tras rebanarme, solita, la yema del pulgar abriendo una lata de choclos, saliéramos camino del ambulatorio, toalla en ristre ensangrentada, y a él no se le ocurriera mejor cosa que dejarme aparcada en el coche frente a la playa para irse a tomar el primer café de la mañana al bar Luna de la costanera.
Reconozco que con el tiempo nos fuimos afinando, porque ahora no tenemos ningún conflicto cuando vamos juntos al supermercado, pero al principio era terrible. Por ejemplo. Todavía cortamos el pan con el cuchillo de la discordia, que salió muy bueno, aunque perdiera al poco la virguería que lo hacía atrayente, pero ya teníamos uno y servidora pretendía frenar la compra, lo cual fue visto por mi futuro marido como un acto castrador peor que si hubiese aplicado el utensilio para lo que se puede llegar a imaginar.
Quizá nuestra avenencia haya aumentando en proporción inversa a nuestro poder de adquisición, ¡espero volver a pelearme!, aunque  antes de eso no nos fue tan mal el día que confeccionando unas estanterías de madera me traspasó con el taladro la punta del dedo medio. Solucionamos el asunto con unos chupitos de vodka y quedamos tan amigos.

domingo, 29 de enero de 2012

Será niña

M. C. Escher
Temí por la continuidad de la pareja y de nuestro alojamiento, pero parece que de momento no corremos peligro.
En el ambulatorio les acaban de anunciar que va a ser niña; entonces han regresado exultantes y él está ahora abajo preparando un buen desayuno mientras ella lo espera en el sofá con las manos englobando la media barriga al aire. 
Si lo vivido deja huella, esta temporada con la familia de él les habrá impreso una de dinosaurio.
En el futuro, cuando estén a mal, Monika le va a echar en cara que se trajo a la madre víbora y al hermano raro sin considerar su necesidad de calma y concentración; Seweryn le reprochará que no pusiera el mínimo empeño en ayudarlo a atender a los suyos.
La verdad es que tienen una situación complicada con ese par.
Seweryn los quiere mucho y llegaba de las vacaciones en Polonia cebado y satisfecho de haber pasado unos días con ellos. La madre lo debía de alimentar como a una vaca sagrada.
Mientras tanto Monika lo pasaba a la distancia, en su casa del mismo pueblo.
La madre llora, implora, le hace teatro a su hijo por teléfono, ya lo hacía en vida del padre, pero ahora más. Es Monika la que me cuenta. Seweryn es tan responsable. Ella se pone de los nervios.
Según Monika su familia es diferente, nada que ver con la de él.  La suya es para sentirse orgullosa. Y así se lo hace ver a Seweryn.
Bueno, por lo menos de momento se han quedado sin boda. Eso por un lado les habrá echado tierra sobre  un sueño, pero por otro seguro que les alivia de algún conflicto, que ella ya tenía una espina clavada en el pasado por algún comentario de los padres de él con respecto a su financiación.
Y para terminar, la anécdota del chaquetón, que a mi me hizo gracia, pero que a Monika le subió el enfado hasta la estratósfera.
Resulta que un extraño día se la llevó a comprar un exprimidor y la señora se le escapó en el gran almacén y al rato la vio venir toda decidida con una prenda peluda entre las manos solicitándole el teléfono para llamar a Seweryn.
Se puede imaginar cuál fue la respuesta del hijo.
La verdad es que dejando de lado la cuestión de espacio vital, yo estaba bastante entretenida siguiendo los episodios de esa  telenovela en casa, que vamos a ver como sigue, ahora que ya se han ido.


sábado, 28 de enero de 2012

Buenas y malas nuevas


Seweryn mandó su coche a revisar, lo lavó a conciencia y lo puso a la venta. Se compró una moto de cilindrada media, el equipo más flamante del catálogo y una bicicleta. Pasaban los meses y el coche seguía aparcado frente a la casa. Echaron cuentas y volvieron a contratar el seguro, así es que de nuevo dispusieron de él para llenarlo en el  supermercado en los días en que su familia estuvo por aquí, aunque ese no fuera el real motivo de devolverlo a la circulación.
A los veintiuno Seweryn se vino desde Polonia a Inglaterra a buscarse la vida. A los veintisiete ostenta un cargo intermedio en la cocina del restaurant de un selecto club deportivo dónde se sirve comida estándar. Aspira a tener horario regular de lunes a viernes en una plaza menos extenuante. En casa el también se encarga de la intendencia culinaria, para ellos dos, que en unos meses van a ser tres, dado que Monika está embarazada. 
Imaginaba a la madre de Seweryn como una anciana, pero resultó ser más joven que yo, aunque eso sí, un tanto más achacosa. Yo no me lo podía creer, apenas pisó la calle en los dos meses que estuvo aquí. Tampoco veía la tele inglesa y hacia el final decía que este país no le gustaba nada de nada. A lo mejor fue porque un día su hijo le consiguió trabajo en su gimnasio y quedó tan reventada que no pudo volver. Además de que el pago le pareció una miseria, Monika dixit.
Alguna vez la señora se aventuró hasta el tendedero del jardín, en tanto que el  hijo menor permanecía tumbado en el sofá. Los dos fumaban en el invernadero y dormitaban la mayor parte del día en su cubículo para revivir cual caracoles con la lluvia al escuchar la moto de su esperado entrando por el pasadizo.
Con esa mujer yo me podía entender: una sonrisa por aquí, una sonrisa por allá, "patatas, potatoes, ziemniaki"; con el chico ni intentarlo, bueno, lo de sonreírle sí, por si acaso, y es que a veces se te quedaba mirando de un modo..., también le decía "hello, hello", cada vez que pasaba por su lado y a veces recibía leve señal de respuesta y a veces no.
El caso es que al chico le acaban de diagnosticar esquizofrenia.

sábado, 21 de enero de 2012

Carta a Berta Canals

Marc Chagall
Estimada Berta Canals.
Me presento, 
Soy sobrina de Elvira Morell, de Xxxxxxxxx, que te daba masajes en Barcelona un montón de años atrás.
Me atrevo a escribirte por la conexión que tienes con mis recuerdos de infancia, cuando tu eras para mi la señora Colominas, nombrada a menudo por mi tia Elvira cuando volvía a casa de fin de semana.
También me ha ayudado a atreverme la lectura estos días en los diarios acerca de Steve Jobs, que se valía de su problema vital para tomar decisiones arriesgadas.
A mi también el tiempo se me está agotando, aunque en ello no me vaya la vida. 
Sé que se trata de ahora o nunca, y como veo claro el valor de lo que me llevo entre manos, es por eso que he decidido escribirte.
No estoy loca, créeme, es solo que tengo una visión de algo que podría ser una historia fantástica y me parece que tu eres una persona con un vuelo mental capaz de captar lo que esta aventura podría llegar a dar de sí.
Si mi ficción llevara a generar hechos reales, tu después podrías ser un personaje de película, interpretada por la gran Kathy Bates.
Lo que te pido, por favor, es que me des la oportunidad de venir a explicarte personalmente este lío.
Si he despertado tu curiosidad puedes buscar en Internet "Una aventura en Cambridge" de Susanna Morell.
Por adelantado te digo que yo no soy una escritora. El que sí es escritor, y gigante, es mi marido, Xxxxxx Xxxxxxx, que tiene una página web y un perfil en Facebook por si quisieras curiosear.
La tia Elvira está bien, triste porque el año pasado se le murió su Gustavo, pero acompañada por la familia y sus amigas de toda la vida que la están dando mucho soporte.
Si no he conseguido llamarte la atención, por favor, tira este escrito y no lo comentes con nadie, que este mundo es muy pequeño y no me gustaría que mi marido se quisiera divorciar o que mi familia en Xxxxxxxxx creyera que los aires de Inglaterra han barrido mi entendimiento.
Ha sido un placer pasar un rato contigo.
Recibe un cordial saludo, 
Susanna Morell. 

viernes, 20 de enero de 2012

Berta Canals

Sur la branche - Miquel Barceló
-¿Sabeis a quién me encontré el otro día a la salida de un concierto?, dijo mi tía Elvira en una sobremesa.
-¿A quién?.
-A Berta Canals....
Iba acompañada de un señor muy elegante....
Me puse enfrente de ella y le dije "¡hooola!"....
Me miro y dijo....
"¿¡Y tu quién eres!?"....
-"¡Elena Morell, mujer!", le contesté....
Es que hacía mucho tiempo que no la veía....
Me parece que la última vez fue en esa comida con Camilo José Cela*....
Mira si han pasado años....
Llevaba uno de esos trajes suyos, tirados, de color claro....
Siempre ha sido muy campechana Berta....
Le dije que me había quedado viuda y ella que también....
En la época en que le daba masajes no le gustaba que la nombrara por el apellido de su marido....
"Elvira no; yo soy Berta Canals" me decía....
El señor que la acompañaba, ¡oh que era bien plantado!, dijo de mi: "esta señora no se va a quedar desparejada por mucho tiempo" (mi tía estaba con unas amigas)....
¡ah!, si supiera lo triste que estoy....
¿Sabeis que hacía Berta mientras tanto?.
-¿Qué?
-Tenía entre sus dedos un borde de mi abrigo, así ¿veis? (acariciando, o palpando, el clásico paño de pelo de camello como mi tía lo estaba haciendo con el lino del mantel).
-Tieta*, intervine yo, ella vive en el campo ¿verdad?.
-No, no. Ella vive en Barcelona, como siempre. Lo que pasa es que se arregló la masía de sus padres para ir a pasar temporadas. Iba con su autores, a hacer alguna comida, cuando venían a España, para agasajaros, supongo que seguirá igual, ella era muy de esas cosas, muy detallista.

Mira por donde me vine a enterar que había enviado mi inocente carta rumbo a una casa deshabitada.
Berta Canals es la mujer más poderosa del panorama editorial español, mítica agente literaria catalana, protectora de una impresionante nómina de autores vivos y defensora del legado de otros grandes que murieron, creadora de una de las agencias más importantes del mundo e impulsora de su continuidad en estos tiempos de retos digitales y económicos (según lo que acabo de extractar de la prensa).
De jubilada nada. La señora es octogenaria y luce un aspecto de lo más marchoso a pesar de su poca movilidad (según lo que puedo apreciar en las fotos). 
Me vine a enterar al día siguiente de haber mandado la misiva que no pudo asistir a la entrega del Premio Nobel a otro de sus autores debido al fallecimiento de su esposo, que acababa de vender por una cifra millonaria los archivos de su agencia al Ministerio de Cultura español y que estaba negociando la venta de una parte de su agencia, probablemente al marido de una ministra.
Así que vamos a ver; un tanto difícil de verdad que lo tengo.
*Escritor español y  premio Nobel de Literatura
*Tía, en catalán

jueves, 19 de enero de 2012

Mujeres de Vermeer

Jan Vermeer- The lacemaker
Inicié una nueva campaña para buscar trabajo que no está dando fruto alguno. Quería repartir unos cuantos currículums por el área de cafés y restaurantes cercana al The Fitzwilliams Museum, dejar uno en la cafetería de este y de paso ver la exposición de pintura Vermeer's Women: Secrets and Silence. Le dije a mi marido si quería acompañarme.
Eran tres las mujeres que se exhibían brotadas de los pinceles del célebre holandés, razón por la cuál las demás debían de mostrarse tan sigilosas.
Como tenía que sacar copias nos dirigimos primero a la Central Library. Enchufé el pen-drive a un ordenador, elegí documento, cliqué impresión  y mientras iba a por las hojas mi marido permaneció frente a la pantalla.
-Cariño, me dijo al regresar, ya sabes que si tu me dices que no mire algo, no lo miro, pero me acaba de saltar a la vista el nombre de Berta Canals y he leído la carta.
-¡Pues vaya! eso era lo más fuerte. Si has leído eso ya puedes ver lo demás; de verdad que no me importa,  puedes leer todo.
-¡Pero si es una carta de lo más inocente!.
-Pues claro, ¿que pensabas?, yo soy una inocente.

No se habló más.
Le enseñé algunas calles que no conocía. Nos sentamos a comer nuestros sandwichs bajo una tenue llovizna; no hacía frío ni viento. Fue un día calmo y perfecto.

miércoles, 18 de enero de 2012

Dulces Fiestas

Antonio Machado
Pasaron mis vacaciones, la navidad, el fin de año, la madre y el hermano de Seweryn por la casa y mi temporada sobre la rama. Todo pasa y todo queda, como decía el poeta.

Principios de diciembre en España: Faisán a la vinagreta, caldereta de langosta. Familia reunida en ausencia de mis hijos y marido. Calamares rellenos, fideuà. Mesas muy puestas en honor de la que no iba a estar. Se me hacía extraño. En las fechas señaladas Lucas y Simón estarían   ahí sin sus padres. Lo disfruté y agradecí. En casa de mi hermano Pasqual, de mi hermano Mateu, de mi madre.
Veinticuatro de diciembre en Cambridge: Nochebuena polaca con sus doce platos típicos sin carne. Mesa larga, manteles bordados, vajilla nueva y excelente compañía, amigos todos de Monika y Seweryn.
Veinticinco de diciembre en Cambridge: Tradicional festín británico en casa de un cubano, José, amigo de mi marido y casado con Jenny, una inglesa que sabe cocinar muy bien. Tienen un bebé y estaba la madre de ella, ambas simpáticas y acogedoras. Pavo, verduras, salsas, mince pies y budín; coronas y acertijos surgiendo de cilindros dorados tras una leve explosión de pólvora.
Fin de año en el dormitorio: Solos, frente a nuestros ordenadores; obviamos las campanadas.

Dulces Fiestas regadas con buen vino y sin dejar de trabajar.

lunes, 16 de enero de 2012

Lauren & Hardy

Tiempos modernos - Charles Chaplín 
Llevaba dos meses sin escribir, pero el hostel me ha devuelto la afición, a fin de cuentas le voy a tener que estar agradecida.
Su directora lo puso a funcionar como un Bed & breakfast, esas casas familiares reconvertidas en hotelitos de cuarta atendidos por amables patrones capaces de ponerse a oler bragas y calcetines de sus huéspedes en cuanto estos se dan la media vuelta. No es que tenga nada en contra de esos establecimientos, es solo que imaginarlos me provoca alergia.
Así que la directora barrió con el sello duro del ex director ladrón a golpe de flores de plástico, rótulos en redondilla y pastelitos made in ella hasta conseguir enderezar al personal poniendo a cada uno en su lugar.
Ella cree en la bondad de su cometido, se lo toma en serio, lo noté en las charlas de la compañía, la tenía al lado y ni media broma se me ocurrió hacerle, hará carrera, porque vamos a ver, HNA es una institución caritativa, eso nos quedó claro, y ella, como inglesa de pro, está muy por ese tipo de labor.
"......con el ladrón al menos no había manera de confundirse", me dijo Wauter para mi sorpresa en el autobús de vuelta.
¿Tanto sería?.

                                                       
"Como te podría explicar" me dijo la señorita en noviembre, llevándose los dedos al entrecejo.
Lo que yo no podía entender es que tratara de escatimarme diez días de vacaciones, y menos bajo el razonamiento de que si ella no lograba comunicarse conmigo, entonces yo tampoco podría llegar a hacer un simple cálculo matemático.          
Me pone de los nervios sentirme atrapada en la descripción pormenorizada de este tipo de menudencias, pero que se le va a hacer, la cuestión es que tuve que empeñarme por mis dos semanas hasta recibir una carta que terminaba así: "Si estas de acuerdo con las condiciones, puedes irte en estos días tan ocupados".
A Betty Boop le fue peor, que se quedó sin las suyas debido a ese ajetreo constante.

Gracias de todos modos que nos puso a Terry. Como curranta esa mujer nos comprende y como capataza nos da instrucciones, a sus subordinados, que la obedecemos cual robots de primera generación. En navidad nos obsequió, a sus peones, con unas cajas de galletas por auxiliarla y nosotros a su vez le agradecimos que   nos hubiese metido a actuar de cómicos en una antigua película sin necesidad de pasar por casting.
Ahora he de rellenar las casillas de una hoja con las ideas que se me ocurran para mejorar mi talento, el del equipo, la propaganda y demás incredibilidades a exponer en una entrevista personal. ¿No es un tanto perverso todo esto?. En  los tiempos del viejo proletariado estas cosas no sucedían. Creo que voy a acudir ataviada con un bombín.