viernes, 29 de junio de 2012

Ian y James

Flowerball - Takashi Murakami
Ian y James tuvieron que venir a consolarme en la cocina el día que me enteré de la fantástica mujer que el hostel había decidido contratar, y por la cuál estaba yo allí, de buena mañana, sustituyéndola.
Todos tenemos un día bajo, me decía Ian, pero para mi no era eso.

Ian también estaba en el despachito cuando aprovechando nuestra recién recuperada armonía fui a decirle a Chris que la directora me había mandado llamar y se estaba planteando delante mío si hacerme cumplimentar un cursillo por Internet de introducción a la cocina, cuando al preguntarle qué pasaría con Betty, resolvió de golpe que continuáramos todos tal cual estábamos.
El cursillo era de un par de horas puesta al ordenador de casa, a contratar por la empresa por la nimia cantidad de treinta y cinco  pounds, que multiplicados por dos se le habrán hecho demasiados a la directora.
Por si él pudiera influir yo venía a decirle que por mi parte estaría encantada con que la pusieran a Betty, ella sería incluso válida para atender en recepción si hiciese falta.
Y ya que estaba me aboné en contarles acerca de la maravillosa habitación que le había alquilado al novio de la directora, mi posible vuelta a España y el futuro sin hambre que probablemente me esperaba allí debido a los libros que le iban a publicar a mi marido.

Me pareció que Ian como buen británico se dolía con el gesto por mi situación en su país, pero yo no veo que la suya como nacional sea mucho más maravillosa, a juzgar en términos de economía.
Una vez me dijo que de tanto en tanto iba a ayudar de albañil para completar ingresos, pero a sus cuarenta y pico de años y sin cargas familiares a la vista, vive en un cuarto de una casa compartida en mi misma calle, se transporta en bicicleta y viaja cuando puede a ver a su padre y hermanos, no demasiado a menudo porque sale caro, según me dijo, a dos horas de Cambridge en autocar. 
Un día tengo que pedirle que me explique bien, a ver si me aclara.
También me dijo que por una cerveza en el pub le alcanza para cuatro en el supermercado, así que se las debe de beber en casa, tumbado frente al televisor, viendo fútbol si lo dan, para aliviarse de esas jornadas partidas que impide a un ser humano normal hacer otra cosa más que eso.
Lo que no me explico es como un trabajador competente como él, llevando más de veinte años en lo mismo, está como está, en un país que se encuentra, se supone, en el top de los desarrollados.
"Ian, qué haría sin ti, tengo que visitarte cada día un rato, me alegras la jornada", le digo, a él y a James, cuando les aparezco por la mañana en busca de mi café.
De verdad que añoro trabajar con ellos, ahora que el hostel me mantiene casi siempre alejada de su territorio.

jueves, 28 de junio de 2012

Descuentos ofrecidos


Llevaba cinco horas trabajando con el solo café de la mañana en el estómago y no daba para más. Le pedí a Natasha en recepción si me adelantarían una bolsa de patatas fritas tamaño enano a abonar al día siguiente y se ofreció a prestarme las monedas de su bolsillo antes que animarse a preguntar lo que consideraría motivo de consulta.
Ese era el día en que empezando a las siete me encontré sin previo aviso con la imposibilidad de hacerme a las nueve y media con algún huevo frito del bufet sobrante.
Al final de la jornada nos llamó la directora a Indre y a mi a su despacho para comunicarnos oficialmente el cese total de comida.
Nos hizo saber que no era de su agrado tirar comestibles, pero debido a los excesos cometidos en algún lado no especificado, se veía obligada a tomar esa  medida.
A continuación cambió su expresión compungida por otra radiante y dijo:
"Pero chicas, alegrad esas caras, ¡podréis seguir disfrutando del té o el café!, Chris y yo hemos decidido dejaros libre el acceso a la máquina.
"Por otro lado, ¿estais al corriente de las ventajas que HNA os ofrece?, ¿sabeis del dinero que teneís a disposición para gastar en nuestras compañías asociadas?, ¿aprovecháis esas oportunidades?".
"¡Os entran masajes, chicas!, o el dentista, o la visita al psicólogo; hasta tenéis a disposición un sistema muy bueno de leasing por si os queréis cambiar de bicicleta".


miércoles, 27 de junio de 2012

Anuncio a las puertas ll


Panna Cotta o Panacota
A Betty la aleccionó Chris una mañana en la preparación del desayuno inglés ¿no es verdad?, pues menos mal que ella no se hizo idea alguna, porque se fue de vacaciones por una semana  y ahí el hostel amaneció con carteles a las puerta ofreciendo el posible puesto de ella o mio a cualquier huésped a quién le viniera a bien; y así fue que se les presentó una muchacha que pintó de maravilla y a la que decidieron contratar; más el día en que debía empezar les llamó para advertirles de que ella en agosto pensaba tomarse el mes entero de vacaciones. 
Así que de vuelta a empezar y Betty sin enterarse. 
Tampoco yo capté de entrada que la directora hubiese puesto el anuncio tanto para los foráneos como para nosotras, con Betty afuera.
Quizá debieras presentar tu solicitud, me dijo Katie. 
¿Presentar mi solicitud?, ¿qué quieres decir, Katie?.
Me fui dando cuenta, si yo estaba dispuesta a aceptar una rebaja en mis condiciones, ella lo estaría a cotejar mi solicitud con las otras posibles recibidas. ¡Aaaah!; los bolsones arrastrados con sábanas arriba y abajo estarían estimulando mis neuronas; durante la mañana las teclas me fueron cayendo de una en una hasta hacerme la composición entera.
La dificultad estribaría en que se me hacía impensable que ella pudiera esperar que me iba a presentar con un  currículum escrito; más cuando en el pasado ya lo hice, poniendo uno en manos de Chris para dejar expresa constancia de  mi apetencia por un puesto en la cocina.
Uno podría pensar con tanto misterio que la señorita directora está ausente, pero que va, eso ocurre solo  en los maravillosos fines de semana, dónde todo fluye como la seda y lo pasamos mejor, el resto del tiempo, allí se la encuentra frente al mostrador, tiesa como una marioneta de sonrisa congelada.
Ahora que Betty ha regresado, me cuenta que también la han sentado por un rato en recepción para  proporcionarle algunas nociones en ese manejo, pero sin soltarle una explicación de más. 

"Este puto hostel de la caridad no para de propinarme bofetadas", le dije a Katie, sin el puto, por supuesto, el día de la aparición de los carteles.
"Este hostel de la caridad no para de propinarnos bofetadas", me dijo Natasha, el día que nos dejó para siempre a cero calorías.

martes, 26 de junio de 2012

Anuncio a las puertas l


Anoche llegué del trabajo alterada. 
Mi marido me aconseja que trate de tomar distancia; es lo que se lo ocurre decirme para consolarme, pero yo consolada ya quedo en cuanto le he contado, eso no quita que siga pensando que ese hostel es un puto cabrón y le digo a mi marido que no estoy hecha de plástico para pasarme dos años en él sin sentirme afectada. 

Annika es una alemana que vino por mes y medio, igual que Aurélie, a trabajar gratis a cambio de alojamiento, comida y un certificado de su estancia en prácticas de inglés y se la podía ver cual rosa ufana atendiendo en recepción o realizando tarea de cualquier tipo hasta que se le vino encima la gran bronca.
Desde que se fuera el director ladrón la norma con respecto al sobrante de comida en las bandejas del buffet se había relajado bastante y el personal acostumbraba a servirse ante la mirada permisiva de la directora, en caso de que algo quedara, porque eso funcionaba como una tómbola, en la que a veces no toca nada.
Ahora la ley dura ha regresado y el hostel se limitará a servir comida a los que por escrito les conste en el contrato, es decir, la directora, la subdirectora y el jefe de cocina.
Así es como ahora ellas pasean sus platos humeantes desde la cocina hasta la recepción para dar buena cuenta de ellos ante las narices de los demás.
Sin embargo el bueno de Chris no tiene estómago para llevarse al buche algo del hostel sin que su gente en la cocina lo esté haciendo y ahora pega mordisco a su  sandwich de Mark&Spencer junto a la pila de los que está preparando para el lunch de los clientes.
Por su bondad también habrá sido que Chris le envolvió a Annika tres postres de panacota que  habían sobrado después de haberla tenido ayudándolo por nueve horas sin parar, y en esas fue que entró la directora a la cocina y los vio ahí, preparados sobre la mesada de aluminio. Según Annika los ojos se le dispararon hacia el postre y con rostro enrojeció le preguntó si acaso estaba pensando en llevárselos, y más incomprensible aún, según Annika, si quizá estaría pensando en metérselos en su nevera particular.
Eso me contaba anoche la encantadora germánica después de otra maratoniana jornada suya en la cocina. Su voluntariado de ocho horas diarias alargando como un chicle y sin embargo ayer la  directora seguía con su cabreo y la estuvo atosigando todo el día y  llamando a Chris por teléfono delante suyo para  para echarle la bronca por lo de la panacota.

Y ese Chris tan majo, cuando ya pensaba yo que gracias al grito que pegué y a su reacción favorable habíamos podido volver a hablar y deshacer el lío que hubiera podido existir, pues entonces, entro tan contenta a la cocina por la tarde y mientras la tenía a Annika empleada en la tarea de emplatar porciones de tarta  me manda a mi directa a adecentar el cuarto mugriento y el lavabo de mis terrores. Así que en un momento que vino a mirar le repetí con toda mi divina humildad lo que ya le había semi anunciado: "Chris, estoy pensando que en septiembre me iré, no quiero continuar por más tiempo con este tipo de tareas".

Annika es un encanto y vale para todo, eso en cinco minutos está visto, ella no tiene nada que ver, pero yo el año anterior y el otro acostumbraba a servir los platos y ahora ya no, eso también lo llevo bien observado, y si Chris me sacó anoche del zulo para hacer de ayudante de ella fue exclusivamente por carecer a mano de cualquier otro. 
Luego vino la recogida y el lavado a toda marcha. Ellos por su cuenta y yo por la mía. Terminada su parte Chris suele irse a casa un rato antes que los demás. Entonces se cambia y se acerca a despedirse. En esas estaba que me viene, me abraza y me suelta al oído: "Susanna, dejas los baños de maravilla".
¡A ver!, a mi que no me digan, o es un cabrón, o es un tonto de capirote, una de dos.
Espero que sea lo segundo, por que de lo primero estoy hasta la coronilla.

lunes, 18 de junio de 2012

Perro lobo

La llamada de la selva
Mandé un mensaje a los de Vaughan Sistems nombrándoles las páginas de este blog dónde los mencionaba y recibí contestacíón de mano del propio Richard/Cloverdale, o así parecía, dándome las gracias por haberlo hecho reír un rato y adjuntándonos "en primicia" a mi marido y a mi el boceto de un dibujo que le están haciendo en donde se puede ver su figura como retocada por photoshop emergiendo de un fondo neblinoso y con un amigo perro lobo en primer plano.
Abrí el adjunto y me entró la risa, sana, pero no le iba a devolver las gracias por lo mismo, así que le dije lo siquiente:
"Pues perfecto, Richard/Cloverdale, eso es lo que pretendo, hacer reír. En cuanto al retrato, muchísimas gracias, puede que lo ampliemos y enmarquemos para que presida el salón que no tenemos en Cambridge". 
En serio que quedé sorprendida y divertida de recibir respuesta, aunque por otro lado la espera de una gente que se muestra tan simpática.

¡Buena cantidad le debe de estar pagando Richard/Cloverdale al artista retratero!.
Ya llevaba razón mi marido cuando me decía: "Deberías haberte dedicado a la pintura".
De haberlo sabido le hubiera hecho llegar a nuestro profesor los dibujos que de él hice antes de venirme a CambridgeSi no fueron a parar a la basura, todavía deben de andar por casa.
O a lo mejor me equivoco y el retrato se lo está haciendo gratis algún artista seguidor, que ya se sabe que en ese gremio siempre se encuentran algunos dispuestos a no cobrar por su trabajo.

jueves, 14 de junio de 2012

Tomates británicos


Y pensar que al principio le llevé a Chris unos tomates crecidos en el Reino Unido, para que los viera, con la etiqueta sin despegar, porque parecía no darme crédito, y sin embargo yo los acababa de comprar en  el supermercado, finest tomatoes, muy sabrosos, por cierto.
Cómo iba a saber que los cultivan en invernaderos si ningún nativo me lo había explicado y hasta la fecha solo los había visto en grandes cantidades importados de España u Holanda.
Al emigrante hay que explicarle, hombre, para que se entere.

En el pueblo de mi infancia una vez iba por la calle del brazo de mi madre cuando nos cruzamos con un hombre negro que la saludó y al que ella respondió con una abierta sonrisa por si fuera de la vecindad. Al momento el varón se paró a negociar porque interpretó que mi madre le había dado la señal de estar por la labor de emparejarme con él.
"Pero criatura, a dónde vas, si ella está casada y  tiene dos hijos tan altos como tu", mi madre le dijo.
Mi madre hace como debe ser; ella sí que da explicaciones, para que la gente no ande confundida por estos mundos de Dios.
Hace poco otro hombre de procedencia subsahariana se le acercó por la calle para proponerle un arreglo, esta vez directamente con ella. "Mire señora, yo la veo a usted, sola en esta gran casa, y a mi usted, aunque sea algo mayor, veo que está bien y me podría gustar. Si quisiera, nosotros podríamos...".
También mi madre se paró con él a deshacerle la idea, "que no hombre, que no, yo estoy muy bien cómo estoy, tengo mi vida hecha y me encanta vivir sola, además tengo la casa de continuo invadida...".
El hombre se quedó sin mi madre y sin el patio de mi casa, aventurando que lo segundo le interesara, pero   doy por seguro que con la información le habrá quedado satisfecho.

domingo, 10 de junio de 2012

Maquiavelo

Chris deja las mañanas, un nuevo ayudante de cocina acaba de ser despedido y el resto tendría que estirarse más que una goma elástica para abarcar toda la franja horaria, así que la directora está abriéndose a  la posibilidad de ponernos a  Betty y a mi a cargo del desayuno.
Esto tan fácil de entender, me llamó Chris para explicar, a la vez que hizo venir a Jessy desde la recepción.
Al terminar su discurso enfocó la mirada hacia ella y  le dijo: "Jessy, por favor,  ahora tradúceselo".
Entonces entendí.
Salté como un resorte, en inglés y a los gritos.
Después de dos años no me lo esperaba.
Para eso la había requerido a Jessy.
Para ese golpe de efecto en su teatrito.
Y si es que no se entera, peor para él.
Adiós aires de Maquiavelo para adornarlo.

Chris se fue del hostel y luego volvió, porque en otro lado no le fue mejor y la directora lo repescó para esta cocina que en el fondo ama, o ama sentirse el rey en ella.
Mientras estuvo afuera decepcionó terriblemente a su pupilo Jamie, y algo menos a James, llamando a unos  anuales clientes de grupo para advertirles de que el esmerado servicio al que él los tenía acostumbrados pudiera caer en picado; de lo cual se enteraron James y Jamie cuando el director de la expedición se acercó a felicitarlos.
El que en realidad está actuando ahora en favor mio, si así se pudiera llamar, es su hijito de nueve meses.
Ese niño es un pelirrojo precioso, sonriente y vivaz (lo pensaba de antes, no se vaya a creer); se nota que está creciendo al lado de su mamá Victoria. 
Agotada la baja maternal Victoria se ha reincorporado esta semana a la recepción en horario de media jornada y piensan turnarse con Chris para el trabajo y el cuidado de la criatura. 
Trifulcas aparte, ese niño goza de suerte con los padres que le han tocado.

jueves, 7 de junio de 2012

Mi marido y Cloverdale

Addenbrooke's Hospital
Estoy segura de que Berta Canals va a resucitar la carrera literaria de mi marido, no obstante me dijera que lo veía casi misión imposible.
- Tu nunca pierdes la esperanza, ¿verdad?, me preguntó.


También me preguntó si era disléxica. 
¡Lo que me faltaba!, pensé.

A propósito de las clases de inglés tengo que decir que mi marido se aficionó este invierno a mi profesor Cloverdale Vaughan y se pasaba horas frente a la pantalla en su compañía.
¿Será que te has vuelto gay?, le hubiese preguntado, de no estar cien por cien segura de su preferencia por  las mujeres.
Ahora se me ocurre que podría mandarle un mensaje a los de su compañía, los de Vaughan Sistems, que es gente toda que me cae muy bien, o eso es lo que percibo a través de sus audios y vídeos.

miércoles, 6 de junio de 2012

Misión imposible

Misión Imposible
Los mensajes que recibía mi marido por parte de las personas que podrían haberle procurado la comercialización de su última novela eran muy amables y realistas:
  • "Es difícil escribirte este email, tu novela es de texto impecable pero los editores no van a querer comprarla. Ahora mismo buscan historias con principio y  final, con peripecia y trama explicable, con personajes de vidas parecidas a las reales con los que puedan identificarse...". 
  • "En estos momentos me veo incapaz de vendértela, quizá más adelante, cuando el mercado se normalice..., lo lamento de veras".
  • "Dudo de esta novela, que es más bien una no-novela, excéntrica y genialmente escrita, sin duda, pero que desde el punto de vista editorial no supone un avance con respecto a otras anteriores tuyas. Siento tener que decírtelo...".                                                        
Con lo cual, doy gracias al señor de los cielos de que Berta Canals, la super agente de la literatura, contestara.
Nuestro hijo Simón le acercó a la agencia los libros publicados y le mandé por correo electrónico dos novelas inéditas con la siguiente nota:
""Mujer en la carretera" es una novela agradable y fácil de leer, a casi nadie podría disgustar, pero tampoco levantar pasión; escrita hace tiempo no es mejor que otras escritas por mi marido.
Su obra más reciente, de título provisional, es mucho menos tibia. El piensa que es la síntesis y la esencia de todo lo que escribió antes; una novela que puede asombrar y su mejor creación".

martes, 5 de junio de 2012

Conexión norirlandesa

Nos despedimos el húngaro y yo en el jardín del hostel tras desencadenar nuestras respectivas bicicletas. ¡Hasta la semana que viene Peter!, ¡hasta la semana que viene Susanna!.
Él trabaja conmigo los lunes y martes.
Llego a mi nueva vivienda, me preparo la comida y en eso que estoy yendo por el pasillo con la bandeja, que se abre la puerta de entrada  y aparecer a él. 
- ¡Pero Peter!, ¿que haces aquí?, ¡no me digas que vives en esta casa!.
- No, soy el limpiador.
- ¡¿El limpiador?!, ¡esto es increible!, ¡con la de casas que hay en Cambridge!, yo no salía de mi asombro.
- Él también quedó sorprendido, aunque supongo que dio antes con la conexión. 
Resulta que mi marido y yo estamos ahora alquilando habitación en una propiedad del novio de la directora del hostel, y si Peter empezó a trabajar allí  fue por intermediación de ese sujeto.
Nordirland Connection, podría decir, porque el novio de la directora es un pelirrojo norirlandés, del cuál me reservo la opinión para más adelante.
A saber porqué me figuré que Peter gozaba de un empleo de jornada completa como preparador de sopa minestrone en un restaurant de Addenbrooke's Hospital, pero no. Lo que de veras ha conseguido tras siete años residiendo en el Reino Unido es un trabajo de limpiador de cincuenta horas semanales repartidas por toda Cambridge, entre ellas las de arrancarle de madrugada la grasa a la campana extractora de algún fogón hospitalario, según imagino ahora.
"Yo soy de un país en medio de la nada", "ni siquiera contamos con equipo de fútbol decente", le he escuchado decir. Por eso será que no le tiene demasiada afición a ese deporte, originario de Inglaterra.

Cubo de Rubik

Cubo de Rubik
Hoy le he dicho a Jessy que si no mejoran las cosas es posible que regrese a mi casa de España y me ha dicho:
-"Entonces, ¡¿tu tienes una casa en España?!, pues qué haces aquí".
Jessy no se entera; es desconcertante. Ha visto mis fotos en Facebook, voy cada tres meses allí, le cuento.
Con razón se ha sorprendido de que me acordara de que su relación con Victoria fue mala desde un principio. 
-Es que Jessy, en realidad soy periodista y estoy aquí para escribir sobre Cambridge.
Ningún efecto. Lo sabía. Ni que le hubiera dicho que era domadora de leones. Una vez ya le dije e incluso le conté que había escrito algo sobre ella sin que me preguntara tan siquiera qué.
Supongo que más interés le hubiera despertado si hubiese sabido del cierto que yo era la creadora de Bridget Jones camuflada de limpiadora.
O puede que a mi me vayan las historias de los demás, como a otro resolver el cubo de Rubik, o a ella Sam.
Él, que es de Nueva Zelanda y muy agradable, se fue a Bath por dos días libres que tenía y esta mañana Jessy estaba  atacada de los nervios.
- ¿Te parece que debo ponerme celosa?, me pregunta, Sam me ha dicho que anoche salió a tomar unas copas con una holandesa, un alemán y una canadiense que había conocido en el hostel de allí.
Y es que Sam se le había ido a Bath por dos días libres que tenía y ella estaba atacada de los nervios.
- ¿Celosa?.
- ¡Con lo guapas que son las holandesas!.
- ¿No te ha contado?.
- Sí.
- Pues entonces no hay problema.
- ¿Tu crees?.
-  Y con un alemán en medio menos. 

lunes, 4 de junio de 2012

El guardaespaldas


Anoche por primera consideré con mi marido la posibilidad de regresar a España en otoño.
Después de hablar con él por ordenador pasé a las canciones en Youtube y  justo di con la de Whitney Houston en  El Guardaespaldas, I will always love you, Siempre te amaré, que me facilitó el derramamiento de cuatro lágrimas de despido adelantado.
En esta mañana de fiesta monárquica, circulaba bajo la lluvia por una avenida apenas transitada cuando se me ocurrió que con esta ciudad yo viví nada más llegar una especie de enamoramiento que con el pasar del tiempo se ha ido   trasformando en un amor más profundo y criticón. 
También se me ocurrió que a lo mejor hasta me beneficia que ella se esté portando así de díscola conmigo. Al fin y al cabo las historias de amores imposibles siempre han gozado del favor del público.
Algo que siempre le deberé es mi progreso sobre las dos ruedas. Si hubiera circulado al principio por esa calzada, a esa velocidad y con esos pensamientos seguro que me hubiese pegado la gran castaña.

sábado, 2 de junio de 2012

Niña mimada

Tren de lavado
- No Berta, no pretendo ser escritora, le dije a la mítica mujer.
- A ver si no, yo eso lo leí, me contestó ella.

Supuse que habría leído la parte de la carta que mandé a una editorial de Barcelona.
Por suerte ahí dejó el asunto.
Lo gracioso es que la mítica mujer quedó interesada en mi persona por lo poquísimo que le conté.
Entonces, esto me basta.

Mi marido todavía no ha regresado a Cambridge desde entonces.
Inmediatamente después del primer encuentro Berta salió de su casa con el último manuscrito de mi marido bajo el brazo camino de una reunión de junta directiva dónde iba a proponer a los de la editorial del grupo su  rápida publicación.
También le ha pedido Berta a mi marido que junte todos los cuentos, publicados e inéditos, para ver de hacérselos editar en una potente editorial sudamericana que ella se sabe.
Yo estoy bastante ilusionada. Le aseguro a él que esta vez será.
Mi marido prefiere mantener la calma.
Ya le sucedió en alguna otra ocasión, que le prometieron.

"Y tú a espabilar, que tienes un aire de niña mimada...", me dijo Berta en la despedida del primer día.
¿Tendrá algo de malo ese aire?, pensé.

viernes, 1 de junio de 2012

Tren de lavado

Yayoi Kusama - Soul under  the moon
En las habitaciones tuve que convencer a Betty de que estaba perfectamente satisfecha de que Chris la hubiese elegido a ella para introducirla en las artes de preparar el desayuno inglés.
-No ves Betty que a mi me tocó suficiente regalo con que vayan a publicar el libro de mi marido. Así estamos más repartidas. 
-¿De verdad no te molesta?
- A ver ¿cuanto tiempo llevas en el hostel?.
- Un año.
-¿Ves?, yo llevo dos, ya es hora de que me vaya. ¡Te ha tocado a tí!.
- Yo a veces también pienso irme, pero me daría pena, por la gente.
- Si fuera por eso..., yo dejé a mucha en España, pero vine para la aventura, ¿lo entiendes?, y a este hostel ya me lo conozco demasiado.
- Oh, Susanna.
- No te preocupes mujer, vendré a las partys. Además, Chris no me quiere en la cocina. ¿Te has fijado?. Ni siquiera me pone a servir los platos. Voy a empezar a concentrarme en lo mio y a pasar del resto. Hoy hasta me he puesto los auriculares.
- ¿La radio?
- Sí, total, para el washing up no necesito escuchar otra cosa. 
- Le he preguntado a Chris que pasaría contigo y me ha dicho que no me preocupe, que más adelante también te proporcionaría horas.
- Ya estamos otra vez: "Susanita, Susanita, tu que lo necesitas, voy a regalarte otra horita", me lo conozco.
Mira que casualidad. Justo el día que empieza a entrenarte a ti, se le ocurre volver a abrazarme.
- Bueno, será que es cariñoso, James a mi a veces también me abraza.
- Sí, muy cariñoso, pero no me gusta el jueguecito que se lleva. Hoy le he dicho, sorry Chris, y lo he dejado con los brazos en el aire.
- Puede que lo haga sin darse cuenta.
- Pues si no se entera, peor.
- Mmm.
- Ya sé Betty que es un buen hombre, lo digo en serio, lo que pasa es que le gusta sentirse el jefe.
- ¿Tu crees?.
- A mi no me importaba, eh, mientras se portaba bien, pero ahora ya no. Se acabó con la española.
- ¿Siii?.
- ¿A que no se le hubiera ocurrido ir a achuchar a la  inglesa que estuvo trabajando aquí el otro día?.
- ¿Qué inglesa?
- Una chef de otro hostel que vino a ayudar.
Físicamente no estaba mal.