BodyPump - S.M. |
Ante el batacazo sufrido creía que terminaría aquí. Para dedicarme a desintoxicarme de lo que había venido siendo mi sustancia psicotrópica durante siete años. Esperando aguantar el mono con buena cara. Pensé que me dedicaría a leer más, en el hueco que se me abriría, a ver.
Algo de novela he leído, de papel, con los dispositivos electrónicos apagados, recostada en cama en la habitación de mis hijos, con las nalgas agradecidas por el justo mullido del colchón más nuevo y las espaldas sujetas por cuantas almohadas y almohadones encuentro a mi alcance, bañada y calentada por el sol que entra de costado, una caricia en la debilidad, pero pasa que no puedo concentrarme en paz teniendo mis deberes de comercial al frente. Así que me levanto, me sacudo el resfrío y comienzo a darle en ese sentido. Con un ímpetu recobrado que poco me dura. Se estrellan mis ganas ante la falta de respuesta. Se me muestra evidente que tengo que dejar de insistir en ese terreno también; que lo esperado saldrá si tiene que salir, como fruto de la siembra pasada, y a lo sumo debo prestarle un seguimiento de lejos, con envío de emails masivo a cada tanto y a otra cosa mariposa.
Un efecto positivo de la caída brusca de las expectativas que tenía depositadas en estas entradas es que se me cortó equivalente de cuajo la dependencia de ir a mirar a cada rato las estadísticas de visitas, algo que comenzaba a rayar en la atadura estrecha y ha supuesto un aligeramiento sin tener que ponerle voluntad.
Lo peliagudo es que me he quedado con una espesa niebla al frente, sin nada que vea en el horizonte o sienta brotar dentro de mí susceptible de reemplazar a mi perfecto sueño caído. Es un sentimiento de fracaso y una duda: ¿Cómo podré darle crédito en adelante a cualquier otra revelación que se me aparezca cual conejo de Alicia para indicarme el increíble fabuloso camino de mi suerte?,¿cómo podré seguir, dejada de mi país de la alucinación maravillosa?.
Un efecto positivo de la caída brusca de las expectativas que tenía depositadas en estas entradas es que se me cortó equivalente de cuajo la dependencia de ir a mirar a cada rato las estadísticas de visitas, algo que comenzaba a rayar en la atadura estrecha y ha supuesto un aligeramiento sin tener que ponerle voluntad.
Lo peliagudo es que me he quedado con una espesa niebla al frente, sin nada que vea en el horizonte o sienta brotar dentro de mí susceptible de reemplazar a mi perfecto sueño caído. Es un sentimiento de fracaso y una duda: ¿Cómo podré darle crédito en adelante a cualquier otra revelación que se me aparezca cual conejo de Alicia para indicarme el increíble fabuloso camino de mi suerte?,¿cómo podré seguir, dejada de mi país de la alucinación maravillosa?.
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