viernes, 2 de enero de 2015

Carry on failing o Historia de Mr James Dyson

Esquema de un ciclón
inglés
Lo útil a extraer de la experiencia de Mr. Dyson


"Acerca de los inventores existe el mito de que solo es necesaria una buena idea para hacer una fortuna con ella, pero en la vida práctica no funciona de este modo. Tu empiezas con un problema que tratas de solucionar. Construyes prototipos, cientos, miles. Con frecuencia la idea y los problemas que se plantean al inicio van transfigurándose paso a paso hasta resultar bien diferentes al final de lo que eran en un principio. Al margen de cualquier definición, lo importante es el camino, de etapa a etapa, de prototipo a prototipo. Durante el proceso llegas a multitud de fallos o se presentan contratiempos y cada revés es nuevo punto de arranque, pues cuando algo funciona mal te das cuenta de porque lo hace y empiezas a pensar en ideas o maneras  para solucionar ese problema, entonces lo útil a extraer de mi experiencia sería "continúa fallando, eso funciona"", dijo en alguna entrevista James Dyson, según versión de S.M.


Mi experiencia con Dyson

Tuve un aspirador Dyson DC05 del que estaba literalmente enamorada. Nunca me falló en catorce años. Las dos únicas veces que un achaque interrumpió su excelente labor de ayuda, llamé al servicio técnico que de un modo simple, rápido y efectivo me lo volvió a poner en marcha. Hasta que como a todos, antes de que se logre la inmortalidad, le llegó su término en esta tierra por la variante de los viejos de fundirsele el motor. Me pregunto cómo podía pasar antes sin él, con alfombras y tanto animal. Aunque no era necesario que se fuera al cielo de las maquinarias para darme cuenta del aprecio que le tenía, así era que lo llenaba de simbólicos besos cada vez que lo sacaba. Si bien el DC05 forma parte ya de mi historia, tuve que movilizarme rápido para conseguir cuanto antes otro de parecido tallaje moral, es decir, grande en facilitarle la existencia a otros, pues en el interín conté con unos sustitutos que exasperaban mi ánimo, peor que de juguete barato, difícil de entender su nula capacidad.

Entonces fui a la casa de mi madre y aprovechando la visita de mi hermano Mateo nos sentamos los dos frente el ordenador a tratar de comprar en la tienda virtual Dyson. Al final él me lo regaló. Un aspirador de trineo sin bolsa y sin filtro que extraer, mi flamante DC52 con parte color mostaza. Gracias hermanito. Fue casualidad y bien oportuno que en esos días de manejar a los inútiles me llegara de  Dyson un email con el código para un considerable descuento a sus antiguos clientes en sus compras por motivo de la inauguración de su tienda en linea en España.

Esquema de un ciclón español
Historia de Mr. James Dyson

El inventor, diseñador industrial y emprendedor James Dyson, antes de ser incluido y definido en la Wikipedia de este modo, se hallaba allá por 1979 contrariado al constatar como su aspirador doméstico Hoober* perdía  succión a la que un mínimo de polvo se juntaba en la bolsa recogedora, pues en su embocadura y paredes se acumulaban las partículas que obturaban el paso de la nueva suciedad hasta ese depósito descartable. Desmontó entonces el electrodoméstico para ver de ingeniárselas de un modo más efectivo. A la vez por azar acudió a un almacén de maderas a comprar restos secos para la lumbre, donde observó a los gigantes ciclones de casi diez metros de altura con sus bocas extractoras instaladas por encima de las maquinarias a fin de capturar el serrín, separarlo del aire y llevarlo afuera. Ahí se le encendió una luz y corrió a reproducir en cartón y tamaño reducido uno de esos conos que instaló en reemplazo de la bolsa en su pequeña Hoober*, dando inicio a su carrera en pos de lograr el eficiente aparato que funcionara con su idea.
Cinco años después, financiada en parte la labor con el sueldo de su esposa profesora de arte, dio en tener listo para sacar al mercado un nuevo concepto de aspirador, sin bolsa y de más potente succión.
Invento que por más que peregrinó ningún fabricante de los existentes quiso considerar en serio, tomado incluso a risa por la empresa Hoober. Entre las razones del rechazo, la ominosa probable contingencia de que su manufacturación y éxito pudiera desbaratar en proporción inversa a la industria montada en torno a las exclusivas y costosas bolsas de recambio, que tan alargado y lucrativo negocio les tenía asegurado.

Tras algunos intentos fallidos de comercializarlo por su cuenta, encontró James Dyson una compañía dispuesta a comprarle la licencia, la japonesa Apex Inc., que lo fabricó y empezó a vender en Japón en 1986. En la más amante y avanzada de las sociedades en artefactos de alta tecnología resultó un acierto la apuesta por ese curioso aspirador, de nombre G-Force, con un exterior rosa flamingo nunca visto en electrodoméstico. Su exoticidad unida a sus impresionantes prestaciones y a su costoso precio lo elevaron a objeto de codicia, señal de status. En 1991 ganó premio en la Internacional Feria de Diseño celebrada en Tokio.

Pasado el período de ir puerta por puerta de los grandes fabricantes escuchando entre los argumentos en contra que no podían tomar el ingenio por provenir de un desconocido, James Dyson maduró que justo podría transformar ese punto flaco en su más fuerte. Asociaría su nombre a una identidad comercial que se labraría por su cuenta y con el tiempo la gente preferiría comprar algo hecho por un emprendedor con su impulso que el producto de una gran compañía con su reconocida marca al fin y al cabo impersonal.

"Mi vida y mi día a día están llenos de fracasos", dice James Dyson según S.M., "cada fracaso te ayuda a mejorar, te hace descartar, te aligera, te abre a una nueva oportunidad", "confía en tu criterio, presta oídos sordos al vulgo detractor de tus extraordinarias ideas, incentívate a ti mismo para llevarlas adelante y déjate aconsejar solo por los que creen en tus posibilidades". El ánimo investigativo le venía a James Dyson desde siempre. Sus hermanos también eran creativos. En la escuela de diseño ideó y llegó a fabricarse una especie de lancha recoge embarcaciones y antes de enervarse con el problema doméstico de su aspirador convencional, se encontró con la incomodidad de la carretilla de obra, fácil de tumbarse y hundiéndose en el fango, por lo cual pensó en recrearla, más ancha de patas, en plástico o fibra de vidrio y con bola neumática en lugar de rueda.

Ciclón industrial
Circula otra versión del momento inspiracional para el revolucionario aspirador. Cuenta que James Dyson se encontraba en el taller de la empresa que tenía con otros socios tratando de encontrarle mejor solución a la recogida de las partículas diseminadas en el aire durante el proceso de cromado de los caños de la carretilla de bola,  la Ballbarrow* de su invención, cuando alguien le pasó el dato de que en los aserraderos usaban ciclones industriales para limpiar el ambiente de micro virutas. Allí se fue, a un polígono cercano, a observar y tomar apuntes, desde afuera, desde adentro, metiéndose sin nadie que lo viera, a estudiar esos espacios conoidales en cuyos senos se producían las fuerzas centrífugas que disparaban los corpúsculos en dirección contraria al aire liberado de ellos, que bien alumbró podría él aprovechar en reducido para separar el polvo sin opturar en la máquina de sus pensamientos. Por lo pronto corrió a implementar los ciclones en sus talleres para la Ballbarrow.

Tras catorce años y 5.127 prototipos James Dyson sacó al mercado en el Reino Unido la primera aspiradora de doble ciclón con su propio nombre, la Dyson DC01, fabricada en sus propias instalaciones, que al igual que su centro de investigación pudieron pasar de sueño a chapa y cristal en naves ancladas en terrenos de Malmesbury, próximos a Bristol y Bath, gracias a las regalías del Japón. James Dyson fundó su propia compañía, Dyson Ltd. en 1993.

El mercado se le resistía al principio en su país. El reclamo de mayor succión sin pérdida de eficacia era frío y quedaba corto entre los potenciales clientes como para incitarlos a adquirir una marca desconocida. El toque caliente llegó con un spot en televisión que con su eslogan "Diga adiós a la bolsa" dio en el blanco del ánimo adquisitivo general y lo que venía siendo un goteo de ventas pasó a dispararse logrando en el país de los suelos enmoquetados un crecimiento nunca visto en aspiradores, convirtiéndose en año y medio en la marca más vendida en Gran Bretaña. Cuando en 2002 lanzó su producto en los Estados Unidos fue un éxito inmediato. En tres años logró copar un veinte por ciento del mercado en cuanto a unidades vendidas. En lo que hace a valor de negocio pasó a firma líder.

"La mayoría de la gente sigue el camino lógico, pero a mi me gusta pensar en manera opuesta a la convencional para hacer algo, coger la supuesta vía errónea de pensamiento, que conduce a un diferente canal exploratorio y a lo nuevo encontrado que pueda surgir de ahí", se expresaba James Dyson, en una entrevista, según traduce e interpreta S.M. de lo entendido y transcrito por el periodista.


La noticia de ayer en el diario El País es que tras su reciente adquisición en la campiña británica Sir James Dyson, se ha convertido en el ente jurídico individual poseedor de mayor cantidad de tierras en Inglaterra, por encima de los grandes nombres de la aristocracia terrateniente, incluida la Reina Isabel II, la misma que en 1997 lo condecoró con la Cruz de Comendador de la Orden del Imperio Británico.


James Dyson registra a cada paso una patente a su nombre, o al de la compañía de su exclusiva propiedad, tiene unas dos mil sacadas hasta ahora en el Reino Unido. Le quedó de su experiencia con la Ballbarrow, cuya patente registró a nombre de la sociedad compartida, y cuando fue sacado por sus socios de ella, se quedó sin los derechos, con lo cual voló lejos de su propiedad su invento. En 1986 registró su primera patente en los Estados Unidos. Hay que tener cuidado, por lo visto a cualquiera con algo de idea le puede surgir una patada desde su propia casa. 

En la actualidad está presente su compañía en más de 65 países. Ha puesto en el mercado el ventilador sin aspas, el secador instantáneo de manos, el calefactor de aire sin partes calientes, o mi actual aspirador, recomendado su precedente por mi bien inglesa amiga Alison, allá por los tiempos en que en España la marca estaba aún por ganarse un nombre. Y siguen sus ingenieros, más de 1.000, investigando para el desarrollo de emocionantes nuevos proyectos. En 2002 instauró un premio en apoyo a la inventiva de los jóvenes ingenieros y diseñadores, James Dyson apoya a las nuevas generaciones en el diseño, la ingeniería, la invención y la innovación, áreas que cree fundamentales para que el progreso de su país; en 2002 instituyó un premio para ello, así como planificado acciones en escuelas industriales o de primera enseñanza. También ha creado polémica, por sus opiniones con respecto a la unión europea, o al trasladar la manufactura de sus electrodomésticos a Malasia. Ha entrado en juicios por patentes... En fin, para mayor información invito a investigar por cuenta propia.

*Hoober es una marca de aspiradores que de tan popular extendió su nombre, entre otras acepciones, a nominar a la acción de aspirar en general; algo así como Minipimer o Túrmix en España pasaron de marca a nombrar al genérico triturador manual de cocina.
* Ballbarrow es el nombre dado a la carretilla de bola neumática invento de Dyson. Siendo que es nombrada en inglés wheelbarrow la carretilla normal de rueda.

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