viernes, 26 de junio de 2015

Julia y la mamá grande

Podría ser Julia la que interpretara el personaje principal de estas páginas, o ser ella la productora, si le cuadrara mejor y buscar a otra actriz para el papel. En su caso se da a la inversa el impedimento con que suele toparse una latina en el cine de los grandes estudios americanos, y es que Julia no es hispana. Igual se podría adaptar la historia a una gringa anglosajona de ascendencia medio alemana con marido escritor de culto argentino atascada en su pequeño rancho en los páramos del desierto mejicano yéndose al otro lado del atlántico en busca de lo indefinido. Encontrarían seguro una solución, para ello existen los creativos de la pluma en Hollywood, o mi marido, o yo misma, o se podría montar una de esas tormentas de cerebros entre todos, con rayos, truenos y chispas que saltan, a ver si surge algo. Eso sí, necesariamente debería recalar Susanna, o como quisieran llamar a la protagonista de esta historia, en el Cambridge de Inglaterra.

Me imagino lo que le encantaría a Berta Canals recibir en su casa de campo a Julia Roberts, Salma Hayek, o Penélope Cruz. La llamaría y le diría, qué te parece Berta si te vengo a visitar con Julia Roberts, Salma Hayek, o Penélope Cruz, o dos de ellas a la vez. Berta se pondría buena de un salto, estoy segura, y comenzaría a dar órdenes a su ejercito para recibirlas según acostumbra, a lo grandioso, oficiando la ceremonia desde su trono, cual emperadora anfitriona.

"Yo soy soocialista y re-vo-lu-cio-naria, de toda la vida  y para el resto de mis días", nos dijo con ojos entrecerrados y golpeando con el puño sobre la mesa de comedor, la segunda vez que fuimos a su casa, después del almuerzo al que nos invitó, a mi marido y a mi. Seguro que a Julia, Salma, o Penélope, con exacta deferencia las trataría, pues nos dijo Berta  "para mí, entre los de nuestro ambiente creativo no existen las clases sociales", luego de que en ocasión de conocernos en persona se pusiera al borde de las lágrimas y a pedir a sus sirvientas de uniforme que le fueran a por cigarrillos, que de tiempo no fumaba, y encendió con temblor de cuerpo entero junto a los nuestros el suyo, que igual teníamos dejado por largo el tabaco, para calmar el ansia que le había provocado saber de mis tribulaciones en Gran Bretaña, "¡en la vida había escuchado algo así!,¡de una hija de tal padre!, ¡el único latifundio de Catalunya!", y para celebrar lo bueno de que ella nos iba a echar una mano tomando personalmente a su cargo la representación de la obra de mi marido, un auténtico regalo de navidad, nos dijo, que le había supuesto, pues fue sobre esas fechas cuando abrió la carta que le mandé, ofreciéndole a un autor al cual los escritores y críticos por ella más admirados y respetados calificaban de personalísimo y extraordinario. "¿Cómo será que no te conocía?... ¿cómo será que nunca nos cruzamos, chico?... le iba diciendo Berta a mi marido, ...¡mira que debe de haber habido ocasiones!..."

Ahora llevábamos mucho sin saber de ella. Cuando en rapto de emoción tomó a mi marido bajo su ala, Berta se ocupaba en persona únicamente de sus seis premios Nobel de Literatura y de algunos otros augustos escritores representados por ella desde antes de retirarse al pueblo de sus ancestros, para volver al cabo a la ciudad a retomar las riendas de su agencia literaria y marcar las directrices desde su espaciosa vivienda-despacho en la planta alta de las varias que ocupa su empresa en un noble edificio sito en la arteria Diagonal de Barcelona.

Por ende, el caso de mi marido era único y aparte. Berta hizo que su secretaria instalara su obra publicada y la inédita en un estante cercano a su cabecera en el despacho; para tenerlo presente, supongo, y gestionarlo. Así que, si ella se pone pachucha, y se retira en parte de sus ocupaciones, los manuscritos de él quedarán huérfanos los primeros, sin otro agente de su factoría que sepa siquiera de su existencia, imagino, a la espera sobre el anaquel a que la mamá representante sane y los vuelva a mover adelante. Aunque es una inmensidad de cerebro y pasión vital, hay que tener presente que Berta cuenta cerca de los ochenta y cinco años y le aquejan algunos males, entre ellos su volumen y tener que andar en silla de ruedas.

Lo suponíamos por la falta de contacto, mas de rebote, por una sonada noticia sobre celebridades en la prensa, nos hemos venimos a enterar de que ella no debe de andar muy fina. La bomba era que el escritor peruano-español, de setenta y nueve años, radicado en Madrid, homenajeado Premio Nobel en el 2010, Mario Vargas Llosa, desde 1966 representado por Berta Canals, su mejor cliente junto al colombiano Gabriel García Márquez, se había separado de su esposa Patricia. A la par de celebrar los cincuenta años de matrimonio con hijos, nietos, pompa y champán Dom Pérignon en su piso en central Manhattan el escritor estaba entrando en conocimientos en Madrid con una dama de la sociedad y reina absoluta del papel couché español, muy mona y glamourosa ella a sus sesenta y cuatro años, ex mujer del cantante Julio Iglesias, madre del cantante Enrique Iglesias, ex mujer del viticultor Marqués de Griñón y reciente viuda de un ex ministro socialista. En relación más adentrada la pareja, pues el conocerse venía de casi treinta años atrás, cuando en 1986 ella lo entrevistó en Misuri, Estados Unidos, para la revista ¡Hola!*, estando por la época ella habitando con el ministro Boyer, con el cual contrajo nupcias en 1988, y se dio de hacerse los dos matrimonios amigos, de salir a cenar o a comer, en Madrid o Marbella, que era sobre todo la amistad entre los dos hombres la que primaba, según cuenta Isabel, que así se llama la mujer, en el susodicho medio de su plena confianza y negocios, ahora que el fresco sentimiento entre ambos parece estar virando hacia algo más profundo. La primicia en ese semanario del corazón, tomó por sorpresa e indignó sobremanera a la familia de él. Vargas Llosa, corrido por los periodistas, alcanzó a declarar: "Solo confirmo que soy un hombre separado".

¿Quién le llevará a partir de ahora los asuntos a Vargas Llosa?, se pregunta la prensa de todo tipo, siendo como era su esposa Patricia la capitana que con cuerpo de secretarias le organizaba la vida, los viajes, las finanzas y todo lo que no tuviera estrictamente que ver con el hecho de escribir. En el discurso de investidura del Premio Nobel, Vargas Llosa la reconoció por su eficacia:
"Perú es Patricia, la prima de naricita respingada y carácter indomable con la que tuve la fortuna de casarme hace 45 años...... sin ella mi vida se hubiera disuelto hace tiempo en un torbellino caótico y no hubieran nacido Álvaro, Gonzalo, Morgana, ni los seis nietos que nos prolongan y alegran la existencia. Ella hace todo y todo lo hace bien...... es tan generosa que, hasta cuando cree que me riñe, me hace el mejor de los elogios: "Mario, para lo único que tú sirves es para escribir" ".
Al llegar a la parte más íntima y emocional de su discurso, su voz quebró y ojos anegaron, en una emoción que transmitió a la sala entera en Estocolmo. Berta Canals, sentada en primera fila, temblorosa como el flan que diría, en lágrimas que le corrían, tocada igual que los demás implicados por las palabras del nuevo ganador de su cuadra, "es la mejor manera de terminar mi vida de agente", pronunció. Dos días después, en plena semana de celebración en Suecia tuvo que correr a Barcelona por fallecimiento de su marido.

¿Quién le llevará los asuntos a Vargas Llosa, se pregunta la prensa, ahora que su agente literaria lleva tiempo en horas bajas, delegando en personal de su plantilla la firma de contratos y demás acciones en favor de su representado?. He ahí la pregunta y datos que atañen a mi familia. Si Berta Canals está fuera de disposición para atender al Nobel, se puede imaginar en qué especie de limbo quedarán los posibles contratos para el autor que es mi marido.

Ojalá lo de Berta sea transitorio, un simple lapso de estrés mental, un decaimiento que el poder de sus gemas le cure, o sus doctores especialistas, o su quiropráctico masajista oriental, ojalá su astróloga le prediga salud y energía para largo, y acierte.

"Come, reza, ama", película basada en las
memorias de la autora norteamericana
Elizabeth Gilbert
Entonces, si Julia hubiera llegado a leer mi mensaje, si superada cualquier inicial sospecha, por misterioso llamado, hubiese llevado hasta mi blog, si dominara el español tanto como para leer en ese idioma sin resultarle harto dificultoso, o tuviera la tan fuerte intuición como para mandar a traducir, o aplicar ella misma el traductor incorporado a fin de enterarse antes, si llegara a desentrañar a través de las páginas la historia... que no salta de primeras a la vista... ¡demasiados condicionales!, diría con razón mi marido... ahora que se encuentra ella en Cabo San Juan, México, de vacaciones con su familia, es decir, no en mitad de un rodaje con los sentidos de pleno en otra representación, es decir, con algo más de tiempo al ritmo de las olas o bajo los toldos para dedicarse a los comentarios de sus admiradores en línea... en fin... admito que lo tengo un tanto crudo.

Debe saber Julia que no se encuentra frente a una fan obsesiva; ni tan siquiera frente a una seguidora suya habitual, aunque sí haya visto muchas de sus películas y la admire como intérprete. Por cierto, si con la sustancia del libro de memorias de la escritora Elizabeth Gilbert salió una película, de lo mio podría salir un peliculón.

De interesarle a Julia, Salma o Penélope, podría ponerse en contacto conmigo a través de la dirección electrónica del blog y arreglar para conocernos. Que sepa Salma o Penélope que a ellas las baraje desde hace mucho. A Salma, más, porque se acerca al término en cuestión de edad. Pénelope por ser española. Julia porque apareció sin pensar. A las tres por ser grandes intérpretes que puedo imaginar metidas en mi piel. Podría ir yo para allí, o ellas para acá, a mi lo mismo me daría;  para hacerse siquiera una directa idea. 

Mario Vargas Llosa alquiló en un pasado no tan distante un pequeño autobús para irse de excursión. Cargó a su plena familia y allá que se fue, hasta la casa de Berta Canals en plena campiña leridana*, pues quería que sus nietos y todos los que no habían conocido a la señora catalana de la que tanto habían escuchado hablar en la casa tuvieran ocasión de hacerlo, a esa dueña que a los más chicos se les representaba como una especie de hada madrina flotando sobre su entera familia. Ir a su masía, dado que pocas veces en la vida acontece tener la posibilidad de presenciar a un fenómeno tal de la naturaleza. Quizá fuera un nueve de agosto, quizás para su ochenta cumpleaños que se acercaran a felicitarla.

*¡Hola!: Emblemático semanario de la llamada en España "prensa rosa" o "prensa del corazón"; revista fundada en Barcelona en tiempo de la posguerra civil, 1944, por el malagueño de la histórica ciudad de Ronda Antonio Sanchez Gómez y su palentina esposa Mercedes Junco. Su hijo Eduardo Sánchez Junco expandió el negocio fuera de las fronteras, en la actualidad cuenta con edición propia en 24 países, se exporta a otros setenta y cuenta con dieciocho millones de lectores semanales.
* Leridana: Perteneciente a la provincia catalana de Lérida o Lleida (en catalán).

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