martes, 13 de septiembre de 2016

Vida normal I

Miquel Barceló - Familia 2015
Guiado por el acontecer insospechado se está rellenando de muertos este relato que aventuraba repleto de hazañas vitales según fuera transcurriendo. Es lo que pasa. Pretendas lo que pretendas y por más que te sientas en la dirección, esta vida te sorprende con giros inesperados, y ahí está el espinoso o algodonoso acaecer, materia para que sigas elaborando. Aunque, pensándolo bien, a la larga, si se narra el día a día, está asegurado, aún en tiempos de paz y nula epidemia, que se vean a algunos fallecer, si se enfoca con la pluma en ello. Durante esta estancia de cuatro días en la casa de mi madre han sido tres los difuntos y he asistido a dos de esos tres entierros. Del cierto sabemos que así terminaremos, hasta que se invente la inmortalidad constatable por nuestro propio alargamiento hasta el infinito, en este formato actual de masa biológica auxiliada por ingeniería creciente o en inorgánica pluripsiquica existencia -a saber cómo nos desarrollaremos-, es decir, sin haber partido hacia el imaginado mundo del más allá, o el intuido, o el negado en absoluto, según el florido argumento de cada cual o la tendencia representativa de su conjunto.

El primero en irse fue un marido de entre los amigos de mis padres, de setenta y siete años. Estaba algo delicado de salud, pero su esposa lo estaba más y sin embargo goza ahora de buen aspecto y pasa a formar parte de la alta proporción de viudas dentro del grupo. Se le presenta a ella la cuesta de tener que vivir sola en una gran casona un tanto alejada, cerca del cementerio y más cerca aún de la posibilidad de que alguna panda de cacos pretenda limpiarla de antigüedades u otros valores mas fáciles de meter en sacas; o barajará con los hijos posibles soluciones para sentirse más acompañada. Había tres hileras de bancos llenas de políticos en la ceremonia de la iglesia, los vi sin saber, y como siempre que los descubro sin conocer, se me representaron como cuervos en traje, raros, diferentes de la otra gente, aunque vayan sin corbata, o vestidas de blusa corriente ellas. Estaban porque el finado, ahí en el ataúd, había sido con la entrada de la democracia el primer presidente de la diputación provincial y otros importantes cargos en la región. Por esos años de mayor pompa pública se centró el matrimonio en sus relaciones relevantes por la capital de la provincia, más luego regresaron a incluirse en su otro círculo mas de andar por casa. Era el hombre simpático, hablador y comunicativo. Dice mi madre que lo esperaba sentado en su mesa en las bodas, pues si les tocaba en el convite, tenían asegurado el chiste y el pasarlo divertido. Fue guapo, según mi criterio estándar, de buen porte hasta el final, e imagino que tendría carisma.

A la tarde de ese funeral llamaron las amigas a mi madre para comunicarle la muerte de la pareja de hecho del hijo de una de ellas, de una amiga bastante desconectada desde que se le cortara las venas en casa uno de sus cinco hijos, hará veinte años o más, en el chalet donde sigue residiendo auto confinada, algo embotada y bien contemplada y atendida por su marido. Su marido fue en su momento un revolucionario director de escuela pública, con ideas y actuaciones libres que chocaban al principio del cambio en el país, o que resultarían extravagantes aún ahora, no sé, consiguiendo quien lo amara y quien repudiara su estilo; tampoco sé si quedó algo de su legado. Coincide que este hombre es hermano del anterior muerto que he venido a contar; ahora caigo. Lo saludamos con mi madre en la escalinata de la iglesia al salir, entre la gente que iba bajando y encontrándose, estaba a unos cuantos escalones por arriba de nosotras y dijo: "Yo a estas niñas -señalándome- las tengo muy presentes". Vi que se mantiene flaco y movido.

Gran Elefant Dret - Miquel Barceló
Por azar sucede también que esta segunda fallecida es prima de mi cuñada Maite; prima hermana aunque solo se trató de lejos con las otras tres que eran, pues esta que ahora se ha ido por un cáncer linfático vivía más bohemia, alejada del meollo de su clan. Casualidad dentro del ámbito dela provincia. Mi cuñada se ha quedado afectadísima, por esta noticia y la que estaba por venir. Yo sabía que la entristecería cantidad antes de que le llegara por nuestra vía el aviso, pues dos años atrás había seguido el proceso de todo otro cáncer en otra hermana de esas cuatro; paso a paso acompañando en el sufrimiento hasta el final. Tenía la de ahora cuarenta años. Queda la incógnita de porqué mi cuñada no se enteró, tal cual la tuvieron al tanto por la otra. Ella, y mi hermano por consiguiente, asistieron entonces al funeral que coincidió con la invitación de mi hermana y cuñado en la costa, así que no pudieron estar allá.

Entre sol, mar, piscina y el indefectible banquete, mi hermana Clara recibió el otro aviso inesperado; el del fallecimiento de una allegada, conocida, amiga de cincuenta y un años. Esta había cursado en el colegio con mi prima Julieta; había sido la primera novia de mi hermano Pasqual; era con su marido del grupo de amigos para verbenas y demás de mi hermano Mateu y mi cuñada Maite. Le detectaron algo en el corazón hace unos meses, la estaban tratando y realizando mayores pruebas, pero se encontraba bien cuando la halló muerta su marido en la cama.

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