William Turner |
Quedé en el centro con Daniel, el hijo mayor de mi marido que se vino a Cambridge por el día con una amiga. Nos invitó a comer y después hicimos el tour para que Mariví conociera. Están los dos alojados en Londres, en la casa de la ex de Daniel, él se había venido a hacer un reportaje fotográfico y a ver a su hija; Mariví de turismo y a reencontrarse con sus antiguos inquilinos. Dani alquiló hace veintidós su primera vivienda en Madrid en el edificio de apartamentos del cual ella era la portera.
Se que hace veintidós años porque Daniel vino desde Buenos Aires para quedarse en España justo en las fechas del nacimiento de su hermano Lucas, mi primer bebé, y que el edificio era agradable lo se porque me contaron que ella le ponía ambiente con sus fiestas y apoyo a los jóvenes vecinos llegados de países mil.
Entre tanta confraternidad un ingeniero de Nueva York se prendó de su hija y pasados los años regresó a por ella para ir a instalarse a Nueva Jersey, a dónde Mariví viaja con frecuencia desde Asturias para que su nieta la conozca. Asturias es su tierra natal, a la que regresó en cuanto se separó de su marido, el hombre malcarado que recordaba Daniel y que nada tenía que ver con ella.
Mi bebé creció y se ha venido a encontrar perfectamente con su hermano empresario. Uno tiene todas las ganas de lidiar con los negocios y el otro las tiene de largarse a navegar por el mundo, que eso es lo que va a hacer Daniel, dejando a mi hijo al cargo.
Pueden estar contentos, ya están probando veleros, con más de cinco millones de parados en España y exterminadas la mitad de las empresas del país, su pequeña empresa de fotografía publicitaria y alquiler de platós les está funcionando mejor que bien.
Mi marido se fue a España por un mes.
Mi marido se fue a España por un mes.
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