domingo, 31 de julio de 2016

La verdad del peluquín

Práctica de caras - S.M.
Mi marido me transmite una calma extraordinaria. Podría pensarse que el es la pólvora comprimida y yo la crema balsámica, podrían pensarlo nuestros hijos, porque otros observadores cercanos de nuestra familiaridad no tenemos, pero se equivocan. Sucede que mi marido, con tener mucho nervio, vuelca en sus textos su gran poder de traca -disminuida, es comprensible, en los artículos del diario restringidos a temática local que tanto ansía poder dejar- reservándose una porción de tensión placentera para nuestra intimidad y otra para repartir entre los que le provocan el cabreo cuando le da el arrebato por el lado menos amatorio. Por lo demás, es un sueño de tranquilidad en el que da gusto sumergirse a su vera para que te envuelva en sus ondas. En la boda de mi hermana Agnès, hará dos años en septiembre, mi prima Julieta lo percibió. Pasado el evento, en la siguiente y última ocasión  en que la vi, me habló de la paz que mi marido le había transmitido, rememorando con un hondo suspiro esas caladas que me explicó, casi silenciosas de los dos, en los butacones al aire libre, tan relajadoras, de simple tabaco ¡eh!, sin necesidad de decirse demasiado, en una calma desconocida, en esa pausa de la celebración y el bullicio; definitivamente sí que lo entiendo -me dijo- es alguien de otro planeta, no me extraña que estés a gusto con él. 

Ahora está este marido mio, escribiendo su obra monumental, un experimento que lo conducirá a donde fuere de contundente o fallido y le desespera cuando, entre la presencia y asuntos de todos sus queridos, no lo dejamos avanzar. Lleva más de un año en ella y anda por el fin de los comienzos. No me deja ver ni un ápice hasta que acabe. Esta vez lo ha querido abordar con pausa y con todo el tiempo necesario sin la mínima presión para correr. Le tardará otros dos o tres años, si dios lo permite y no nos cortan antes la luz.

Por último una confesión personal. 

El retrato de Dorian Gray
Yo sostuve, inclusive para mí misma, y todavía se lo sostengo implícitamente a mi marido, que fue la inmobiliaria el motivo por el cual dejé de pintar; el tener que buscar ese trabajo de jornada completa, más ocuparme de nuestros hijos y de la casa. Sumándose a la falta de tiempo la falta de espacio, porque era un incordio tener que trasladarse de punto a punto con el caballete, los tarros, los tubos, según la actividad de la familia, mucho más complicado, aseguro, que ir rotando con un ordenador. Porque el proceso de preparación y entrada en la pintura era moroso y a la que me metía en el pincel ya tenía que irme. Más el coste costoso del material, a cierto punto imposible. Todo lo anterior es cierto, igual que todo lo anterior es una tremendísima excusa. 

   
Fiesta Mayor - S.M.

Cuando dispuse de algunas horas libres y un taller para mi sola -¡lo tuve!-, me turbó lo poco que rindió en obra creada. Me molestaba la vecina de enfrente, la cual podía salir a tender ropa a su balcón y desde ahí verme por mis grandes ventanales. O sus vecinos de encima, de los cuales nunca llegué a ver sombra pero igual los encontraba un obstáculo para mi libre expresión. O los del otro lado, que con catalejos quizá alcanzarían a evaluar como inmerecido tamaño local para tan poca maravilla pictórica. Llegué a comprar telas enormes, y botes carísimos de acrílico concentrado de los que no brotó el genio. El hombre artista plástico que me ayudaba a cargar, el que claveteaba los marcos en el lugar de Barcelona donde me proveía del material, pensaría que yo era una pintora de grandes exposiciones. De hecho allí compré los bastidores para la conjunta que expusimos en la sala principal del palacio municipal con temática de las fiestas populares; un vacío que llené como pude. Pintaba, dibujaba, pero no me fluía. Soñaba con tener a personas vivas posando para mi; con ser capaz de tenerlas frente al caballete sin el petrificante temor de que ellas esperaran un resultado. Pensaba que cuando pudiera sentarme, como tantos pintores lo hacen en la calle, con lo vivo a pintar fijo enfrente, sin aturullarse por su presencia física o la de los espectadores alrededor pendientes de la semejanza que fuese a brotar del carboncillo, o del óleo en estudio; si pudiera lograr tal cosa, podría comenzar a considerarme. Quería llegar a ser Picasso, Barceló, Miró, Hopper, López, Tamara de Lempicka, Frida, pero ya veía que por ese lado me sería complicado.

viernes, 29 de julio de 2016

El remate


Yo que jamás sentí culpa por nada, ahora noto un ligero cosquilleo de mala conciencia por no estar más presente junto a mi madre, y también junto a mis tías. Me excuso en que es el trabajo el que me ata y el problema del coche que no me funciona como para hacer más a menudo ese trayecto de ida y vuelta; sin poder ir en transporte público por el perro que me tengo que llevar, que igual me tarda cuatro horas por esos ciento y pocos de kilómetros, por la mala comunicación no directa, si quiero evitar que alguien tenga que venir a recogerme en estación a veinticinco kilómetros. Ellas pensarán que es también por mi marido, que me retiene a su lado o al que yo no quiero dejar; frío, frío. En el fondo fondo, lo que me priva de ir con mayor asiduidad es el miedo a que se acostumbren a mi presencia continua y piensen que porque tengo tiempo y disponibilidad, lo he de pasar por lógica cada vez más allá, en mi terruño finalmente, y esa es una perspectiva que choca de frente con mi tarea inexplicable. La labor de comercial existe, el coche puede dejarnos clavados sin remedio, al perro mi marido no lo quiere cuando se le pintan unos días de soledad y concentración sin la mínima interferencia para avanzar en su novela, todo ello es cierto, como es verdad que lo paso muy intenso -en positivo- estando junto a mi madre y me agrada la compañía de mis tías -a las que quiero mucho- y lo disfruto cuando estoy en el jardín con ellas o compartiendo la charla entre  el corro de las reunidas; no digamos el encuentro con mis hermanos, cuñados, sobrinos; sus invitaciones son geniales y espectaculares; pero de ahí a poner medio pie permanente hay una diferencia por la que me debato.

Volviendo al hogar, estamos en estos instantes de caras circunspectas mi marido y yo; nos hablamos pero lo justo. Ha sido por aceptar sin pedirle parecer un trabajo que me ofreció ayer nuestro hijo Lucas, una ocupación que me explicó por teléfono y a la que le dije que sí antes de colgar. Lucas me habló de que uno de sus jefes en Barcelona tenía dos pisos que alquilaba para ocupación vacacional, a ver si me valdría a mí ocuparme del check-in, es decir, esperar y recibir a los huéspedes, entregarles las llaves, darles las instrucciones para la acomodación y -ahí viene lo peliagudo- ir una o dos horas antes a limpiar, ocuparme de la ropa de los anteriores y dejar el apartamento en condiciones para acoger a los nuevos. Serían cuatro o cinco veces al mes por el momento; podría incluso practicar inglés -me animaba Lucas-. Como más adelante piensan ampliar a otros pisos registrados para alojamiento de turistas -seguía jaleándome mi hijo-, ahí podrías tener un empleo fijo que te podría rendir mil o mil doscientos euros al mes "para siempre", con posibilidad de que te conozca mi jefe y te considere en otros proyectos que puedan surgir.

A mi marido lo descolocó la idea de que vuelva a limpiar y el hecho de que ni siquiera le haya consultado. 
-  Dime si no te cabrearía que yo me apuntara como participante en un atraco a banco, o a central del tesoro, y no te hubiera pedido opinión siquiera.....¿qué me dirías?....
- Hombre... ahí correrías un riesgo... te podría pescar la pasma e ir a parar al calabozo.... en la cárcel te podrían rajar..... eso es ilegal.... un delito.... ¿pero lo mio?...
- Tu eres una intelectual... una artista.... ¿cómo admites que puedas volver a la limpieza?..... en Inglaterra era diferente.....¿pero aquí?..... como te entra..... mi mujer.....
- Es solo probar.... para empezar con algo.... igual dice Lucas que luego podría dedicarme solo a gestionar y a llevar la web...
- ¡Me hubieras preguntado!.... ¿acaso yo no cuento nada?.... ya se que no cuento nada..... tu siempre a la tuya..... ¡para ti no cuento naaaada!...
- Estoy buscando una solución... ¿qué quieres que le haga?... 
- Para tu ansia... tranquilízate.... ya saldrá algo... espera... todavía no nos hemos muerto nunca de hambre...
- ... sí.... claro.....supongo que estamos vivitos y coleando...
- Si llega la situación....  veremos entonces qué hacemos... te lo ruego... quédate tranquila.... ¿qué es lo tan grave?....  ¿finalmente qué podría pasar?.... No pasaría nada... nada que realmente importe.... la calle queda....
- Sí claro... como tu amiguo Joe Goult....
- Ya nos arreglaremos.... de momento esperemos.... ¡es que me traes una tensión!... cada vez que me pongo frente al ordenador....¡zaaasss! una de nueva.... así no se puede escribir...
-¿Qué dices?.... si nos pasamos el día separados.... si no te digo mas que... ¡hoolaaaaa!....¡hooolaaaaa!.....a ver si me llega tu eco respondiendo..... ¿quién te molesta?.... si quieres ni te saludo......estoy bien arreglada.... Lucas me dice que me nota falta de entusiasmo y tu que demasiado he corrido....
- No deberías haber dejado la pintura.... tenías que haber persistido.... valías....vendías....
- !Uff!.... otra vez.....por ahí mejor no nos metamos....
- ..mejor
- ¿Tu crees que me gusta verme así?...  Me disgusta.... me desagrada profundamente pero es lo que hay..... lo he intentado, te lo juro.... de haber tenido capacidad para crear algún tipo de negocio en la red ya hace bastante que me hubiera tenido que salir..... algún tipo que me enganchara para hacerlo... con la de horas que he pasado frente al ordenador.... pero si no me ha salido...... te aseguro... con la de tiempo que he tenido.... y la de insistencia....
- Trata de volver a la inmobiliaria... eso estaría bien....es en el pueblo... evitas el viaje... he visto que han abierto nuevas agencias por el centro...
- Sí... estaría bien... han aparecido grúas ¿te has fijado?... aaahh síii, que vimos esa tan bonita de la molinera....pero sería como morirse.... ya estuve... sería como regresar  a lo que me tengo sabido de memoria... nada nuevo.... faltaría que me cogieran.... han pasado años......es así.... hay que reconocer.... a elegir.... con tantas de treinta, o de cuarenta....
- Pero tú te ves muy dinámica, tienes idiomas, has estado antes....seguro que encontrarías... pregúntale a Olga... quizás ella te volviera a tener....
-Lo he pensado... está muy simpática... de decirle es probable que me tomara....pero volver a eso.... a esa misma oficina... a la mezquindad.....prefiero de veras tomar yo el tren...
- Es cierto que no nos conocemos....
- Sí.... nadie conoce a nadie.
- ¿Pero tu no tienes amor propio?.... perderías atractivo incluso para mí... atractivo sexual...
- ¡Amoooor propio!.....hace mucho que se me cayeron los anillos....el primero cuando me mandasteis a vender flores.... ahí si que me dolió en el alma...
- Pero si eso fueron cuatro días...
-... a mi me dolía en el alma... todavía me duele al recordarlo.... te lo juro que lo pasé fatal...
- Eres más rara.... luego te fuiste tan campante de planchadora.... que eso sí me extrañó a mi...
- Sí... ahí empezó mi camino hacia la disolución de la pija... por eso mis hijos me ven como me ven... mis hermanas también ....Antonia también..... cuando eres pobre todos te quieren arreglar la vida.... ¿tu crees que no me duele?.... Agnès me decía la otra vez de porqué no me busco unos niños para cuidar... que con eso redondearía... ¡unos niños para cuidar!, ¡como Leocadia!... Antonia de porqué no me ofrezco en el hospital para cuidar enfermos.... o viejecitos ... ¡mira cómo me ven!...
- ¿porqué la escuchas?...
- ...en realidad... no es cómo me vean... es lo que hay.... sin un título que justifique la sapiencia de lo que fuere....o una carrera hecha.... a estas alturas.....
- Porqué no le preguntas a Antonia si supiera de algo en oficina...
-Ya se lo pregunté, me dijo que me fije en la web del ayuntamiento, donde se  anuncian las vacantes temporales para los puestos del último en el escalafón... que una vez adentro.... igual  te prolongan el contrato y hasta puedes mejorar.... y mira... sabes qué... me fijé.... y eran tantos los trámites para un puesto de lo más elemental...  que pensé que si no me moría leyendo los requisitos y rellenando los formularios ....lo haría de aburrimiento en el remoto caso de ser tomada... ¡no cuadro! ¡qué no ves que no cuadro!...además... en Barcelona no me conoce nadie.... Sí que tengo amor propio... por mal que lo tengo.... ojalá estuviera libre como en Inglaterra y así no me importaría cualquier cosa... 

El trabajo de la controversia no salió porque después de reunirse con Lucas y él de preguntarme por teléfono, sus jefes lo calcularon bien y vieron que no les es iba a salir rentable el mínimo precio que debieran pagarme para que a mi me valiese la pena venirme desde una población de las cercanías cada vez que debiera preparar la entrada de nuevos huéspedes en el piso. Eso lo vi yo de inmediato, que el hándicap era vivir lejos, pues en estos asuntos hay que calcular como habitual el imprevisto, de un vuelo que se retrasa, de un hospedado que extravía las llaves en el bar de copas, de un borracho que se cuelga de las cortinas, y no iba a estar esperando en el apartamento o cogiendo la cadena autobús-tren-metro a las cuatro de la madrugada a cada percance. Por eso no le mostré entusiasmo a mi hijo, porque me veía metida en ese percal y porque en el fondo se trataba de limpieza pura y dura, aderezada con la entrega de llaves, como en la galería Gran Arcade, que me querían maquillar lo de los lavabos, y si lo hiciera a la perfección peor, entonces sí que no saldría de acondicionar apartamentos. Igual le dije que sí a mi hijo, por probar, por su buena voluntad y porque no se me ocurre el qué sino. 

Por último mi marido me sugirió de preguntarle a mis hermanos, si a lo mejor ellos pudieran conseguirme algo. Le contesté con un ¡uff! de desagrado, por su idea y por mi absoluta reticencia a pedirles eso, y le di el argumento de que ellos por Barcelona no tienen influencia. Entonces vino lo más grave, me dijo que pudiera bien pedirles trabajo por su provincia, pues solución pudiera ser que me pasara la semana allá y el fin de semana aquí con él.  ¿Qué de desagradable tiene tu pueblo?, no le entiendo -me dijo-. Con eso lo remató.

jueves, 28 de julio de 2016

Sábanas blancas

Mis tías, Elvira y María, entran en la casa de mi madre, esté ella o no esté,  y se sienten exactamente como en la suya, libres de moverse por la nevera o por donde fuere, por algo tienen llaves; para mi tía Elvira es el lugar donde nació y creció hasta los cincuenta y para mi tía María la casa familiar de su marido, donde fuera a vivir su hermana -mi madre- al casarse con el hermano del que fuera a resultar mi tío Ángel por partida doble, y donde se reunían con su prole en domingos, fiestas y demás ocasiones hasta que llegó la discordia entre los maridos y se anularon las comidas en esa fraternidad que sospecho nunca habrá estado demasiada entre los hombres. Solo hacia al final mi padre volvió la noche de reyes a subir a la vivienda de su hermano, como era tradición reunirnos allá por motivo de la cabalgata de los magos de oriente, y mi tío al morir mi padre lo erigió en un pedestal al que impedía con insospechada vehemencia que nadie arrojara la mínima china en comentario desaprobador. Las mujeres sin embargo ahí están y seguirán sempiternas, en piña arrimadas al jardín de mi madre. Han cosido juntas las hermanas arrullos para los nacimientos nuestros y para la descendencia de media comarca de sus amistades; con sus compañeras ayudantas, o vestidos que nos hacían -hasta esas últimas modosas bermudas tropicales de las primas todas iguales con las que me llamaron cochina  en el desparpajado Brasil- o delantales para el mercadillo benéfico. Ellas son un extremo de diferencia en todo; a mi madre la irrita esa hermana suya tanto como la quiere; lo que dice mi tía la incita a responderle con carga, mientras mi tía se queda tan pancha haciendo o soltando lo que se le antoja; nunca he escuchado que mi madre se la devuelva con fondo airado a nadie más; salvo a mi padre en su momento y a mi tía Elvira en la actualidad, cuando chochea según le conviene.

Llevan años sin arrimarse a la máquina de coser; se han esfumado los grandes costureros con sus dedales y huevo de madera; quedan unas cajitas para caso de botón, pues les tira más la cafetería, y a mi madre la calle, con su garbeo de actividad en actividad -yoga, coro, ayuda social, parroquia; no se vaya a creer-. Mi madre tiene ochenta años -siete más que su hermana María- y una pinta y una energía que si estuviera por la labor todavía podría hacerse con affairs en abundancia, o atraer a alguno de su gusto si anduviera con la selección afinada. Cuento una anécdota que me acaba de contar. Ella fue a acompañar a su consuegro, el padre de mi cuñada Maite, hasta el centro social de jubilados donde el hombre se echa a diario la partida de lo que fuere, y hay que acercarlo últimamente del brazo, si es caminando, pues se está quedando ciego el pobre, y triunfó mi madre entre los retirados, que se cuestionaban -se le acercó uno por los demás a preguntar de primera mano- que edad tendría esa regia hembra que se les había aparecido por el local.
  
Así es. Mi madre tiene tanta vitalidad y se muestra tan solícita que nadie la ve con pena o compasión y todo el mundo la busca cuando la necesita; también cuando no, para comer con ella, para verla, para estar; sin abusar, pero es que tuvo bastantes hijos y estos se reprodujeron a su vez; aunque si bien no tanto como antaño, la cosa se multiplica, y si se quieren ver da quehacer, por más que exista colaboración, salvo que se los invite a restaurant o se les pague viaje de encuentro en Honolulu. Así, sin dejar sus actividades particulares, mi madre se pasa el día trajinando para los otros, y mis tías repantingándose en ella y en las sillas de su jardín. Ahora están las tres por una quincena en la casa de la playa y de seguro mi madre las tiene bien atendidas. El resto del buen tiempo las señoras entran a su aire y se instalan en el acogedor oasis de mi madre, atrayendo mi tía María a su "corte celestial", como mi madre llama, con cariño y estoicismo, a las amigas sueltas de su hermana, que se acercan a tomar el fresco y a engrandar el ruedo de las demás que se juntan, en definitiva amigas todas entre todas, por supuesto de mi madre, ahora que es verano y hay que aprovechar. Mi madre les sirve Coca-colas o lo que tenga de fresco en el refrigerador de abajo, en el cuarto de la despensa, o sube al piso, a bajarles vasos, servilletas, tenedores, un piscolabis de patatas, olivas, rodajitas de embutido, queso, pan con tomate, tarta que hizo, según lo que haya, y claro, las trata tan bien, que esté ella o no esté, allá se van, a tomar el aire y el refresco, hasta llegar al punto en que alguna a dado la voz de alarma, sin ánimo de criticar a nadie: "Cómo es posible que Teresita, por más que sea retrasada, se meta en la despensa de ella -mi madre-, en su ausencia, a buscar lo que servir, más allá de repartir los botellines de agua comprada y enfriada que les tiene siempre a disposición; cómo es que su tía no la para, o alguna otra cercana". Así se lo pasan, que les da vida esa terraza al fresco, alargándose la reunión hasta las once o pasadas, según la noche. Según el día, mi madre quisiera verse antes de retirada, dado que le suena  a la mañana el despertador temprano cuando las otras siguen de seguro entre sus sábanas blancas, como no dice la canción que alguien se vaya a mojar entre otras de similares por sus carnes enflaquecidas, que no flacas, ahora que están la mayoría viudas o sin ventanas por donde pudiera un admirador otear su lozanía inspiradora de letras musicales. 

lunes, 25 de julio de 2016

Tippi Hendren, sus animales y la manicura de los vietnamitas

Llamas al acecho - S.M.
Escribe la actriz norteamericana Melanie Griffith en red social:
¡Mamá a salvo!, Shambala a salvo; mando cariños y gracias a  todos los bomberos en el rescate de ella y los gatos... /  Mum is safe!; Shambala is safe. Now sending love and thanks to all the firefighters who saved her and the cats...
Leo este text en la BBC -no directo de su cuenta- mientras me entero del incendio en California que lleva arrasadas dieciocho casas y amenaza a cientos de otras por Santa Clarita, en las montañas al norte de Los Angeles. Lógico que por gatos pensé en mininos, aun de esos atusados de peluquería, pero qué va, la actriz Tippi Hedren, madre de Melanie, vive en una reserva natural rodeada de leones, tigres, leopardos negros y manchados, pumas, guepardos, linces, ligres* y hasta un gato montés de los montes de España, por los que vela a través de su fundación Roar Fundation.

Cada "gato" vive en su espacio, o de a dos, o de a tres, cuando es posible la cohabitación sin enzarzarse. Hubo una época en que vivían todos revueltos, incluidos los humanos, sin embargo la experiencia mostró que la alambrada era inevitable. Por el interior del cerco andan sueltos y disfrutan de su buen espacio entre albercas, troncos, rampas, plataformas elevadas y todo lo preciso para garantizarles una vida de grandes felinos satisfechos y activos, dentro de lo que cabe fuera de la existencia libre por la jungla o la sabana, aunque quizás por ahí ya estarían cazados; muertos disecados o transportados para su reproducción en cautividad y comercio de las crías. Eso fue lo que le dijeron a Tippi Hedren y a su entonces marido, el productor Noel Marshall cuando en 1969, por razón de un film, estaban en Mozambique y se toparon con una manada de leones que habían tomado posesión de la casa vacía de un guarda forestal, acodándose en la ventana de esta, tumbados en el sofá, esos campantes okupas. Tippi y el marido se enamoraron de la estampa y les surgió la idea de película sobre una familia en encuentro con una cantidad de esos. Tippi se quedó con la frase que escucho allá: si el curso sigue igual, hacia el dos mil algunos de los félidos habrán desaparecido como especie.

Llegados a California contactaron con Ron Oxley, el entrenador de felinos y propietario de alguno, quien les sugirió -si de veras querían saber de leones- la convivencia a tiempo parcial con su dócil Neil. Así fue como entró a habitar en la casa de Tippi,  Noel y la hija de ella, Melanie, el primer león.
En 1971 el fotógrafo de la revista LIVE, Michael Rougier, realizó un reportaje a propósito, congelando la magnífica interacción de Neil con cada miembro de la familia y el servicio; donde puede verse a una Melanie Griffith de diecinueve años tirándose a la piscina con el león agarrándola de la pierna o acostada en la cama con el gigantesco peluche arropando junto a ella. Tan favorable fue la integración que tomaron un segundo, un tercero; y así aumentando hasta que llegaron las quejas de los vecinos y la falta de espacio para albergar a más. Ahí buscaron rancho entre la naturaleza virgen y se mudaron al lugar que está en estos instantes bajo la amenaza de las llamas.

Pata de Jonás en la dentellada de Moby-dick - S. M.
"Roar" fue rodada por entero en esa propiedad a la que fueron sumándose felinos, tres elefantes, varias ovejas y pájaros exóticos, hasta un número de mamíferos que varía según las voces entre los cien y los ciento setenta, con algún desbordado que eleva la cantidad hasta los cuatrocientos. Duró once años la filmación, trufada por inundaciones, fuegos y demás incidentes; por fin estrenada en Europa en 1981. Tippi actuaba como madre de la familia de humanos, su marido y director como padre,  Melanie hacía de hija y tenía como hermanos de ficción a sus hermanastros, John y Jerry, los hijos de Noel Marshall. Los nombres de todos ellos se mantuvieron casi los mismos para la pantalla. La sangre igual fue traspasada de la auténtica hemoglobina al celuloide, pues se aprovecharon en el montaje final muchas de las escenas imprevistas, que dieron para bastante rojo. Al director de fotografía neerlandés Jan de Bont un león le arrancó el cuero cabelludo, requiriendo el reimplante doscientos veinte puntos de sutura. Tippi se rompió la pierna y también le fue arrancada alguna tira de piel craneal cuando el elefante en que andaba montada la sacudiera de su lomo. Lo mismo fue mordida por un león en el cuello precisando 38 puntos. Melanie recibió su incisión en la cara, temiéndose por la perdida de un ojo, pero con los cincuenta puntos de un buen especialista quedó no desfigurada y tan guapa como era. John recibió cincuenta y seis por parte del facultativo reconstructor. En 1979, durante la evacuación por una de las amenazas flamígera a Noel Marshall lo agarró un guepardo al que pretendía salvar y le llevó años recuperarse de las heridas, que le provocaron gangrena; luego de eso nadie quería regresar al set. Lo anterior pasó, aunque no me dejaría cortar una mano en defensa de las cifras, pues cabe que cada sucesivo periodista se fuera animando y añadiendo a los daños unas cuantas más grapas, puntadas, tiras adhesivas, gotas de supercemento, hormigas, termitas o lo que se quiera de anacrónico o ajustado para cerrar una hendidura en clínica adelantada de los años setenta. Juro en todo caso que esta rastreadora se ha atenido a las cantidades recogidas, sin agregarle un punto.

Los tiempos corren largos para Tippi Hendren. El año 2015 habrá sido especial para ella por dos acontecimientos.

"Roar" tuvo que esperar treinta y cuatro años para poder verse en cines de Estados Unidos, donde se reestrenó en el 2015 y se visionó o cabe visionarse en salas de películas experimentales, extranjeras o consideradas de culto; desde luego nada popular. El reclamo rezaba; "Ningún animal fue herido en el transcurso de la filmación; setenta miembros del reparto y equipo sí lo fueron"; así que, dejados de cifras más o menos exactas, no queda duda de que los leones se abonaron en repartir. Por algo se la considera la película con mayor peligro rodada de toda la historia del cine. La razón expuesta por alguno del reparto para la inusitada virulencia de los amelenados protagonistas en el plató es que la relación con ellos se hace perfecta en tanto no media el miedo, pero para las tomas, los humanos que eran sus habituales compañeros tenían que mostrarse aterrados y eso los confundía.

Tippi evaluó con el paso del tiempo como una inconsciencia el vivir con los leones metidos en casa y brega en el presente para que se aprueben  las leyes que impidan el comercio de grandes felinos y su compra por particulares, pues el cachorro que suele ser -y luego crece- jamás puede considerarse una mascota, por su naturaleza carente del gen de la empatía para ver mal un ataque en toda su fiereza, y aún sin lanzarse sobre nadie, requieren de considerables cuidados y suelen terminar sus dueños hartos y replegándolos en el mal trato. De esas malas condiciones es de donde ella tiene rescatados a la mayoría que habita en su paraíso de asilo. No así -por contra de las lenguas malevolentes- Sabu y Thriller, los dos tigres de Bengala que fueron a parar a sus instalaciones en plena salud, cuidado y belleza cuando Michael Jackson* se vio obligado a cerrar su zoo en Neverland Valley Ranch, el palpable rancho de la fantasía del genio de niño que nunca creció.

Va la segunda vez que me sorprende Tippi Herdren; por asunto ajeno a "Los Pájaros" o a ser la madre de una de mis actrices favoritas. Quise escribir antes a propósito de algo que me resultó muy curioso. En Estados Unidos parece que el cincuenta por ciento de los negocios dedicados a la manicura están regentados y atendidos por vietnamitas, en California el ochenta por ciento. ¿Porqué será?.

Foto tomada por el holandés Hugh Van Es antes de la caída de Saigón
De los últimos helicópteros evacuando
sobre el tejado de un edificio habitado por personal de la CIA

Tippi Hendren tiene que ver. Hacia el fin de la guerra de Vietnam, en abril de 1975, con los tanques pro comunistas del Vietnam del Norte acercándose sin cortapisas a la capital del Vietnam del Sur, Saigón, los vietnamitas comprometidos con el gobierno pro occidental a punto de caer, esperaban en puertos y aeropuertos la llegada evacuatoria para huir en avión, barco o helicóptero*,  hacia países que los acogieran, dentro de la órbita de influencia norteamericana, en esa Guerra Fría de alcance global entre la potencia capitalista y la Unión Soviética. Con la "Operación Nueva Vida" llevaron a Estados Unidos los primeros 130.000 vietnamitas, que fueron alojados en campos provisionales construidos de urgencia por el mismo ejército que había mandado a sus soldados y reclutados a batirse entre los arrozales y la jungla al este de la Indochina. Uno de los campo se levantó en el sur de California, el California Camp Pendleton. 

Por la época Tippi Hendren viajaba allí donde terremotos, huracanes, conflictos armados o faminas sucedieran, como voluntaria internacional para la institución de ayuda humanitaria Food for the Hungry*. Sin salir de California llegó el momento de ayudar en esa nueva emergencia. Dicha organización tomó un desmoronado sanatorio para tuberculosos al norte, cerca de Sacramento; dándole unos toques de ladrillo y mortero lo convirtió en el llamado Hope Village; con las personas idóneas para atenderlo como un cálido centro, más pequeño y acogedor, donde atender a grupos del California Camp Pendleton, como primer paso hacia la integración en el país americano, luego de que vieran, con la caída de Saigón, sucumbir de cuajo la posibilidad de retorno al que fuera el suyo. Se pensaba en posibles oficios que pudieran aprender. Tippi tuvo encuentro con algunas de las mujeres refugiadas en ese Hope Village, para darle vueltas a la cuestión. A ella se le había ocurrido mecanografía o en algún curso de corte y confección. Mientras conversaban de los gustos o no gustos, ellas se quedaron fijas en sus manos, pasmadas ante esas largas uñas, de arreglo inmaculado, y no hubo más que hablar. Allá se puso Tippi en contacto con sus manicureras de Hollywood para que empezaran a pasarles sus secretos del esmaltado, y montó escuela. De ahí a la ocupación y a una insospechada rama ultra floreciente de negocio para los vietnamitas; derivada en absoluto de esas veinte mujeres que fueron enseñadas en el oficio, entre ellas varias esposas de oficiales de alto rango militar y alguna que había trabajado para el servicio de inteligencia en su país. De ahí que, una manicura o pedicura a 50 dólares por la época de los setenta, solo al alcance de las del ambiente en los grandes estudios de cine u adineradas de otros ramos, pasara a valer lo que vale hoy - mani-pedi por 20 dolares- accesible para cualquiera, excepto, claro está, para las mañosas presumidas que se las apañan solas.


Abril 1975
Primer vuelo de refugiados sudvietnamitas llegando a los Estados Unidos
Los tiempos son largos para Tippi, según como se mire. Luego de desfilar para almacenes de moda y figurar en anuncios comerciales de monta intermedia, tomó billete a los veinte años desde California a New York para probar en el lugar de los sueños, aceptada como modelo en una agencia de élite. Allí ascendió en su carrera profesional, se casó y tuvo a Melanie. Cuando se separó tenía cerca de los treinta y uno. Decidió regresar y alquiló una costosa casa en el Valle de San Fernando, cerca de Los Angeles, pensando que le iría igual de bien, pero no le fue tanto, hasta que en octubre de 1961 recibió la llamada de un agente, que la convocaba para una entrevista, por encargo de un importante productor, del cual tardó días de impaciencia en enterarse de quién se trataba; era  Alfred Hitchcock. Antes de encontrarse con el hombre reverenciado tuvo que leer un contrato, aceptarlo y firmarlo; este la comprometía por siete años. Ella pensó que la querría para el show televisivo que por la época presentaba el inglés director de cine, sin embargo la requirió como alma protagonista y sustentadora total de su nueva película. El se instituyó en su pigmalión, para enseñarle a actuar, algo que ella valoró y sigue considerando un privilegio que le valió oro.  Hitchcock la había advertido en un spot publicitario, la máxima experiencia que ella tenía de actuación, posar bebiendo gozosa de la bebida anunciada para régimen adelgazante. En "Los Pájaros" se encontró ella con sus primeros animales agresores, estos de carne y pluma, a los que Hitchcock la sometió por sorpresa en lo alto de un andamiaje, habiéndole asegurado que se le aparecerían mecánicos y de control remoto; son los gajes del oficio que Tippi habrá aceptado gustosa; percutiéndola hasta la sangre verdadera en otras escenas la nube de gaviotas, cuervos y esquirlas del cristal que no resistió el embate de las aves azuzadas. Distinto era que tuviera que lidiar Tippy con la obsesión personal y manifiesta del director hacia ella. Hasta que, hacia el final del rodaje de la segunda película juntos, "Marnie",  llegó a su máximo el embeleso empecinado y practicante hacia su persona por parte del genio y se atrevió a decirle  que con la filmación se acababa y se largaba a pesar del contrato. Hitchcock la amenazó con arruinarle la carrera; le dijo que se lo pensará bien, pues tenía una hija que mantener y unos padres cada vez más ancianos. Lo hizo, se la arruinó -para llegar a lo máximo-, pero no su vida, según cuenta ella; pues llamó el director francés François Truffaut (1932-1984) y otros de renombre solicitándola para papeles y Hitchcock contestaba indefectiblemente: "No está disponible" -de eso se enteró ella luego-.

Hace un año, en julio del 2015, por motivo del cuarenta aniversario de la llegada de la primera ola de refugiados sudvietnamitas, se organizó un encuentro con los antiguos participantes en ese campo de acogida en el que ella puso su fructífera contribución. Tippi estuvo y supongo que le habrá resultado agradable.

Así que, de reestreno y conmemoración en los calores del 2015, y este verano, incendio. ¡Así es la vida!. Está dicho en la canción. La vida nos da sorpresas. sorpresas nos da la vida, la. la. 

* Ligre: Híbrido estéril de león con tigre.
* Michael Jackson: (1958-2009) Cantante, compositor, productor y bailarín norteamericano, apodado "El rey del Pop".
* La salida en helicóptero fue el último medio de huida, luego de cortadas las pistas de los aviones por el ejército del norte en su avanzada hacia la toma de Saigón.
*Food for the Hungry -FH-: Alimento para el necesitado. Organización internacional de ayuda y desarrollo presente en veinte países; fundada en California en 1971 por el Dr. Larry Ward.

30 abril 1975
Capturados soldados del ejército sudvietnamita pro occidental y respaldado por EEUU
tras la toma de Saigón por el ejército comunista de Vietnam del Norte respaldado por la Unión Soviética

domingo, 3 de julio de 2016

La fuerza del nombre o apellido; sujeto introducido por la proezas de Sir Henry Hudson

El Renacido (2015)
Dirigida por Alejandro González Iñárritu
Antes de  ser contratado en 1609 por la empresa mercante neerlandesa Dutch East India Company para surcar los mares hacia el oeste en la idea de hallar un inédito paso por el extremo norte del globo de acceso más directo a la India. Antes de desviarse de lo ordenado y a propio riesgo tomar ruta por la costa helada americana, hacia abajo, con el ánimo de encontrar pasadizo allá por donde el continente se hacía más cálido y estrechaba, hasta dar con el estuario del rio que ahora lleva su nombre, el Hudson River. Antes de llegar hasta la Upper Bay, esa bahía más adentrada de New York -inexistente la urbe y sus nombres propios, claro- donde el rio Hudson desemboca en primer término y en cuya costa, por acción de las exploraciones del navegante llegaran los neerlandeses a instalar hacia 1625 el fuerte New Amsterdam, en el ápice sur de la isla del Manhattan actual, para control de los indeseados y protección de los suyos rio arriba, a dónde se dirigían los recién llegados desde el Mar del Norte en la fiebre del castor; ese pequeño mamífero roedor extinguido en Europa y sumamente apreciado su pelaje para la elaboración del fieltro más resistente e impermeable usado en la hechura de los regios sombreros y capotes que vestían a la sociedad de la época. Antes de subir con su embarcación pionera por esas aguas dulces hasta lo que sería en 1614 el primer asentamiento de colonos procedentes de los Países Bajos, Fort Nassau, situado por Albany, la actual capital del estado de New York.

Antes de que, en 1610, en su cuarta y última intentona, bajo bandera de nuevo británica, descubriera la inmensa bahía canadiense y el canal que ahora llevan su nombre, explorándolo, atrapados en su curiosidad por la inclemencia, a resguardo de los vientos del invierno en un amplio brazo de mar menos abrasivo dentro de ese gigantesco engolfado durante el forzoso paro del navío en los largos meses de congelación de las aguas saladas y de cualquier gota existente. Antes de que, en su afán por continuar en el deshielo hacia el oeste, se le amotinara la tripulación -ansiosa por regresar a casa- y lo arrojaran a la deriva en una pequeña chalupa, con su hijo adolescente y siete desahuciados o leales, hasta perderse el rastro de ese capitán con su dotación de infortunados, para siempre en ese bote.

Mapamundi 1570 del cartógrafo flamenco Abraham Ortelius
Antes de todo lo anterior Sir Henry Hudson (1565?-1611) fue mandado por una británica compañía con comercio entre Inglaterra y el Ducado de Moscú, Muscovy Trading Company, en sus dos primeros viajes de intento por encontrar la comunicación a través del círculo polar ártico entre el puerto de Gravesend en el río Tamesis hasta la Cathay de Marco Polo* -norte de la China-, aprovechando los meses del estío en que se creía posible la travesía debido al derretimiento de las moles que obturaban el paso durante el resto del año.

Muchos autores han escrito que fue a razón de reseñar Henry Hudson en estas primeras exploraciones el avistamiento de numerosas ballenas cerca de la costa de la isla de Spitsberger, en el archipiélago Svalbard, que comenzó por parte de algunas naciones el envío de expediciones balleneras a los mares del ártico. No obstante, por más que Henry Hudson hablara de verlas en sus incursiones por el Mar de Groenlandia, fue el informe entregado en 1610 por Jonas Poole (1566-1612), otro explorador inglés, cazador de focas, el que indujo a los primeros viajes de reconocimiento para ese fin y al movimiento ballenero hacia el norte extremo de holandeses, daneses, británicos y españoles vascos, guiados por la técnica de los avezados cazadores de esos grandes cetáceos provenientes de San Sebastián y Saint-Jean-de-Luz, en la sureña Bahía de Vizcaya.

¿Se capta qué me sugestionó de todo lo anterior para dedicarme a explorar desde mi inocua silla de escritorio y exponerlo aquí, aparte de las impresionantes proezas en sí?.

Pues que "Jonas" se llamaba, según información recogida, el que merecería, en lugar de Sir Henry Hudson, ser reconocido por sus compatriotas -si tal honor es posible- como "el padre inglés de la caza de la ballena". Jonás, recalco, con acento en español y "h" final en lugar de "s" en su forma inglesa más común en inglés. Para los que tarden en caer; mismo nombre que el engullido de los textos sagrados judío, cristiano y musulmán, cuya supuesta tumba en Mosul fue destruída por los yihadistas del Estado Islámico  en julio del 2014. 

Así como las profesiones originaron muchos apellidos, puede darse el movimiento inverso, de nombres o apellidos que influyan en las trayectorias de sus portadores.

Voy a evitar martirizar con los múltiples jocosos encuentros que a lo largo de los años nos llamaron la atención, a mi marido o a mi; porque él fue quién primero me hizo notar el fenómeno que ya llevaba advirtiendo. Por ello cerraré canilla a la tercera.


  • Una compañera de pupitre en el colegio tenía un padre dentista, y una madre que se llamaba Milagros de la Muela, -esposos entre ellos, nada de ex, por lo imposible del divorcio en la época y por la liaison esa.
  • Había en el pueblo de mi adolescencia una familia numerosa de apellido San Celestino; un hijo se llamaba Urbano, otro Saturnino; conocía a esos dos guapitos de vista y de oídas; pero me quedaba colgada sobretodo de sus nombres. Siguen poblando ellos y sus descendientes. Urbano se quedó en el pueblo y es policía municipal. Saturnino vive afuera y es piloto de Iberia; lo vi de lejos en la fiesta del vermuteo organizada este pasado fin de semana en que fui.  Ninguno llegó a astronauta, pero los padres tampoco se inspiraría en los planetas al bautizarlos. 
  • El actor español Javier Cámara

Primera Rosa de los Vientos, dibujada en el Atlas Catalán
* Marco Polo (1254-1324): Mercader veneciano, narrador desde la cárcel de sus andanzas por el Oriente Medio hasta el más lejano de la Cathay de la seda, la cerámica y las especias, en los cuatro tomos de "Los viajes de Marco Polo", abonado sobre pergamino en francés antiguo por su compañero de celda, Rusticiano da Pisa, escritor de aventuras caballerescas, de amor y de grandes hazañas entre ambiente refinado. Así que, abría que añadir esa segunda imaginación al cómputo, cuando incluso se duda acerca de si llegó a estar Marco Polo en la China. 

Marco Polo tenía un padre y un tío comerciantes, que conoció a los quince años, cuando estos regresaron en un impasse de sus viajes por el este y de lo llevaron con ellos de vuelta, hasta conocer y permanecer en la corte del frecuentado por sus dos parientes, Kublai Khan (1215-1294), primer emperador de los mongoles. Sus explicaciones, o las de Rusticiano, sirvieron a los cartógrafos ulteriores para situar algunos puntos en los mapamundis, -la primera influencia detectada consta en un Átlas Catalán del 1375, escrito y dibujado por el judío mallorquín, Cresques Abraham- así que, algo de terreno tocarían esos grandes garantizados de la creatividad.