Llamas al acecho - S.M. |
Escribe la actriz norteamericana Melanie Griffith en red social:
¡Mamá a salvo!, Shambala a salvo; mando cariños y gracias a todos los bomberos en el rescate de ella y los gatos... / Mum is safe!; Shambala is safe. Now sending love and thanks to all the firefighters who saved her and the cats...
Leo este text en la BBC -no directo de su cuenta- mientras me entero del incendio en California que lleva arrasadas dieciocho casas y amenaza a cientos de otras por Santa Clarita, en las montañas al norte de Los Angeles. Lógico que por gatos pensé en mininos, aun de esos atusados de peluquería, pero qué va, la actriz Tippi Hedren, madre de Melanie, vive en una reserva natural rodeada de leones, tigres, leopardos negros y manchados, pumas, guepardos, linces, ligres* y hasta un gato montés de los montes de España, por los que vela a través de su fundación Roar Fundation.
Cada "gato" vive en su espacio, o de a dos, o de a tres, cuando es posible la cohabitación sin enzarzarse. Hubo una época en que vivían todos revueltos, incluidos los humanos, sin embargo la experiencia mostró que la alambrada era inevitable. Por el interior del cerco andan sueltos y disfrutan de su buen espacio entre albercas, troncos, rampas, plataformas elevadas y todo lo preciso para garantizarles una vida de grandes felinos satisfechos y activos, dentro de lo que cabe fuera de la existencia libre por la jungla o la sabana, aunque quizás por ahí ya estarían cazados; muertos disecados o transportados para su reproducción en cautividad y comercio de las crías. Eso fue lo que le dijeron a Tippi Hedren y a su entonces marido, el productor Noel Marshall cuando en 1969, por razón de un film, estaban en Mozambique y se toparon con una manada de leones que habían tomado posesión de la casa vacía de un guarda forestal, acodándose en la ventana de esta, tumbados en el sofá, esos campantes okupas. Tippi y el marido se enamoraron de la estampa y les surgió la idea de película sobre una familia en encuentro con una cantidad de esos. Tippi se quedó con la frase que escucho allá: si el curso sigue igual, hacia el dos mil algunos de los félidos habrán desaparecido como especie.
Llegados a California contactaron con Ron Oxley, el entrenador de felinos y propietario de alguno, quien les sugirió -si de veras querían saber de leones- la convivencia a tiempo parcial con su dócil Neil. Así fue como entró a habitar en la casa de Tippi, Noel y la hija de ella, Melanie, el primer león.
En 1971 el fotógrafo de la revista LIVE, Michael Rougier, realizó un reportaje a propósito, congelando la magnífica interacción de Neil con cada miembro de la familia y el servicio; donde puede verse a una Melanie Griffith de diecinueve años tirándose a la piscina con el león agarrándola de la pierna o acostada en la cama con el gigantesco peluche arropando junto a ella. Tan favorable fue la integración que tomaron un segundo, un tercero; y así aumentando hasta que llegaron las quejas de los vecinos y la falta de espacio para albergar a más. Ahí buscaron rancho entre la naturaleza virgen y se mudaron al lugar que está en estos instantes bajo la amenaza de las llamas.
Pata de Jonás en la dentellada de Moby-dick - S. M. |
"Roar" fue rodada por entero en esa propiedad a la que fueron sumándose felinos, tres elefantes, varias ovejas y pájaros exóticos, hasta un número de mamíferos que varía según las voces entre los cien y los ciento setenta, con algún desbordado que eleva la cantidad hasta los cuatrocientos. Duró once años la filmación, trufada por inundaciones, fuegos y demás incidentes; por fin estrenada en Europa en 1981. Tippi actuaba como madre de la familia de humanos, su marido y director como padre, Melanie hacía de hija y tenía como hermanos de ficción a sus hermanastros, John y Jerry, los hijos de Noel Marshall. Los nombres de todos ellos se mantuvieron casi los mismos para la pantalla. La sangre igual fue traspasada de la auténtica hemoglobina al celuloide, pues se aprovecharon en el montaje final muchas de las escenas imprevistas, que dieron para bastante rojo. Al director de fotografía neerlandés Jan de Bont un león le arrancó el cuero cabelludo, requiriendo el reimplante doscientos veinte puntos de sutura. Tippi se rompió la pierna y también le fue arrancada alguna tira de piel craneal cuando el elefante en que andaba montada la sacudiera de su lomo. Lo mismo fue mordida por un león en el cuello precisando 38 puntos. Melanie recibió su incisión en la cara, temiéndose por la perdida de un ojo, pero con los cincuenta puntos de un buen especialista quedó no desfigurada y tan guapa como era. John recibió cincuenta y seis por parte del facultativo reconstructor. En 1979, durante la evacuación por una de las amenazas flamígera a Noel Marshall lo agarró un guepardo al que pretendía salvar y le llevó años recuperarse de las heridas, que le provocaron gangrena; luego de eso nadie quería regresar al set. Lo anterior pasó, aunque no me dejaría cortar una mano en defensa de las cifras, pues cabe que cada sucesivo periodista se fuera animando y añadiendo a los daños unas cuantas más grapas, puntadas, tiras adhesivas, gotas de supercemento, hormigas, termitas o lo que se quiera de anacrónico o ajustado para cerrar una hendidura en clínica adelantada de los años setenta. Juro en todo caso que esta rastreadora se ha atenido a las cantidades recogidas, sin agregarle un punto.
Los tiempos corren largos para Tippi Hendren. El año 2015 habrá sido especial para ella por dos acontecimientos.
"Roar" tuvo que esperar treinta y cuatro años para poder verse en cines de Estados Unidos, donde se reestrenó en el 2015 y se visionó o cabe visionarse en salas de películas experimentales, extranjeras o consideradas de culto; desde luego nada popular. El reclamo rezaba; "Ningún animal fue herido en el transcurso de la filmación; setenta miembros del reparto y equipo sí lo fueron"; así que, dejados de cifras más o menos exactas, no queda duda de que los leones se abonaron en repartir. Por algo se la considera la película con mayor peligro rodada de toda la historia del cine. La razón expuesta por alguno del reparto para la inusitada virulencia de los amelenados protagonistas en el plató es que la relación con ellos se hace perfecta en tanto no media el miedo, pero para las tomas, los humanos que eran sus habituales compañeros tenían que mostrarse aterrados y eso los confundía.
Tippi evaluó con el paso del tiempo como una inconsciencia el vivir con los leones metidos en casa y brega en el presente para que se aprueben las leyes que impidan el comercio de grandes felinos y su compra por particulares, pues el cachorro que suele ser -y luego crece- jamás puede considerarse una mascota, por su naturaleza carente del gen de la empatía para ver mal un ataque en toda su fiereza, y aún sin lanzarse sobre nadie, requieren de considerables cuidados y suelen terminar sus dueños hartos y replegándolos en el mal trato. De esas malas condiciones es de donde ella tiene rescatados a la mayoría que habita en su paraíso de asilo. No así -por contra de las lenguas malevolentes- Sabu y Thriller, los dos tigres de Bengala que fueron a parar a sus instalaciones en plena salud, cuidado y belleza cuando Michael Jackson* se vio obligado a cerrar su zoo en Neverland Valley Ranch, el palpable rancho de la fantasía del genio de niño que nunca creció.
Va la segunda vez que me sorprende Tippi Herdren; por asunto ajeno a "Los Pájaros" o a ser la madre de una de mis actrices favoritas. Quise escribir antes a propósito de algo que me resultó muy curioso. En Estados Unidos parece que el cincuenta por ciento de los negocios dedicados a la manicura están regentados y atendidos por vietnamitas, en California el ochenta por ciento. ¿Porqué será?.
Foto tomada por el holandés Hugh Van Es antes de la caída de Saigón De los últimos helicópteros evacuando sobre el tejado de un edificio habitado por personal de la CIA |
Por la época Tippi Hendren viajaba allí donde terremotos, huracanes, conflictos armados o faminas sucedieran, como voluntaria internacional para la institución de ayuda humanitaria Food for the Hungry*. Sin salir de California llegó el momento de ayudar en esa nueva emergencia. Dicha organización tomó un desmoronado sanatorio para tuberculosos al norte, cerca de Sacramento; dándole unos toques de ladrillo y mortero lo convirtió en el llamado Hope Village; con las personas idóneas para atenderlo como un cálido centro, más pequeño y acogedor, donde atender a grupos del California Camp Pendleton, como primer paso hacia la integración en el país americano, luego de que vieran, con la caída de Saigón, sucumbir de cuajo la posibilidad de retorno al que fuera el suyo. Se pensaba en posibles oficios que pudieran aprender. Tippi tuvo encuentro con algunas de las mujeres refugiadas en ese Hope Village, para darle vueltas a la cuestión. A ella se le había ocurrido mecanografía o en algún curso de corte y confección. Mientras conversaban de los gustos o no gustos, ellas se quedaron fijas en sus manos, pasmadas ante esas largas uñas, de arreglo inmaculado, y no hubo más que hablar. Allá se puso Tippi en contacto con sus manicureras de Hollywood para que empezaran a pasarles sus secretos del esmaltado, y montó escuela. De ahí a la ocupación y a una insospechada rama ultra floreciente de negocio para los vietnamitas; derivada en absoluto de esas veinte mujeres que fueron enseñadas en el oficio, entre ellas varias esposas de oficiales de alto rango militar y alguna que había trabajado para el servicio de inteligencia en su país. De ahí que, una manicura o pedicura a 50 dólares por la época de los setenta, solo al alcance de las del ambiente en los grandes estudios de cine u adineradas de otros ramos, pasara a valer lo que vale hoy - mani-pedi por 20 dolares- accesible para cualquiera, excepto, claro está, para las mañosas presumidas que se las apañan solas.
Abril 1975 Primer vuelo de refugiados sudvietnamitas llegando a los Estados Unidos |
Los tiempos son largos para Tippi, según como se mire. Luego de desfilar para almacenes de moda y figurar en anuncios comerciales de monta intermedia, tomó billete a los veinte años desde California a New York para probar en el lugar de los sueños, aceptada como modelo en una agencia de élite. Allí ascendió en su carrera profesional, se casó y tuvo a Melanie. Cuando se separó tenía cerca de los treinta y uno. Decidió regresar y alquiló una costosa casa en el Valle de San Fernando, cerca de Los Angeles, pensando que le iría igual de bien, pero no le fue tanto, hasta que en octubre de 1961 recibió la llamada de un agente, que la convocaba para una entrevista, por encargo de un importante productor, del cual tardó días de impaciencia en enterarse de quién se trataba; era Alfred Hitchcock. Antes de encontrarse con el hombre reverenciado tuvo que leer un contrato, aceptarlo y firmarlo; este la comprometía por siete años. Ella pensó que la querría para el show televisivo que por la época presentaba el inglés director de cine, sin embargo la requirió como alma protagonista y sustentadora total de su nueva película. El se instituyó en su pigmalión, para enseñarle a actuar, algo que ella valoró y sigue considerando un privilegio que le valió oro. Hitchcock la había advertido en un spot publicitario, la máxima experiencia que ella tenía de actuación, posar bebiendo gozosa de la bebida anunciada para régimen adelgazante. En "Los Pájaros" se encontró ella con sus primeros animales agresores, estos de carne y pluma, a los que Hitchcock la sometió por sorpresa en lo alto de un andamiaje, habiéndole asegurado que se le aparecerían mecánicos y de control remoto; son los gajes del oficio que Tippi habrá aceptado gustosa; percutiéndola hasta la sangre verdadera en otras escenas la nube de gaviotas, cuervos y esquirlas del cristal que no resistió el embate de las aves azuzadas. Distinto era que tuviera que lidiar Tippy con la obsesión personal y manifiesta del director hacia ella. Hasta que, hacia el final del rodaje de la segunda película juntos, "Marnie", llegó a su máximo el embeleso empecinado y practicante hacia su persona por parte del genio y se atrevió a decirle que con la filmación se acababa y se largaba a pesar del contrato. Hitchcock la amenazó con arruinarle la carrera; le dijo que se lo pensará bien, pues tenía una hija que mantener y unos padres cada vez más ancianos. Lo hizo, se la arruinó -para llegar a lo máximo-, pero no su vida, según cuenta ella; pues llamó el director francés François Truffaut (1932-1984) y otros de renombre solicitándola para papeles y Hitchcock contestaba indefectiblemente: "No está disponible" -de eso se enteró ella luego-.
Hace un año, en julio del 2015, por motivo del cuarenta aniversario de la llegada de la primera ola de refugiados sudvietnamitas, se organizó un encuentro con los antiguos participantes en ese campo de acogida en el que ella puso su fructífera contribución. Tippi estuvo y supongo que le habrá resultado agradable.
Así que, de reestreno y conmemoración en los calores del 2015, y este verano, incendio. ¡Así es la vida!. Está dicho en la canción. La vida nos da sorpresas. sorpresas nos da la vida, la. la.
* Ligre: Híbrido estéril de león con tigre.
* Michael Jackson: (1958-2009) Cantante, compositor, productor y bailarín norteamericano, apodado "El rey del Pop".
* La salida en helicóptero fue el último medio de huida, luego de cortadas las pistas de los aviones por el ejército del norte en su avanzada hacia la toma de Saigón.
*Food for the Hungry -FH-: Alimento para el necesitado. Organización internacional de ayuda y desarrollo presente en veinte países; fundada en California en 1971 por el Dr. Larry Ward.
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