domingo, 3 de julio de 2016

La fuerza del nombre o apellido; sujeto introducido por la proezas de Sir Henry Hudson

El Renacido (2015)
Dirigida por Alejandro González Iñárritu
Antes de  ser contratado en 1609 por la empresa mercante neerlandesa Dutch East India Company para surcar los mares hacia el oeste en la idea de hallar un inédito paso por el extremo norte del globo de acceso más directo a la India. Antes de desviarse de lo ordenado y a propio riesgo tomar ruta por la costa helada americana, hacia abajo, con el ánimo de encontrar pasadizo allá por donde el continente se hacía más cálido y estrechaba, hasta dar con el estuario del rio que ahora lleva su nombre, el Hudson River. Antes de llegar hasta la Upper Bay, esa bahía más adentrada de New York -inexistente la urbe y sus nombres propios, claro- donde el rio Hudson desemboca en primer término y en cuya costa, por acción de las exploraciones del navegante llegaran los neerlandeses a instalar hacia 1625 el fuerte New Amsterdam, en el ápice sur de la isla del Manhattan actual, para control de los indeseados y protección de los suyos rio arriba, a dónde se dirigían los recién llegados desde el Mar del Norte en la fiebre del castor; ese pequeño mamífero roedor extinguido en Europa y sumamente apreciado su pelaje para la elaboración del fieltro más resistente e impermeable usado en la hechura de los regios sombreros y capotes que vestían a la sociedad de la época. Antes de subir con su embarcación pionera por esas aguas dulces hasta lo que sería en 1614 el primer asentamiento de colonos procedentes de los Países Bajos, Fort Nassau, situado por Albany, la actual capital del estado de New York.

Antes de que, en 1610, en su cuarta y última intentona, bajo bandera de nuevo británica, descubriera la inmensa bahía canadiense y el canal que ahora llevan su nombre, explorándolo, atrapados en su curiosidad por la inclemencia, a resguardo de los vientos del invierno en un amplio brazo de mar menos abrasivo dentro de ese gigantesco engolfado durante el forzoso paro del navío en los largos meses de congelación de las aguas saladas y de cualquier gota existente. Antes de que, en su afán por continuar en el deshielo hacia el oeste, se le amotinara la tripulación -ansiosa por regresar a casa- y lo arrojaran a la deriva en una pequeña chalupa, con su hijo adolescente y siete desahuciados o leales, hasta perderse el rastro de ese capitán con su dotación de infortunados, para siempre en ese bote.

Mapamundi 1570 del cartógrafo flamenco Abraham Ortelius
Antes de todo lo anterior Sir Henry Hudson (1565?-1611) fue mandado por una británica compañía con comercio entre Inglaterra y el Ducado de Moscú, Muscovy Trading Company, en sus dos primeros viajes de intento por encontrar la comunicación a través del círculo polar ártico entre el puerto de Gravesend en el río Tamesis hasta la Cathay de Marco Polo* -norte de la China-, aprovechando los meses del estío en que se creía posible la travesía debido al derretimiento de las moles que obturaban el paso durante el resto del año.

Muchos autores han escrito que fue a razón de reseñar Henry Hudson en estas primeras exploraciones el avistamiento de numerosas ballenas cerca de la costa de la isla de Spitsberger, en el archipiélago Svalbard, que comenzó por parte de algunas naciones el envío de expediciones balleneras a los mares del ártico. No obstante, por más que Henry Hudson hablara de verlas en sus incursiones por el Mar de Groenlandia, fue el informe entregado en 1610 por Jonas Poole (1566-1612), otro explorador inglés, cazador de focas, el que indujo a los primeros viajes de reconocimiento para ese fin y al movimiento ballenero hacia el norte extremo de holandeses, daneses, británicos y españoles vascos, guiados por la técnica de los avezados cazadores de esos grandes cetáceos provenientes de San Sebastián y Saint-Jean-de-Luz, en la sureña Bahía de Vizcaya.

¿Se capta qué me sugestionó de todo lo anterior para dedicarme a explorar desde mi inocua silla de escritorio y exponerlo aquí, aparte de las impresionantes proezas en sí?.

Pues que "Jonas" se llamaba, según información recogida, el que merecería, en lugar de Sir Henry Hudson, ser reconocido por sus compatriotas -si tal honor es posible- como "el padre inglés de la caza de la ballena". Jonás, recalco, con acento en español y "h" final en lugar de "s" en su forma inglesa más común en inglés. Para los que tarden en caer; mismo nombre que el engullido de los textos sagrados judío, cristiano y musulmán, cuya supuesta tumba en Mosul fue destruída por los yihadistas del Estado Islámico  en julio del 2014. 

Así como las profesiones originaron muchos apellidos, puede darse el movimiento inverso, de nombres o apellidos que influyan en las trayectorias de sus portadores.

Voy a evitar martirizar con los múltiples jocosos encuentros que a lo largo de los años nos llamaron la atención, a mi marido o a mi; porque él fue quién primero me hizo notar el fenómeno que ya llevaba advirtiendo. Por ello cerraré canilla a la tercera.


  • Una compañera de pupitre en el colegio tenía un padre dentista, y una madre que se llamaba Milagros de la Muela, -esposos entre ellos, nada de ex, por lo imposible del divorcio en la época y por la liaison esa.
  • Había en el pueblo de mi adolescencia una familia numerosa de apellido San Celestino; un hijo se llamaba Urbano, otro Saturnino; conocía a esos dos guapitos de vista y de oídas; pero me quedaba colgada sobretodo de sus nombres. Siguen poblando ellos y sus descendientes. Urbano se quedó en el pueblo y es policía municipal. Saturnino vive afuera y es piloto de Iberia; lo vi de lejos en la fiesta del vermuteo organizada este pasado fin de semana en que fui.  Ninguno llegó a astronauta, pero los padres tampoco se inspiraría en los planetas al bautizarlos. 
  • El actor español Javier Cámara

Primera Rosa de los Vientos, dibujada en el Atlas Catalán
* Marco Polo (1254-1324): Mercader veneciano, narrador desde la cárcel de sus andanzas por el Oriente Medio hasta el más lejano de la Cathay de la seda, la cerámica y las especias, en los cuatro tomos de "Los viajes de Marco Polo", abonado sobre pergamino en francés antiguo por su compañero de celda, Rusticiano da Pisa, escritor de aventuras caballerescas, de amor y de grandes hazañas entre ambiente refinado. Así que, abría que añadir esa segunda imaginación al cómputo, cuando incluso se duda acerca de si llegó a estar Marco Polo en la China. 

Marco Polo tenía un padre y un tío comerciantes, que conoció a los quince años, cuando estos regresaron en un impasse de sus viajes por el este y de lo llevaron con ellos de vuelta, hasta conocer y permanecer en la corte del frecuentado por sus dos parientes, Kublai Khan (1215-1294), primer emperador de los mongoles. Sus explicaciones, o las de Rusticiano, sirvieron a los cartógrafos ulteriores para situar algunos puntos en los mapamundis, -la primera influencia detectada consta en un Átlas Catalán del 1375, escrito y dibujado por el judío mallorquín, Cresques Abraham- así que, algo de terreno tocarían esos grandes garantizados de la creatividad. 

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