sábado, 20 de agosto de 2011

¡Pobre martir!

Santa Susana
Lucinda Rubí, de Mataderos, provincia de Buenos Aires, Argentina, a través de una página web de amistad y acercamiento felicita  con amor a todas las Susanas en el día de su santo con un relato recreado por ella de la vida de la mártir que por su salero a continuación reproduzco:
Susana fue una mártir de los primeros siglos del cristianismo. Era tan bella y tan sabia -dice la leyenda- que Diocleciano quiso casarla con su heredero Maximino (+310).
Envió a dos oficiales para que consintiera con los deseos del emperador. Ella, con su gracia y sus bellas palabras les dijo: "Soy cristiana y he hecho a Dios voto de virginidad".
Los tres emisarios, al ver la reacción de la chica, se quedaron alucinados. Le rogaron que los bautizase en nombre del Señor Jesucristo. Y los tres fueron decapitados juntamente con ella.
Susana era sobrina del Papa Cayo e hija de un sacerdote llamado Gabino.
El deseo del emperador de que fuera la esposa de su heredero se quedó en agua de borrajas.
Hubiera consentido -todo lo más- si se hubiera convertido al cristianismo el que le prometían como su marido.          
No la mataron de golpe. Le dieron un tiempo para que reflexionara en su actitud antiimperial.
El emperador envió a muchos halagadores para que la convencieran. Ella, sin embargo, se mantuvo imperturbable.
La misma emperatriz llegó a tomarle mucho cariño. Por eso, cuando se enteró de que su marido la había mandado decapitar, fue a recoger su cuerpo, lo embalsamó y le dio sepultura. En una gruta que llamaban de los mártires.
El mismo Papa convirtió su casa en una bella basílica para recuerdo de la valiente joven y también como lugar para que le diesen culto a su virtud.

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