sábado, 6 de agosto de 2011

Tableta gráfica

Jardín de nuestra casa
Mi marido me ha dicho que a lo mejor es bueno de verdad lo que estoy escribiendo.
Pues claro, como no lo va a ser, he pensado, sin embargo le he contestado que no sé si lo será o no, pero que en todo caso me resulta un bálsamo increíble.
Tanta afición por tan largo período le ha hecho entrar en la duda.
Él cree que lo mio es la pintura; me dice siempre que debería volver a pintar, pero eso ahora mismo me suena igual de exótico que si me estuviese diciendo que debería volver a ser astronauta. Exótico y complicado. Vaya lío el de ir  plegando y desplegando la lanzadera, el cohete o el traje espacial en el jardín cada vez que tuviese un rato. 
Mi marido me dice que algún día me va a regalar una tableta gráfica para que dibuje en el ordenador. Eso sí que me gustaría probarlo cuando termine lo que estoy haciendo.
Yo no pretendo ser escritora, eso no va conmigo. Ni siquiera he pretendido contar lo que estoy contando. Solo que me puse ante el teclado y las cosas  empezaron a  surgir y seguirán haciéndolo hasta que se agoten.

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