domingo, 29 de enero de 2012

Será niña

M. C. Escher
Temí por la continuidad de la pareja y de nuestro alojamiento, pero parece que de momento no corremos peligro.
En el ambulatorio les acaban de anunciar que va a ser niña; entonces han regresado exultantes y él está ahora abajo preparando un buen desayuno mientras ella lo espera en el sofá con las manos englobando la media barriga al aire. 
Si lo vivido deja huella, esta temporada con la familia de él les habrá impreso una de dinosaurio.
En el futuro, cuando estén a mal, Monika le va a echar en cara que se trajo a la madre víbora y al hermano raro sin considerar su necesidad de calma y concentración; Seweryn le reprochará que no pusiera el mínimo empeño en ayudarlo a atender a los suyos.
La verdad es que tienen una situación complicada con ese par.
Seweryn los quiere mucho y llegaba de las vacaciones en Polonia cebado y satisfecho de haber pasado unos días con ellos. La madre lo debía de alimentar como a una vaca sagrada.
Mientras tanto Monika lo pasaba a la distancia, en su casa del mismo pueblo.
La madre llora, implora, le hace teatro a su hijo por teléfono, ya lo hacía en vida del padre, pero ahora más. Es Monika la que me cuenta. Seweryn es tan responsable. Ella se pone de los nervios.
Según Monika su familia es diferente, nada que ver con la de él.  La suya es para sentirse orgullosa. Y así se lo hace ver a Seweryn.
Bueno, por lo menos de momento se han quedado sin boda. Eso por un lado les habrá echado tierra sobre  un sueño, pero por otro seguro que les alivia de algún conflicto, que ella ya tenía una espina clavada en el pasado por algún comentario de los padres de él con respecto a su financiación.
Y para terminar, la anécdota del chaquetón, que a mi me hizo gracia, pero que a Monika le subió el enfado hasta la estratósfera.
Resulta que un extraño día se la llevó a comprar un exprimidor y la señora se le escapó en el gran almacén y al rato la vio venir toda decidida con una prenda peluda entre las manos solicitándole el teléfono para llamar a Seweryn.
Se puede imaginar cuál fue la respuesta del hijo.
La verdad es que dejando de lado la cuestión de espacio vital, yo estaba bastante entretenida siguiendo los episodios de esa  telenovela en casa, que vamos a ver como sigue, ahora que ya se han ido.


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