sábado, 24 de marzo de 2012

Sábado gris

Endorfinas
En ausencia de directoras me encontré por la mañana a Chris y Jessy enzarzados en una triste discusión de camas por hacer y ella pidiéndome que mediara.
Pero mi querida Jessy, no me hizo la tontería de favor que durante tanto tiempo le pedí, rogué y finalmente olvidé, igual que mi querido James no me ha pasado ni creo que me  vaya a pasar la receta de la tarta que me prometió y que a cada momento le iba detrás poniéndole cara de súplica para que me anotara.
En la piscina los ojos se me llenaban de lágrimas tras las gafas y lanzaba hacia el fondo sonoros lamentos en la tranquilidad de saber que podrían pasar por espiraciones profundas. Ni siquiera llegaron a alcanzarme plenamente los efectos de las endorfinas. 
La tarde, que prometía una primera hora ligera, me recibió con una inundación provocada por el lavaplatos reparado en la semana anterior.
Este venía largando desde hacía tiempo la vajilla opacada por una grasienta agua de enjuague sin que nadie pareciera advertirlo o darle importancia. Ni nadie me dijo que vendrían a arreglarlo, ni nadie me dijo que ya lo habían arreglado. Yo, sola, quedé sorprendida y satisfecha por el centelleante brillo que ahora despedían las piezas que salían de mi máquina.

jueves, 15 de marzo de 2012

De dos en dos

Llevo observado que si rompo un vaso, al poco otro objeto de cristal o cerámica termina hecho pedazos a mi alrededor.
Por eso, cuando recibí respuesta de mi primo sacerdote Legionario de Cristo al mensaje de reencuentro que le había mandado meses atrás, me sobrevino la idea de que quizá alguna otra sorpresa me aguardaría al abrir el correo electrónico,  hecho que aconteció. 
Igual quedé petrificada al leer el nombre del remitente. El corazón me latía fuerte mientras leía esas lineas. ¿Habría llegado el momento que esperaba?. 

Le pregunté a mi primo del verano en la playa si recordaba un  lugar escondido que teníamos en el bosque y le hice saber lo mucho que entonces me hubiese gustado salir de entre la maleza con uno de esos chorreoncitos de sangre que a él se le hacían en las piernas. 
Él me contestó que no se acordaba de arañazos, aunque sí de momentos que estábamos juntos y la buena amistad y compenetración que aún siendo niños teníamos.
Seguimos con los mensajes en adelante y ojalá no se interrumpa la comunicación.
"Yo rezo por ti y tu familia, te lo prometo", me dice, lo cual, dicho así, me enternece y agradezco de veras.
Lo que me inquieta es que al final siempre me pregunta como está mi fe en Jesucristo, qué importancia tiene él en mi vida y cosas por el estilo.
No sé que contestarle.
¿Podría decirle que más que en Jesucristo me inspiro en Madonna?, ¿que soy alérgica a los mensajes?, ¿que  si seguimos como hasta ahora puede que el rollo se nos acabe pronto?.
Debería hacerlo, no por dármelas de chula, sino por contarle algo esencial, que la forma es lo único que me interesa, y a ver como reacciona.

jueves, 8 de marzo de 2012

La bulldog

Bulldog
Ya con mis chicos crecidos y fuera del instituto una vez entro por motivos de inmobiliaria su profesora de matemáticas a la oficina dónde yo trabajaba y nos contó que coincidiendo con mi hijo Lucas cargando depósitos en la gasolinera, temió al verlo que a pie se le acercaba con toda su altura y poder muscular.
El motivo de su aproximación, lejos del esperado, era el de disculparse por las posibles molestias que en el pasado le hubiese podido causar. 
Gestos como ese, dijo la profesora, le aclaraban las dudas acerca del sentido que su carrera como docente hubiese podido tener.
Mira por dónde Lucas. Yo sabía de Simón, que en plena época dura se le acercaba por la calle a darle charla si la veía, o más adelante, cuando le iba a saludar al nieto que entonces ella paseaba.

Ahora, de paisano, en la inmobiliaria, me parecía una mujer normal, posiblemente una buena mujer, aunque no dejaba de tenerle cierta aprensión, efecto que me quedó refrendado por los dos comentarios que hizo antes de abandonar la oficina y que en esencia venían a decir esto:
  1. "Los críos no cambian; con verlos tu sabes el que va para cada cosa, el listo para carrera y el soñador para perderse en divagaciones".
  2. "El problema en tu casa es que no andabais a la una entre tu pareja y tu.
"Pareja", dijo la sabionda.
Lo que no debía de saber ella es quién le puso el horrible apodo que nos dijo sin nombrarlo y que tanta gracia, interior, me hizo a mi al enterarme, porque le cuadraba, sin ánimo de ofender, como anillo al dedo.

martes, 6 de marzo de 2012

Reputado psicólogo


Mi casa parecía el hogar de los expulsados. Llegué a cocinar bandejas de macarrones gratinados para cuanto chico de los que tenían prohibido asistir a clases careciera de unos fogones junto a los que alimentarse a mediodía.
En una de esas mantuve a Lucas por diez días encerrado en su habitación; sin tele, sin cónsola, hasta que terminar los cuatro deberes que le habían mandado en el instituto junto a la nota de que no se apareciera por ahí en dos semanas. Hecho el experimento, lo solté. No lo iba a mantener en el cuarto toda la vida.
¿Qué podíamos hacer los padres? ¿Porque nos trataban en la escuela con esa rabia contenida, a nosotros, que acudíamos a cada llamado cual pollitos dispuestos a ser martirizados en favor de nuestros hijos?.
Si.
Una vez llevamos a Lucas al más reputado de los psicólogos de la clínica más afamada de Barcelona y tras los pertinentes tests el hombre me dijo que posiblemente fuera caso perdido; se podía intentar, una intervención de última hora, pero no nos garantizaba el resultado.
"Haberlo apastillado a tiempo", casi le escuché decir.
¡Caso perdido!, de un niño de doce años, de un niño de doce años a todas luces vivaz e inteligente.
Desde luego que si para algo estaba perdido mi hijo era para llegar a ser un psicólogo como ese.

lunes, 5 de marzo de 2012

Ayudas oficiales

La canción del mechero 
Vivo entre dos realidades. 
Por un lado se me ocurre que sería bueno tener patentados los nombres Mono Tobías y Tobias Monkey en el Sistema de Madrid para el Registro Internacional de Marcas.
Por el otro, que a pesar de las resistencias debería tratar de averiguar cómo funciona lo de los benefits, que el otro día leí de una familia de once hijos que recibía una ayuda tan increíblemente descomunal que parecía una errata del diario y a una amiga caribeña, que por tener una hija adolescente, le concedieron nada más llegar a Londres, una buena casa con jardín para ellas solas y con unos operarios que se le aparecen cada año a repintarla de arriba a abajo.
Yo, cómo en la canción, demasiado orgullosa para pedir, demasiado tonta para robar, bajo el frio techo de la noche me voy a tener que guarecer si no espabilo.

Ya en tiempos pasados tuve que exponerle mi vida a una funcionaria que me miraba con cara de poca simpatía para conseguir de ella que me procurara el acceso al gabinete psiquiátrico del hospital al que me conminaban a llevar a Simón los enloquecidos de su instituto de enseñanza.
O a esa otra, la asistenta social a la que me remitieron en el ayuntamiento, que parecía mi confidente y a la que estuve yendo por largos meses a contarle lo que en el colegio acontecía, creída de que la mujer estaba en los trámites de cambiar a mis hijos de escuela y que al verse pillada en su andamiaje de mentiras colosales, forzó la máquina del desaguisado llevándome a la alcaldía de un pueblo vecino a empadronar a mis hijos en el domicilio de una amiga suya, tratando de obtener mediante esa gestión desesperada unas imposibles plazas de última hora con que tapar su desidia, inoperancia y en el fondo mala intención.

domingo, 4 de marzo de 2012

Tronas y cochecitos


Monika y Seweryn nos han llamado a reunión para comunicarnos que tenemos que abandonar la casa.
Me lo olí el día que a él se le deslizó en una charla el comentario de que la habitación individual le parecía insalubre para su bebé y el otro en que ella se quedó muda cuando le reí que podría contar con una pronta canguro a domicilio.
Las razones económicas que pensé nos sostendrían en el lugar se han venido abajo.  Parece que nuestra aportación no es compatible con las ayudas a la maternidad y por eso es que en dos meses quieren estar pegando cenefas de ositos en las paredes de nuestro dormitorio.
Ahora bien, en vista de la pronta movilización Seweryn vino alarmado a decirme que tampoco es que pudiéramos irnos en el mes que acabábamos de pagar, que por algo ya lo teníamos pagado.
Bien pillados estábamos, porque luego vino ella a notificarnos que debíamos avisar la salida con quince días de antelación. La cosa se estaba poniendo muy formal. Entonces, nuestro margen para dar el cambiazo quedaba realmente reducido, porque entre medio teníamos viajes pendientes.
"Seguro que os va a resultar facilísimo encontrar nuevo alojamiento y además, ya se sabe que los bebés a veces lloran", dicho lo cual comenzaron a hablarnos de mobiliario infantil.
La distancia entre nuestras plazas en los butacones y su asiento en el sofá iba en aumento conforme iban surgiendo tronas y cochecitos. De golpe se me fundió la imagen que de  los dos tenía entrando de espaldas con la niña en un mar catalán.
A la noche empecé a buscar en la red y al día siguiente hacíamos nuestra primera visita a otra casa.


jueves, 1 de marzo de 2012

La señora de la Mancha

La traductora Edith Grossman
La traducción de textos artísticos es un arte dificilísimo y realmente el que se dedica a ello debe de hacerlo por amor.
Me sumo en el pensamiento a la labor de Edith Grossman por la defensa del valor literario y humano de su profesión.
La neoyorquina es la traductora al inglés de la más reciente y premiada versión de Don Quijote de la Mancha (2003), así como de varios de los autores del llamado "boom latinoamericano", además de haberle traducido la novela Abril Rojo a mi amigo Santiago Roncagliolo, escritor peruano afincado en Barcelona.
Desde la tranquilidad de su apartamento en el Upper West Side de Manhattan Edith Grossman se dedica por completo a traducir del español para un mercado, el de los Estados Unidos, por el momento poco acostumbrado a consumir obras con el original escrito en lengua extranjera.
Preguntada en una entrevista por la cualidad del pago en su profesión ella respondió:
"Malísimo. Pero bueno, yo sabía unas cien mil recetas para preparar fríjoles, así que me las iba a arreglar para no pasar hambre".
A Edith le propusieron la traducción de El Quijote y, como suele sucederle a muchos genuinos artistas, al principio le agarró el canguelo.
"No tengas miedo, le dijo su editor, que Cervantes es el autor más moderno que tenemos; no tienes que hacer nada más de lo que siempre haces".
Esas palabras, dijo ella en la entrevista, me salvaron la vida: 
"Realmente es una frase muy sencilla, parece una tontería, pero me permitió comenzar a pensar no en Cervantes, sino en el texto; entonces todo saldría bien. Pasé bastante tiempo pensando cómo traducir "En este lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme.. ". Pasé mucho tiempo caminando por mi departamento mientras probaba esa primera frase en voz alta, y cuando encontré una versión en inglés que me gustaba , me dije: "Perfecto, ahora vamos a trabajar...." *. 
Así que, por unos pasos dados en un suelo de Manhattan, llegó hasta mi vía Buenos Aires ** la celebérrima frase traducida al inglés, tan simple y acertada que despertó mi admiración y decidí guardar la nota que me había pasado mi marido.
"Somewhere in La Mancha, in a place whose name I do not care to remember...."

* Entrevista realizada por Ezequiel Martinez para la revista cultural del diario Clarín de Buenos Aires - 25 de octubre de 2008 
** Entrevista realizada por Hernán Iglesias Illa para el diario La Nación de Buenos Aires - 22 de julio de 2011