domingo, 4 de marzo de 2012

Tronas y cochecitos


Monika y Seweryn nos han llamado a reunión para comunicarnos que tenemos que abandonar la casa.
Me lo olí el día que a él se le deslizó en una charla el comentario de que la habitación individual le parecía insalubre para su bebé y el otro en que ella se quedó muda cuando le reí que podría contar con una pronta canguro a domicilio.
Las razones económicas que pensé nos sostendrían en el lugar se han venido abajo.  Parece que nuestra aportación no es compatible con las ayudas a la maternidad y por eso es que en dos meses quieren estar pegando cenefas de ositos en las paredes de nuestro dormitorio.
Ahora bien, en vista de la pronta movilización Seweryn vino alarmado a decirme que tampoco es que pudiéramos irnos en el mes que acabábamos de pagar, que por algo ya lo teníamos pagado.
Bien pillados estábamos, porque luego vino ella a notificarnos que debíamos avisar la salida con quince días de antelación. La cosa se estaba poniendo muy formal. Entonces, nuestro margen para dar el cambiazo quedaba realmente reducido, porque entre medio teníamos viajes pendientes.
"Seguro que os va a resultar facilísimo encontrar nuevo alojamiento y además, ya se sabe que los bebés a veces lloran", dicho lo cual comenzaron a hablarnos de mobiliario infantil.
La distancia entre nuestras plazas en los butacones y su asiento en el sofá iba en aumento conforme iban surgiendo tronas y cochecitos. De golpe se me fundió la imagen que de  los dos tenía entrando de espaldas con la niña en un mar catalán.
A la noche empecé a buscar en la red y al día siguiente hacíamos nuestra primera visita a otra casa.


No hay comentarios:

Publicar un comentario