miércoles, 18 de julio de 2012

La Casa Rusia


Sigo con la costumbre de echarle un vistazo a la estadística antes de empezar a escribir. Consulto el número de visitas realizadas. Es un hobby que tengo. 
Suelo encontrarme con cifras de un dígito y el mapamundi coloreado pálidamente por cualquiera de los países existentes. Sin embargo, hay algo que me intriga. El día que la cifra se dispara,  invariablemente la gran extensión rusa aparece coloreada de verde intenso.
¿Será que me he hecho con un lector por esas tierras?
Igual es un cubano expatriado, o un nonagenario niño de la guerra civil española, o una señorita aplicada que fue a España a tomar el sol y  le dio por aprender la lengua.
Hay que ver lo que consigue un lector. Mi escritura se acelera el día que la cifra salta a los dos dígitos. 
Aunque igual solo se trate de un oso siberiano, crecido en un zoo de habla hispana y devuelto a su hábitat natural  por motivo de la crisis.

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