sábado, 5 de marzo de 2011

Robbie Williams


Dibujo de Egon Schiele
Le pregunté a mi peluquero inglés en Barcelona qué opinión le merecía Robbie Williams y resultó ser  que quién me peina hoy era en los noventa el que componía los pelos a los muchachos de la banda Take That de la que Robbie Williams formaba parte y a la que ha regresado en el dosmildiez tras quince años de separación.
Yo acabo de enterarme de su existencia. Llevo días absorta contemplando sus videos. Menudas multitudes las de sus conciertos, ¡cuatrocientas mil personas concentradas en Knebworth en el 2003!.
Antes no había reparado en él, aunque estoy reconociendo todas sus canciones e incluso había sumado  repetidamente mi voz a la de la actriz Nicole Kidman y a la suya, para entonar juntos Something stupid.
Tiene una cara rara el tío y unos movimientos que parecieran desarticulados sin serlo en absoluto.  Uno no sabe si amarlo o detestarlo. Me quedé pegada a sus videoclips y decidí. Es como un fenómeno desbocado de la naturaleza; a la fuerza tuvo que emprender ese hombre un camino en solitario; no se me ocurre de qué manera podría haber dado rienda suelta a sus excesos sino.
He escuchado que él no es el compositor de sus canciones, pero no lo creo, llevan todas un sello muy marcado y se ajustan como una segunda piel a su persona.
De su vuelta a Take That lo único que he visto es un video convencional en el que se lo ve junto a Gary Barlow, su compañero de grupo, interpretando Shame; sin estar ambientado en el medio oeste me ha recordado a la película norteamericana sobre vaqueros  Brokeback mountain protagonizada por Jake Gyllenhaal y Heath Ledger, aunque de esta solo haya visto el trailer.
Ahora que lo conozco me sale por todos lados, también en la revista Hello lo he visto en la  portada en el día de su boda posando junto a su radiante y blanca novia.
Espero que entre tanta divagación sus canciones le  aporten almenos a mi inglés una tanda de vocabulario.

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