Magdalene Street - S.M. |
Hay días en los que todo sale redondo y otros en los que mejor sería pasar rápido al siguiente para evitar un cúmulo de desastres.
Ayer amaneció con cielo despejado y temperaturas casi veraniegas. En el hostel me ofrecieron de improviso hacer el turno de cena. Lástima de no haber acarreado conmigo los bártulos de piscina para aprovechar la pausa. Sin embargo al poco recibo un mensaje de Marian por si quería tomar café con ella. Como solo disponía de una hora quedamos en la cafetería del propio hostel. Para más tarde me cité con Simón en el centro.
Preparé dos tés y nos sentamos en una mesa del anexo acristalado del comedor, solas a esas horas, y a la luz de un magnífico sol. Marian tiene chispa, con ella lo de menos es el intercambio idiomático.Simón regresa a España a principios de Mayo, esa es una nueva, y quería comprarse algo de ropa antes de irse. Lo acompañé y luego me invitó a comer algo en su restaurant. Me presentó a algunos de sus compañeros y Jack, un chico inglés que conozco, porque creció en nuestro pueblo con mis hijos y que se vino a Cambridge siguiendo los pasos de Lucas, nos preparó una ensalada de endivias extra especial que todavía estoy degustando.
Nada podía haber salido mejor, luego cogí la bicicleta y regresé al hostel.
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