sábado, 12 de marzo de 2011

Full-time job


Pintura Miquel Barceló
Simón regresó hoy de Barcelona. Pasó la semana de Carnaval en nuestro pueblo, al igual que Lucas, y luego se fue a visitar a la abuela y  a la familia. Ahora lo tengo todo el tiempo detrás pretendiendo darme envidia  al enumerar todo lo rico que comió: que si gambas, que si cigalas, que si caragols a la llauna, que si cabrito. Todo buenísimo, como suele ser la comida en las mesas de mi casa, aunque a estas distancias se me hace raro enumerar a tanto animal junto. Alguien me comentó que a los ingleses no les gusta ver en el supermercado la forma entera del bicho, ni ninguna parte que les muestre a las claras de qué se están alimentando. Pero quién sabe.
Simón tuvo la suerte de coincidir con los primos de su edad que están estudiando en Barcelona, así que un día celebraron la llegada de todos ellos, y en otro, el cumpleaños del hijo menor de mi hermana Clara.

Menudas ganas tiene ahora de volver al restaurant a lavar vajilla y a fregar cacharros. El trabajo de kitchen porter es machacador y no sirve para aprender una pizca de inglés.
Supone todo un desafío arreglárselas en Cambridge para vivir y estudiar la lengua sin estar algo provisto y sin dominar el idioma o tener alguna especialización que se precise.
En restauración u hostelería hay que bailar al ritmo de la empresa. Muchos empleos son aquí a tiempo parcial, si uno puede permitírselo esa es la mejor opción para poderse organizar la vida y tomar clases de inglés. Si no es el caso, con viveza y suerte se consiguen trabajos a tiempo completo, de jornadas maratonianas, turnos partidos por pausas de varias horas u  horarios en extremo cambiantes, con resultados mortales para el cuerpo, como en un continuo jet lag sin viajes transoceánicos de por medio.
Con todo y lo anterior, lo digo sin sarcasmo, Cambridge vale muchísimo la pena.
El salario recibido da como para alquilar una habitación individual, no más que habitable, en una vivienda compartida, comer en casa, mantener una bicicleta, ahorrar para visitar a la familia o las vacaciones, pagar la cuota del gimnasio y tomarse unas copas el lunes por la noche; quizá no alcance para que las dos últimas  posibilidades sean compatibles.

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