martes, 5 de julio de 2011

Diamantes para la eternidad

Una noche de pleno verano, estando mi hijo Lucas de doce años solo en casa, entraron por la puerta abierta de la terraza unos ladrones y le dijeron "¡tu tranquilo muchacho! si te quedas sentadito en el sofá, no te vamos a hacer nada" y se pusieron a revolver toda la casa. Justo nos cruzamos con ellos en la calle cuando se largaban en una moto. Entre otros objetos se llevaron el contenido de mi joyero.
¿Quién dijo que los diamantes eran para siempre? Menos mal que no tenía ninguno.

Que Monika y Seweryn lleven tres años viviendo como un matrimonio no les ha impedido llegar entusiasmados de España contándonos lo de su compromiso. Ellos celebran todo, la Pascua, la Navidad, el santo, el cumpleaños, el día que se conocieron, ¿el día que se acostaron?, con espléndidos regalos y máxima ilusión.
-Son bonitas estas ceremonias que hace la gente, me dice mi marido, fíjate en Seweryn y Monika, da gusto verlos.
-Sí, ......nosotros no nos sabemos ni la fecha de nuestro casamiento.
-Las mujeres en tu familia ¿todas han tenido su brillante?.
-Sí, creo que sí.
-Son bonitas esas ceremonias...... ¿a ti no te hubiese gustado tener un anillito?.
- Mmmmmm.
- Tú no eres una mujer muy de símbolos ¿verdad?.

Vaya de lo que me vengo a enterar, que si no me llevé un disgusto de muerte el día que entraron los ladrones fue por no haber sido una mujer lo suficientemente amante de lo simbólico.

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