sábado, 20 de noviembre de 2010

La naturaleza es muy poderosa

Cada vez estoy más convencida de que la esencia de una persona no cambia nunca. La naturaleza es muy poderosa.
Creo que la esencia de un niño y  la del hombre que después será es exactamente la misma.
Lo que sucede es que a lo largo de la vida las personas nos vamos manifestando, y eso puede interpretarse como que vamos cambiando, pero no, creo que no, en esencia estaba todo ahí desde el principio.
Lo que si podemos ir variando son los disfraces. Algunos permanecen toda su vida con el mismo, otros lo van modificando y unos pocos hacen cambios radicales;  pero esos son cambios de fachada, no de esencia.

Me acuerdo ahora de dos fábulas muy parecidas que siempre me llamaron  la atención. Voy a tratar de resumirlas:
  • En medio de un crudo invierno un bondadoso granjero dio cobijó a una serpiente que encontró en el bosque medio muerta de frío. Al calor del hogar la serpiente se repuso y una noche en que el granjero dormía placidamente se le acercó con sigilo y le hincó sus colmillos repletos de veneno. Con la mordida el hombre despertó y la miró estupefacto. Lo siento, le dijo la serpiente, es mi naturaleza. El granjero falleció, la casa dejó de calentarse y la serpiente murió congelada. Creo que esta es de Esopo.
  • Lo siento, es mi naturaleza, le dijo también el escorpión a la rana cuando estaban a punto de hundirse los dos en el río. La buena rana accedió a los ruegos del escorpión para que le ayudase a cruzar el río montado en sus lomos y en mitad del curso él la retribuyó clavándole su aguijón venenoso.

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