viernes, 10 de junio de 2011

Esta jungla mia

Frida Kahlo
Algo había escuchado acerca del monstruo que anda suelto por este mundo mío atacando a la gente. Sabía de su existencia pero nunca lo había sentido demasiado cerca. Ahora sus zarpas ya me alcanzan y como en una pesadilla temo acabar devorada.
Con todo, agradezco mucho haber nacido y vivir en esta jungla que me ha tocado en suerte, donde si salgo cansada del trabajo, siempre me puedo ir a deslumbrar comprándome un bikini rosa y un sombrero panameño a una tienda de la multinacional sueca HyM por el  precio de lo ganado en dos horas y media de trabajo descontando los impuestos.
En la puerta de HyM me encontré a Ruth, la chica de Palencia que trabajaba en invierno limpiando en otra ala de las oficinas de la farmacéutica. Me dijo que ella abandonó el trabajo tres semanas después de que yo lo hiciera. El jefecillo que nos contrató llegó a sus propias conclusiones: “Sois unas informales”. Ruth supuso que en ese plural estábamos incluídas ella, yo y por extensión todas las españolas habidas y por haber.
Ruth iba acompañaba de un amigo andalúz. Hacía calor. Se acababa de comprar una camiseta rallada de tirantes. Se la veía más relajada que en invierno, quizá esa tienda la sacaba del estrés. Ha conseguido trabajo parcial en un College y está estudiando inglés.
En el College gana más y  no la exprimen hasta la última gota; ventajas de haber entrado en una institución universitaria y no en una máquina capitalista de picar carne humana.

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