martes, 21 de junio de 2011

Break II


Imagen del compuesto contra el Alzheimer
Me encuentro de nuevo en la Central Library de Cambridge. Anteayer al salir de aquí me compré un bañador de natación. Para llegar hasta la bicicleta tengo que cruzar por entre un mar de tiendas. La lycra de mi anterior bañador ha empezado a sucumbir a los efectos del cloro.
A este cubo acristalado de tres pisos que es la biblioteca se accede por la segunda planta del centro comercial en el que está englobada. Un despistado podría cruzar sus puertas creyendo que se está metiendo en un John Lewis o en un El Corte Inglés, pero pronto saldría de su confusión; el ambiente se nota muy diferente a un lado u otro de esas correderas de vidrio.

Esas puertas de la biblioteca, cuya transparencia las hace pasar por inocentes, deben de estar dotadas de un poder muy especial. No creo que por ser inanimada no puedan influir. Como diosas se deben de sentir jugando a su antojo con el personal; casi puedo escuchar su cancioncilla: "Este sí, este no, a este lo modifico yo".

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