domingo, 27 de diciembre de 2015

Santa Claus

Meg with a broken arm
Pintura de Elisabeth Peyton 
En particular charla propiciada por el asueto navideño surgió de explicarle a mi hijo Simón el tipo de pegamento que nos ligaba a su padre y a mí. "Es el super glue que se da o no se da, mágico, sin fórmula que buscarle" -y sigo exponiendo aquí- ese algo que  hace que la pareja viva su relación en la gloria perpetua, con sus debidos momentos de cabreo mutuo, claro está, mucho más picante y rotundo el estado ese que el alienado flotante cuya duración -cualquiera baraja cifras al respecto-, lleva la fecha de caducidad inscrita dentro de su propio código de existencia, y bien urdido está el plan, por el hado que rige a nuestra especie, pues ¿quién podría, o querría de veras, pensándolo con claridad, mantenerse hasta el fin de los tiempos suyos en ese estado fuera de sí?. De resultar eterno el embobamiento propio del recién caído en brazos de Eros, ansiaríamos como elixir del amor supremo volver a una cotidianidad en la que pudiéramos proceder bajo los influjos de nuestro único ser individual, libres de nuestros arrobados corazones latiendo a la par,  sin precisar de súbitas enardecidas reacciones orgánicas a cada nueva presencia del otro para corroborarse en la vivencia de la pasión, o dejar de vivir cada una de sus cortas ausencias como un destierro. Bendita la relación estable, con sus exquisitos grandes momentos, más allá de sus fogosos o no tan ardientes comienzos.
Pintura de Elisabeth Peyton

"¿¡Magia mami!?... lo que os une es la costumbre y la de años que lleváis juntos", me respondió Simón, descabalgándose del caballo alado que sintió le pretendía vender, cual Santa Claus cargado de sorpresas. Pero ¿acaso la vida no es una continua invención y ánimo de lucha para sacar adelante nuestro cuento?. Entonces ¿quién podría discutir mi versión o realidad de los hechos?.

Igual debería estar repleta de gozo pues en la sobremesa en la casa de mi madre, al preguntarle mi hermana Clara a Simón si consideraba que su novia era la mujer de su vida, se tomó mi hijo un instante para meditarlo y respondió que la mujer de su vida era yo. El poco mérito por mi parte estriba en que con su chica se hallan en ese punto fluctuante entre si continuar o dejarlo.

jueves, 17 de diciembre de 2015

El desacierto de Mark Zuckerberg


Mark Zuckerberg, con su política de combatir los "nombres falsos" ha conseguido dejarme anonadada. El creador de Facebook pretende eliminar nuestro posible poliedrismo forzando a sus clientes de red social a presentarnos los unos a los otros mediante única "auténtica" faz, esa avalada por el nombre y apellido con los que fuimos cargados al nacer, o que depositamos en nuestros documentos identitarios años luego, amiguitos planos, sin doble o triple vertiente, reconocibles todos por una personal exclusiva filiación, con el objetivo de evitar volvernos peligrosos, pertrechados ocultos tras la inexistencia de nuestro físico constatado por carnet. Lo superlativamente grave, encuentro, es que procedieron en la implementación de la medida lanzándose cual sobre presa a extirpar, directos a las vísceras de su sospechoso, ese sujeto que precisa de bifurcarse para caminar exento de su asignado nombre por alguno de los ramales que se le ocurran.


Protestas en la Pride Parade de San Francisco
Así que me encontré esta semana, sin previa errada maniobra por mi parte, con la pasmosa sorpresa de ver como mis "amigos" de Facebook comenzaban en cascada a clicar "like" en las fotos colgadas o a dar al pulsador para seguirme en mi otra cuenta de red social, Instagram, en la que por algo -deberían haberlo considerado los pensadores de Zucherberg- me anoté bajo nombre imaginario, y solo a una mente viciada, u en exceso oxigenada, podría ocurrírsele motivo obsceno, perverso o criminal,  por encima del artístico, o el simple sanísimo de dar rienda suelta a expresarse sin el corsé de una pública, quizá políticamente correcta y demasiado atornillante, única identidad.

Define el Diccionario de la Lengua Española la palabra seudónimo o pseudónimo como nombre utilizado por un artista en sus actividades, en vez del suyo propio. Así que de lejos viene marchando por las vías de la expresión creativa eso que Mark y su equipo pretenden extinguir de su circuito.

Por supuesto Mark Zuckerberg puede hacer con su empresa lo que le apetezca, faltaría más, y así lo hará. Mira si va a tener en cuenta comentarios semejantes o la de manifestaciones que se puedan organizar.  O sí, y en consecuencia los demás seguiremos o nos desapuntaremos de ese engendro de su mente, invento que funcionó hasta el éxito total que tiene y ha contribuido una enormidad al encuentro social y a cambiar las formas. Por tanto le agradezco, y le supongo al ser de Mark Zuckerberg un buen pedazo de inteligencia y capacidad de maniobra acertada, no obstante puedan ocurrírsele algunas pifias.

Se han manifestado en este dos mil quince colectivos de lesbianas, gays, transexuales y drag queens. En mi caso particular, he de decir que lejos de impetuosos caudales fue un goteo de los cuatro amigos que tengo en Facebook lo que provocó mi estupefacción, cuando se vinieron uno tras otro a pulsar en mis fotos de Instagram, los que tienen a la vez cuenta en esta red, enterados por la de Facebook de mi existencia bajo otro nombre, que no daba abasto a bloquearlos -debido a mi lentitud de reflejo- por el riesgo de que puedan descubrirme en este blog, cuyo enlace coloqué  junto al perfil.
                     

jueves, 10 de diciembre de 2015

Superstición del prado verde

En mi bosque
En esta estepa solitaria donde en círculo me muevo, plagada de hoteles, mares, piscinas, cielos azules y áreas de spa, cuento con una particular fuente, proveedora de un placer casi tan lúbrico y excitante como el retozo de la pareja en escapada vacacional, sumergida en el jacuzzi de la suite, entre perfumados afrodisíacos micronutrientes, en los recintos de mis potenciales o adquiridos clientes. A fin de cultivarme en lo íntimo me dedico en el intervalo de mis tareas comerciales a recolocar mi órgano muscular situado en la cavidad de la boca, como lo hacía el político orador, según reza leyenda, para ganarle partida a sus dificultades de locución, Demóstenes, metiéndose piedras que lo ayudaran a variar posturas entre los elementos de su aparato fonador, hasta lograr modular sonidos que encajaran con los sones que deberían ser para hacerse entender con gracejo conquistador. Dijo Albert Einstein: " La vida es como andar en bicicleta. Para mantenerse en equilibrio, hay que seguir pedaleando". Por ello es que le digo yo a mi lengua, "venga amiga, va, ayúdame, conduce tu dorso hacia atrás, haz tu intento por acariciar al paladar mientras reproduces en el idioma de Shakespeare", y ella me responde, "yeees, my darling", lanzándose al toqueteo con su vecino de arriba hasta el punto de quedar entumecida por ejercitar tanta postura fuera de su habitual. Esta es en el presente mi segunda actividad sensitivo oral favorita y el modo más sugestivo y palpable que encuentro de dar marcha frente al manillar.

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Tuve antaño la superstición del prado verde que quería ver logrado dentro del perímetro de mi terreno hogareño, como signo de la fortuna que se plegaria por fin a mis deseos, esos cumplidos o incumplidos que por lógica nunca llegan a saciar, ansias que únicamente van cambiando de objeto, lo sé. Por ello, cansada de esperar y desde que leí un artículo, mi óptica referente al asunto viró. Contaba en la revista un ecologista, cuyo nombre -lo siento- no retuve, que los céspedes a humedecer por  riego artificial eran una locura insostenible con origen en los británicos del Imperio de su Majestad que pretendían pisar y ver en áreas coloniales de escasa lluvia mansa y constante las mismas acolchadas esmeraldas praderas que la naturaleza de por sí otorgaba a los de su isla madre a cambio de la escasez de espléndido sol.

Dejé de invertir siquiera un instante en tratar de resucitar tallos tiernos de mi cerca de extinguida grama,  siquiera un minuto empleo en el presente en levantar las hojas muertas o recoger del algarrobo sus frutos caídos; vainas fertilizantes son para el suelo estos últimos, según escuché alguna vez y ahora atiendo. A ver si se forma de humus una capita y paso a tener un híbrido de bosque mediterráneo con jardín de Alicia, en los lindes umbrosos de su pradera, albergador de conejos con relojes, agujeros y sorpresas. Mejor que el otro extremo posible del arreglo, si me hubiera sido concedido, laberinto de arbustos cincelados a la escuadra por donde cupiera la eventualidad del perseguidor del cuchillo, a sus bordes entramado rebuscado de reales parterres a la francesa, con la guinda que resbalaré desde la cúspide de crema de ese género de pastel, como la guillotina sobre la nuca de sus pertinentes majestades. Por cierto, allí también constaba el alfombrado en tejido de briznas en gran extensión; véase como muestra Palacio de Versalles, Luís XIV -siglo XVII-; ¿se regarían los aristocráticos bien pulidos prados de la Francia por exclusivo efecto del cielo?; ¿desde dónde vendría y hasta donde alcanzaría, sino hasta nuestros días entonces, la influencia de esa tendencia jardinera?.

Será que el ecologista de mi revista al apuntar hacia los británicos se refería a la repercusión entre el gran público, a la euforia desatadas entre los pequeños particulares a escala planetaria por tener su pedacito, gozar con la hierba bajo sus pies de una reunión al aire libre, sillas, tumbonas, chuletas, salchichas a la barbacoa, emplearse con el cortacésped los fines de semana, instalar en su centro una piscina, o aspirar a ella, quizá en una esquina, de lona o de las de construcción, los cansados o más pudientes contratar al segador-jardinero, que ha de contribuir a la felicidad, o acelerar algún divorcio; campo de golf comunitario, la más extensa de esas extensiones, a eso se referiría el ecologista, digo yo.

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Voy a guardarme de contar otra superstición en la misma línea; algo que de lograrse me posicionaría automáticamente a las puertas de conseguir el sueño. Esa, aunque amortiguada, sigue activa; lo apercibo cuando en alguna vuelta de esquina me sorprende con ataque mordaz; de ahí mi deleite con la lengua arriba.

* "Life is like riding a bicycle. To keep your balance, you must keep moving"

martes, 10 de noviembre de 2015

Lo que importa

Simón - Óleo de Susanna Morell
Seguir haciendo es la única manera de continuar sin concederme el espacio de tiempo y mente para considerarme una inepta en el arte de adquirir una coartada que explique a mi juicio de manera glamourosa para que  maldita obra he venido yo a nacer. Me concentro en los hoteles, trabajo que me gusta en la medida que funciona como el blog, siempre pendiente del azar, luego de hacer cuanto se puede, con los mecanismos de la posible variante activados, en busca de lo mejor que salga, a la espera del resultado que habrá de llegar, en forma de sustanciosos contratos, o simplemente será el premio que se trasvase esa energía conseguida en el hacer con entusiasmo, de una actividad a la que le sigue, como sostenido motor para permanecer ilusionada, que por mucho que pueda decir que para mí buscar clientes de foto y video pasa por ser un mero trabajo alimenticio, en el fondo considero que importa lo suyo en la esencial construcción y constato que el conjunto de mis quehaceres funcionan como máquina integral, ninguno menos imprescindible dentro del engranaje, aun los que me enervan al realizarlos, por su constante repetición, a través de un transcurso interminable, y la sensación de no aprender nada al hacerlos; ¿acaso estuvo desperdiciando su tiempo Nelson Mandela, veinticinco años picando piedra?.

He de decir en verdad que me ha costado lo suyo asimilar el fin de este blog. Por más que me encantó escribir y recuerdo de maravilla la época en Inglaterra, esperaba a la postre resultados palpables, posibilidades que se me abrieran, acontecimientos que me vinieran dados, prácticamente regalados y que me engarzaran en una trepidante acción.

Al permanecer como eterna soñadora, de fantasías que permanecen sin cobrar presencia, se puede llegar al punto en que una empieza a elucubrar en qué estribará la diferencia, si la hay, entre el cuerdo y el loco, ahí, en ese tenue margen en que se juntan sus cabos. Incluso los hijos pueden en el fondo achacarte la raíz de los problemas que los atenace. Qué gracia tiene, me digo, que hayan contado los míos con una madre cariñosa, entendedora, presente. Igual o mejor les hubiese estado otra señora con menos horas a su lado, ocupada con éxito en el terreno de la practicidad, proveedora si se quiere de cierta dosis de congoja, más capaz de apoyarlos en sentido menos íntimo. Aunque de ellos no he recibido indicio de queja.

Tengo la suerte de que mis chicos solo se aparecen para contar sobre lo bueno que les pasa. Lo mido en comparación con mi hermano Mateu y a mi cuñada Maite. Mi sobrina, por ejemplo, corre al teléfono o acude a su presencia con el grifo de las lágrimas a chorro, cada vez que la invaden los disturbios del amor, y ellos sufren con la niña, al verla tan desesperada; por otro lado a mi sobrina, a sus veinticinco años sin cumplir, la reciben  en el aeropuerto de New York con limusina, para trasladarla al hotel donde se aloja en la  Quinta Avenida, habitación doble con camas tamaño king size para ella solita. Acude desde su filial en Barcelona, donde al poco de empezar en una asesoría de empresas destacó como una crack y empezaron a mandarla por el mundo en nombre de esa compañía estadounidense. Recién licenciada de ingeniería fue contratada para trabajar en Francia, donde hizo sus prácticas internacionales. Allí entró directa a ser apreciada como profesional y persona por la cúpula de una renombrada cadena de supermercados; experiencia que tras dos años y medio decidió dejar, en busca del sol barcelonés y nuevo estímulo, ese que ahora la ha llevado a tener que cruzar con asiduidad el atlántico. Entonces mi sobrina llama a sus padres llorando, ahh, ahh, ahh, ese novio mio, ahh, ahh, ahh, que nos encontramos en Amsterdam, Londres, París, ahh, ahh, ahh, que me besa en público en la cancha, para cotilleo del graderío completo, en el campeonato de las campeonas del privado club del pueblo, ahh, ahh, ahh, que me tiene atormentada esa relación, ahh, ahh, ahh, que me siento incapaz de abandonar.

Simón debe de estar bien; ¿cómo estás, hijo?, le pregunto, bien, me responde; pero lo noto medio abatido. Se marchó de Madrid y vino a vivir a casa. Dejó el trabajo y la novia allá para emprender el proyecto que se le desvaneció al poco de llegar. Tenía múltiples opciones que se le ofrecían, según su criterio al principio, que igual se le esfumaron, y ahora se encuentra sin dirección, creo adivinar, pues como dije, si no es para notificar alegrías prefiere mantenerse con la boca cerrada. Tenía inclusive un plan que dependía únicamente de si mismo, sin embargo, lo veo atrancado en la inacción. Ojalá encuentre la vía por dónde arrancar, o más factible, se ponga en marcha y la encuentre. Tiene una cierta idea de irse a Bélgica, si le sale, a hacer de currante en una instalación de cables por seis meses, a fin de cobrar el buen sueldo que ofrecen y ahorrar, así  a la vuelta podría dedicarse, con la tranquilidad de los gastos cubiertos, a lo que quiera hacer... y ahí está por ver qué será eso. Mi apoyo en estos momentos consiste en tenerle alimento en la nevera y plato en la mesa, para que recupere de la extrema delgadez, pues vino de Madrid literalmente, como se dice, en los huesos; en eso sí va ganando y luce ahora más lustroso. Es increíble, igual que de recién nacido. Ahora se ha ido por unos días a verse con la novia, ojalá ella le obre maravillas. Por esto estoy en su dormitorio, tecleando en el portátil sobre su mesa, que es la mía cuando el cuarto queda libre, y gozo del otoñal sol, que entra por los ventanales y caldea hasta la tarde.

A mi marido le va perfecto en su constante acto de creación literaria. Son los asuntos editoriales los que están pendientes de darnos las buenas noticias que necesitamos para poder andar descorchando ampollas de cava*, en un sentido figurado, pues de paladar, la verdad, preferimos los excelentes vinos que ya nos tomamos, gracias a Dioniso, provenientes de las bodegas familiares, cajas enteras, mi embriagadora única herencia.

Los impagos se acumulan. Ahora mismo estoy rabiosa por haber tenido que hacer una transferencia, dejando nuestro saldo arrasado, a la cuenta de una piscina comunitaria en la que llevamos años sin dar brazada ni tender la toalla, solo para pagar las costas de letrado y procurador que de un plumazo se embolsaran por unos minutitos de gestión lo que a mi me lleva semanas conseguir y taño campanas cuando resulta. Diezmo al que le seguirá el auténtico pago, que a saber de dónde vamos a sacar para liquidar.

Rabia, la anterior, sobre el bienestar de espíritu provisto por lo siguiente. 

A las doce de la noche del jueves pasado suena el teléfono en casa y es la novia de mi hijo Lucas, ellos que viven en la urbanización vecina, preguntándonos si sabíamos algo de él, pues desde las ocho y media de la tarde en que se comunicó con ella desde el coche, camino de regreso al hogar, sugiriéndole salida al cine luego de cena rápida que ella tendría a punto, pues no había vuelto a saber de él, y se encontraba extrañada e inquieta. Venía mi hijo desde Barcelona, a trentainueve kilómetros de distancia.

- Sí, realmente es raro, menuda retención de tráfico debería de haber habido... y sin comunicación en el móvil... es un tanto alarmante, le digo.
- El dice que por las costas lleva vistos muchos accidentes, y claro...
-¿Quieres que llame a la guardia urbana?, le pregunto,.. ya con un cierto desasosiego.
-Sí, por favor,  y dime algo.

Lucas - Óleo de Susanna Morell
Llamé y pregunté si estaban enterados de algún incidente o accidente que hubiera habido en esa ruta por la que él venía.  El policía al teléfono dijo que no tenían reporte de ello dentro de los términos del municipio, que abarca los kilómetros de carretera bordeando la montaña junto al  mar. Luego el hombre se ocupó de extender las oportunas averiguaciones fuera de su zona y llamó de vuelta, causándonos sobresalto antes de descolgar el auricular. Era para informar de que no había habido accidentes o ingresos hospitalarios en el área de Barcelona bajo el nombre que le había dicho. Llamé a los Mossos de Escuadra, policía autonómica catalana, y lo mismo. El mosso de Barcelona que me atendió al otro lado de la línea dijo que lo más probable es que  algún amigo lo hubiera llamado y se hubiesen ido de copas; lo dijo con confianza, ¡vaya el hombre!, en lugar de pensar en alguna mafia asesina o secuestro express, como si supiera del cierto lo que al fin resultó. A las cuatro de la madrugada se presentó mi hijo en su casa, y la novia nos avisó. Yo ya dormitaba, pues cuando ella me dijo que si no había habido accidentes, entonces es que estaría por ahí, dando también casi por segura la presunción del poli, y que se iba a descansar, pues yo hice lo mismo, meterme en la cama. Mi marido se quedó al tanto, por alarmado y por entrar en su hora natural de estar despierto. A las cuatro de la mañana llamó ella a mi marido. Me entró un relax estupendo al saber, puro sosiego celestial que me dura hasta este instante, al margen de la momentánea crispación. Aunque mi hijo se saltara el compromiso con su novia, aunque explotara, como me dijo, de una convivencia de pareja que le complace y quiere abandonar a partes iguales por no verse tan joven en esa tesitura casi matrimonial para el resto de sus días; que gran felicidad, alivio, hablar luego con él, con ella, todos vivitos y sin rasguño; decidan lo que decidan hacer luego.

*Ampolla de cava: Botella de vino blanco espumoso catalán (tipo champán francés).

martes, 6 de octubre de 2015

Fin


Gracias, mi visitante amigo de Rusia.
Can you hear me?.... Можете ли вы меня слышите?....  ¿Puedes oirme?.....


David Bowie - Space Oddity (letra en inglés y traducción al español)

Sacado del Blog oficial del programa Corazón de Canción de http://radio.acup.es/
Letra Original:
Letra Traducida:
Ground control to major Tom
Ground control to major Tom
Take your protein pills and put your helmet on

Ground control to major Tom
Commencing countdown, engines on
Check ignition and may God's love be with you

Ten, nine, eight, seven, six, five,
Four, three, two, one, liftoff

This is ground control to major Tom
You've really made the grade
And the papers want to know
whose shirts you wear
Now it's time to leave the capsule
if you dare

This is major Tom to ground control
I'm stepping through the door
And I'm floating in a most peculiar way
And the stars look very different today

For here
Am I sitting in a tin can
Far above the world
Planet earth is blue
And theres nothing I can do

Though I’m past one hundred thousand miles
I'm feeling very still
And I think my spaceship knows which way to go
Tell me wife I love her very much
she knows

Ground control to major Tom
Your circuits dead,
there's something wrong
Can you hear me, major Tom?
Can you hear me, major Tom?
Can you hear me, major Tom?
Can you....

Here am I floating round my tin can

Far above the moon
Planet earth is blue
And there's nothing I can do.
Control de Tierra a Mayor Tom
Control de Tierra a Mayor Tom
tome sus proteínas y póngase el casco


Control de Tierra a Mayor Tom
comienza la cuenta atrás, motores en marcha
Compruebe el encendido y que el amor de Dios esté con Vd.

Diez, nueve, ocho, siete, seis, cinco,
cuatro, tres, dos, uno, despegando

Control de Tierra a Mayor Tom
realmente ha pasado la prueba
y la prensa quiere conocer
de quién es la camiseta que viste
Ahora ha de abandonar la cápsula,
si se atreve

Aquí mayor Tom a Base
estoy saliendo por la puerta
y estoy flotando de un modo muy peculiar
y las estrellas parecen tan distintas hoy

Por aquí
estoy sentado en un trasto de hojalata
muy por encima del mundo
La Tierra está azul (y/o triste)
y no hay nada que pueda hacer

Aunque más allá de 100.000 millas

me siento muy tranquilo
y creo que mi nave conoce que camino coger

Decidle a mi mujer que la quiero mucho,
ella sabe

Control de Tierra a Mayor Tom
sus circuitos están apagados
Debe haber algún problema
¿Me recibe, mayor Tom?
¿Me recibe, mayor Tom?
¿Me recibe, mayor Tom?
¿Me...

Estoy aquí, flotando alrededor de este trasto
de hojalata
muy por encima de la Luna
La Tierra es azul (y/o triste)
y no hay nada que pueda hacer.

miércoles, 30 de septiembre de 2015

Entre Berta y yo

La Plana - Pintura Susanna Morell
Luego de la sorpresa inicial, a su edad y condición física no tan inesperada, siento a la semana el vacío por la marcha de Berta Canals. Imagino qué le pueda estar sucediendo a quién la atendía de continuo en el cometido de conseguir esa magnífica imagen que ella ofrecía, desde su trono de real mando. Mi madre, de un equilibrio excepcional, al fallecer su suegra siguió escuchando día y noche el tintinear de la campanilla con la cual mi abuela solicitaba el presto servicio que ella y demás le brindaban con diligencia de ayudas de cámara; hasta el punto de tener que acudir a la consulta de un psiquiatra.

Creo que entre Berta y yo se dio una suerte de conexión, al menos durante un rato por parte de ella; algo que ver teníamos, proveniente de lo más profundo y ancestral; será por esa tierra dura en la cual nacimos, campos del interior, de esos padres roturadores de la piedra, inteligentes, del negocio; con madres de alma más cultivada, diría ella. O será que conecté yo de modo unilateral por devenir Berta el personaje que fue.

Le admiro ese personaje que de ella misma supo extraer. Agradezco haberlo presenciado. Imposible hubiese sido de otro modo hacerse idea de algo tan original, extremado y complejo. Tuvimos el privilegio, las veces que a su casa acudímos mi marido y yo, sentados junto a su mesa de comedor, transcurriendo como en una nube de irrealidad, más cinematográfico todo el conjunto que salido de la directa pantalla.

Tengo registrada como íntima hazaña, congraciada con el azar, el lograr que respondiera a mi carta; entre las variables que favorecieron estuvo el que Berta resultara dejarse llevar por la intuición, pues la tomó en cuenta antes de enterarse de la excelencia de la pluma de mi escritor marido. En otro tanto por ciento habrá influido el conocer Berta a mi tía, y saber de mi familia, la suficientemente cercana a su propiedad en el campo como para estar enterada de los chismes sobre propiedades y herencias que puedan correr. Vio una vez a mi padre en su castillo y se acordaba, cuando Berta acompañó al matrimonio Cela, del Nobel Camilo José Cela, por motivo de investir a la esposa, la periodista Marina Castaño, con un título honorífico anual concedido en montaje de gran fiesta por una cofradía de los vinos; Berta me aclaró.

Campos de La Segarra 
Por las relaciones el mundo se te abre como flor de la pasión para enjugar sus néctares; por las inexistentes te quedas a palo de regaliz, perpetuo solicitante a la espera, hasta que a fuerza de intentarlo se produce el acontecimiento excepcional, o no, que puede surgir, en caso de hacerlo, incluso de la sopa más boba, sin fideo cabellín; todo es cuestión de aprovechar lo que se tenga y divertirse en el intento, pues a la postre, como es bien sabido, el humor de verdad es lo único que conserva a través de los años su peso específico. Y está bien que me haga la maestrilla en este estadio, cuando ella acaba de fallecer y se cierne sobre mi cabeza otro otoño; ¿el definitivo?.

Lo dejaré aquí. ¿Un blog secreto para acceder a la universalidad?, ¿quién se atrevería a decir que no?.

Descansa en paz Berta Canals. Te agradeceré hasta mi desaparición el haber insuflado un cierto aire de consistencia al material de mis sueños. Algún día vendré a presentarte mis respetos frente a tu tumba en tu pueblo de Santa Fe, cementerio silencioso, si es que allí encuentro tu lápida, o al aire seco clamaré tu nombre entre las espigas, y una rosa amarilla o blanca entre las amapolas depositaré, si es que te han incinerado.

-¡Treinta año de espera!, Berta hizo su cálculo y se estremeció al nombrarlo.
-Tampoco te creas... eh, Berta..., yo le decía, ... lo hemos pasado muy bien.
-Pues claro que sí, mujer, ya me lo imagino. 

lunes, 21 de septiembre de 2015

Hasta siempre

Dibujo de Fernando Krahn
Veintiuno de septiembre, inicio de otoño, hoy ha muerto Berta Canals; mañana los periódicos vendrán llenos de la noticia. Esta tarde llamó a mi marido un amigo escritor y periodista encargado de hacer la nota pertinente para el diario en el cual ambos colaboran, pidiéndole unas palabras sobre ella. Todos hablarán. Pocos lo lamentarán tan en silencio como yo. Temo la llegada del invierno, sin calefacción en casa y sin su calorífico halo en lontananza, distancia a lo cierto corta para mis adentros.

Mi marido la rememora así en su lugar de red social:
"Este es un oficio encabronado al que he dedicado la vida y ahora que la estoy encerrando, veo que tuvo momentos que no cambiaría por nada, me escribió hace ya un año. La conocí tres años atrás, cuando me hizo venir desde Cambridge, donde entonces residía, para que tuviéramos una conversación. En pocos meses consiguió que tres prestigiosas editoriales publicaran tres novelas de mi autoría (RBA, Galaxia Gutemberg y Editorial Porto, de Portugal, que me publicó una novela aún inédita en castellano). Doy fe de que era rápida, inteligente, brillante, dueña de un carácter fuerte pero a ratos (muy frecuentes) cariñosa. Era tenaz, emotiva, intuitiva, lista (por supuesto), y muy entrañable para los que llegamos a conocerla. Comí en su casa, en compañía de mi mujer un par de veces; la última acompañados de Xavi Allen, de la Vanguardia y Joan Tarrida, editor de Galaxia Gutemberg. En otra ocasión la visité una tarde de verano. Estábamos sentados a la mesa, bebiendo café, y a ella se le ocurrió comer cerezas. Mandó que las trajeran. Eran deliciosas, pero en el momento en que me metí una en la boca ésta reventó manchándome la camisa. Me ruboricé, y seguramente se notó, porque Berta dijo: "No te preocupes L., son cosas que nos pasan a todos". Inmediatamente mandó que trajeran un quitamanchas. Cuando en cierta ocasión deslicé una queja por lo poco que, a mi parecer, se vendían mis libros, ella me contestó por e-mail: "L, tu ten paciencia y sigue escribiendo hasta el fin del mundo". Estoy seguro de que nunca la olvidaré. Hasta cuando sea, Berta."

jueves, 6 de agosto de 2015

Para que lo lean mis hijos

Simulated cover - Portada ficticia
Me siento como si acabara de parir; mi cuerpo aflojado de golpe, recién descomprimidos mis músculos tras el salvaje esfuerzo. Ahora sí podría irme tranquila de vacaciones con la seguridad de haber dejado la labor cumplida. Ha sido largo y duro, pero al fin la criatura está afuera. Será la que será, o no será ninguna, pero que mi misión ha sido cumplida, de eso no me cabe la menor duda.

He de decir, como he leído en revistas manifestar a alguna buena madre con brillante desarrollo profesional aparte del de tener crianza, he de decir, antes de que me llamen desde Mike Zoss Production Inc., la productora de los cineastas hermanos Joel y Ethan Coen, he de decir, para que lo lean mis hijos en el futuro y no piensen que lo descubrí a posteriori, que nada mejor espero, aunque de aspiraciones estoy repleta, ni mil veces ampliado lo que me esté por ocurrir de emocionante y venturoso doy por seguro se podrá comparar jamás con el hecho maravilloso e inigualable que nos ocurre a todas las hembras que hemos criado, el de haberlos tenido a ellos y haber gozado del gran lujo de crecer en su compañía. Aunque mis hijos ya lo saben; lo terribles que fueron de pequeños, que en su clímax el lío que armaban, había yo llegado a salir de la casa disparada, sin poder aguantar más, calle abajo corriendo, respirando hondo el aire de los pinos, a ver si me oxigenaba, y ellos detrás, persiguiéndome por la urbanización, ¡mami!, mamiii!, con miedo a que me fuera a tirar al barranco, que si cualquier vecino nos viera, pensaría que desde luego esa familia no era normal.

Mañana echaré la carta al correo, la tercera en tinta y papel en estos cinco años, esta vez en un papel hecho a mano que trajo mi marido hace tiempo, cuando fue a entrevistar para su artículo en el diario a la directora de un museo del papel, el Museo Molino Papelero, antigua fábrica en un pueblo catalán reconocido por dicha producción casi extinguida; lo guardé, y de ahí que ha servido como esperaba para algo importante. 

Burra en Las Navas del Selpillar, Córdoba, Andalucía, España
¿Porqué pienso que esta vez ha sido como el parto de la burra** y en la anterior se quedó en un mero intento?.

Pues por el compromiso del cuerpo entero en la labor, y lo que me ha llevado hasta llegar a la expulsión definitiva, con muchas falsas alarmas de por medio. No voy a entrar en detalles, pero puedo asegurar que algo tuvo de parecido a cuando nacieron Lucas y Simón.

Caballo-logo con fondo de puesta de sol y campo de cereales
En realidad van dos misivas en el mismo sobre; una a otros destinatarios que debería haber echado a la papelera pero incluí; la otra dirigida especialmente a mis estimados hermanos Coen. Solo una sombra se cierne sobre mi panorama; y es que en cuanto tuve el sobre lacrado fui a dar en la red con la aclaración de que la palabra Jew -judio- aunque técnicamente correcta se ha ido cargando de cognotaciones negativas, debiendo mejor evitarse, pues podría ser tomada como un insulto, y esa la que yo utilizé, en lugar de Jewish, que significa lo mismo, más puede usarse con toda la tranquilidad del mundo.

*Burra: Equino hembra cuya gestación es muy larga, de 12 a 18 meses según la raza. 
*"Es como el parto de la burra": Antiguo dicho popular del campo andaluz aplicado en el momento de lograrse algo que ha tardado mucho en conseguirse.

miércoles, 8 de julio de 2015

Siete de julio

Óleo Susanna Morell
Cual le sucedía a un personaje de Vladimir Nabokov, inquieto ante las coincidencias que parecieran significar, a mí también me pasa. Coincidencias simbólicas, así denomina el escritor al rescatado fenómeno subjetivo que pone en boca de su criatura a razón de encontrarse esta en el escaparate de una tienda de regalos con un objeto que costaba la misma cifra en francos que su edad en años, u otro posible obsequio decorado en su esfera por los escudos, redundantes en la misma cantidad, de los tantos cantones suizos. A mi también me sucede, aunque las siento como amigas, a las matemáticas, hiperbólicas, quiméricas, en danza frente a mi perplejidad, etéreas coincidencias; incluso en la medida de lo posible trato de favorecerlas, que me usen, que me dejen formar parte de ellas; el porqué no sé, quizá por ser figuras íntimas, inefables, evanescentes, de gran belleza.

Por eso ayer, siete de julio, en que se cumplían cinco años desde el día de mi llegada a Cambridge y del principio de esta aventura, lo pasé a la espera y me resistía a creer que nada casual me hubiera llegado a suceder en los aledaños o sobre el pico de tan significativa fecha, y claro, pensaba, las pompas van hacia donde el viento las lleve, el azar decida o ellas mismas quieran, con escaso remoto control por parte del que sopla por la cañita. A lo sumo uno intenta potencia, dirección, y cantidad de ellas según jabón, para quedar mirando, el chasco de ni una sola, la esmirriada pequeñita o la grandota a medias que no osa desprenderse, o bien la ristra de hermosas, ellas, que bien dependerá también de la habilidad y experiencia. Así que habría que insistir, como en la infancia, con obsesión hasta que salga, a no ser que me haya cansado ya del juego, que para íntima repetición existen otros, igual de lúbricos y practicables desde temprana edad, menos complicados si se los quiere, con ganancia inmediata y favorecedores para la humanidad de principio hasta el fin de los tiempos. La otra posibilidad es que exista un fallo endémico en mi sistema, lo cual a veces me temo.

La joya de coincidencia me vino regalada esta mañana al enterarme en el diario de que fue la firma francesa de cosmética Lâncome quién consiguió reunirlas ayer en París, a Julia Roberts y Penélope Cruz, en una gran fiesta, con motivo de la celebración del 80 aniversario de la compañía fundada por Armand Petitjean en 1935 . Igual Salma estaría por los alrededores, en su casa posiblemente, pues ella presta imagen a otras compañías elaboradoras de productos de alta gama para mejora del aspecto. Imagino que pudieran encontrarse antes del evento, u hoy, dos de ellas siquiera, fuera de los focos, en el tiempo del petit déjeuner*, o a media mañana frente a un jus de fruit frais* o una boisson chaude*, en charla de mamás, en reencuentro de compañeras de cartel. 

*Petit déjeuner: desayuno 
*Jus de fruit frais: zumo de fruta natural
*Boisson chaude: bebida caliente, té café o chocolate

domingo, 28 de junio de 2015

La carne de la discordia en la víspera de San Juan

Bacterias
Desde hace algún tiempo cuando voy a visitar a mi madre suelo regresar en el coche con una pieza de carne especialmente sabrosa y tierna que ella compra en su carnicería de confianza, un comercio donde además de tener fama por criar y sacrificar ellos mismos las reses que venden, le reservan a ella, como buena entendedora y clienta, los cortes más aparentes y bien reposados. En casa solo comemos esa carne roja, a lo sumo alguna otra cantidad al año en forma de hamburguesa o milanesa preparada por mí,  y nos reservamos para los asados argentinos, si es que vamos de invitados o en algún quinquenio organizamos nosotros. Entonces, cuando llego con el pedazo de ternera, lo meto rápido en el congelador, a la espera de la ocasión, en que lo macero y aso al horno.

Se suponía que para la verbena de San Juan íbamos a ser bastantes, así que trasladé el recipiente con el contenido a la nevera. Esa noche del día más largo del año, festividad cristiana tomada de la pagana anterior coincidente con el solsticio de verano, se celebra por estos lares con reuniones de amigos, fiesta popular al aire libre  y masiva tirada de petardos; las fogatas que antaño eran el centro están en el presente descartadas, por seguridad y en prevención de incendios.

-Mami, me dije Lucas, podemos hacer una hoguera en el jardín...
-¿Una hoguera?, ¿con el bosque al lado?... ¿cómo se te ocurre?... sabes que está prohibido....
-Cómo que prohibido...
-Claro... la llegas a encender y a los cinco minutos tienes a la policía en la puerta...
-Antes las había... yo las recuerdo...
-Será que te estás haciendo ancianito hijo.... pues hace bastante que desaparecieron ... yo lo recuerdo de mi infancia.... ¿dónde viste tú una hoguera?... ¿estuvimos en alguna verbena... con fuego?
-Mmm...
-¡Ahhh¡, ¡yaaa!...pero seguro que ahora...
-...en la masía del autódromo... ¿verdad que era?.
-...salta una chispa y se arma un lío monumental...
-Mami...¿no te acordabas?...
-...porque las chispas pueden llegar muy lejos......sí... lo recuerdo.... sobre la pista de cemento.... allí sí que daba para hacerla... aunque lo que más recuerdo es el baile... había un discjockey buenísimo....
-Hacemos una barbacoa en mi terraza... o en el jardín de casa.... montamos la parrilla en medio de la tierra...  un hoyo... conseguimos unos troncos...
-...Lucas...
-...los colocamos alrededor...
-...tengo una pieza de carne que es para hacer al horno... lleva en la nevera descongelando...  si no se hace se va a estropear... es para horno...
-¡¿Significa eso que vamos a estar allí sentados, inmóviles, con mantel y toda la formalidad de la mesa de siempre...  en una verbena?!...
-Hijo....  ¡en la mesa de la terraza!.... ¡no en un calabozo!....a tu padre no le va a hacer ni pizca de gracia la idea de las brasas, está en medio de una novela... lo sabes... no está para líos en estos precisos momentos... y luego en el jardín queda el pegote ... lo tengo sabido.... tendríais que dejarlo sin rastro... una indeleble mancha negra... ¡cuesta eliminar!.... y tener la manguera a punto....podría cortar la carne en filetes gordos... igual quedaría buena...

¡Lo que faltaba!, profirió mi marido, ¡petardos!, ¿cómo que piensan venir a tirar petardos en la explanada aquí al lado?, Tai se va a volver loco, y yo también, ¡me voy a ir!, ¡me voy a ir!, ¡esto es una invasión!, ¡no lo aguantooo!.

Edificio en llamas en nuestro jardín - Año 2001
Al final estuvimos solos en la tranquilidad, en esa noche tan de común bulliciosa, mi marido y yo, escuchando en silencio al fresco el canto de las primeras chicharras. Simón regresado a vivir al hogar se ocupó en servicio de catering hasta la madrugada. Lucas con su novia y la novia y el hijo de su hermano Daniel se fueron a la playa a encender el arsenal de pirotecnia y a tomar algo por ahí; dice Lucas que le salió la celebración como esperaba. Simón trajo cantidad de muslos y alitas en salsa, en bandejas que estaban apropiadas de la cocina al levantar, y me ocupé en deshuesar, mezclar con arroz recién cocido y refrescado, envasar, refrigerar, congelar y a la postre echar a la basura todos los toppers que acababan de llenar parte de la nevera y hasta el tope los tres vacíos cajones del congelador por desprender todo el conjunto un sospechoso olor que ni el frío bajo cero atemperaba. Adiós Tai con su comida; ¿cómo fue posible un deterioro tan de un momento para el siguiente?. ¡Bacterias, bacterias!, bacterias putrefactoras que actúan a velocidad insospechada sobre la proteína a temperatura ambiente (20-25º).

Simón vino en su coche desde Madrid con su sobrino Leo, hijo del hijo mayor de mi marido, traído para pasar las vacaciones estivales, a la espera de la llegada de su padre; en principio para quedarse una semana con su tío Lucas. Por saberse sobre quién recaerá el cuidado luego, dos meses, algo que mi marido no está dispuesto en casa, y yo lo mismo, salvo por días sueltos, pues encima de atenderlo me trae discusión con él, mi cónyuge, quien cree que soy demasiado condescendiente, y por más que me gusten los niños, tampoco es precisamente mi ilusión ejercer de abuela en estos instantes, que bastante tengo con el perro casi humano que me cayó en suerte, mientras trato de empujar con los hoteles y llevar adelante este desvarío hasta el punto en que deje de serlo.

Quemador- Foto S.Morell
Tengo idea de haber leído hace mucho sobre lo mal que ejercía Pablo Picasso de padre, aportando como ilustración el articulista el dato de que tan siquiera en los alrededores de la Navidad se acordaba el pintor de árbol o guirnalda para ambientar en presencia de los pequeños y era a último segundo y ante perentóreo requerimiento que corría el hombre con ellos hacia la compra del abeto; y yo pensé que no estaba tan mal para un genio, si finalmente aparcaba el fluir de su pincel y mente creadora para irse con los hijos en busca de lo que adornaba cualquier hogar en esas fechas. Por similitud que creo es probable que retuviera la anécdota anterior.

Mi marido es un grande de la escritura, un monstruo en cierta medida, en el buen sentido, que tiene que aprovechar sus días para la pluma, y bastante hace al cumplir con las tareas domésticas que lleva autoadjudicadas. Aseguro que no es como el escritor Vladimir Navokof, quién según la leyenda era tan torpe con la manualidad -en eso sí quizá haya una cierta semejanza- y estaba tan bien atendido que hasta para abrir un paraguas era su mujer Véra que lo hacía por él. En cuanto a los hijos mi marido se ha ocupado desde siempre de estar con ellos, a la hora intempestiva que fuere; disfruta de verlos, hablar por teléfono y quedar para charlar con cada cual de los tres. Si lo agobian, desde luego que se enteran y los manda a desaparecer, sin trauma alguno que les cause. En cuanto a los adornos navideños, ambos llevamos años fallando al respecto.

Mis hijos se responsabilizan cual padres de Leo, ahora de diez años; lo han vivido en los fines de semana desde pequeño en Madrid, y lo han atendido por completo si su padre no estaba. Lucas le compró ahora, antes de su llegada, una nutrida cantidad de bengalas y petardos para tirarlos en la noche de marras. Con el aire libre querría seguramente nuestro hijo hacerle vivir al sobrino la gran velada que ellos esperaban y vivían con intensidad de pequeños.

Sucede que a falta de espacio, mi marido tiene instalado su lugar de trabajo en pleno salón comedor. Sucede que está en mitad de una escritura con la concentración que eso requiere y la tranquilidad que precisaría. Entonces empiezan a circular; un hijo, el otro, el otro; una novia, la otra, la otra; el perro, el nieto, la mujer; la colada, el aspirador, los platos, la comida; el habla bulliciosa de esta familia tropical que nos ha crecido, los asuntos que a los demás interesan, y se le hace difícil.

Bacterias
En el propio día de San Juan nos reunimos para el almuerzo. Temperatura agradable, ánimos relajados, la carne perfecta, el vino, la ensalada, bajo el toldo en la terraza en un día luminoso donde los pájaros trinaban y el sonido lejano de chapoteos en el agua nos daban cuenta  de la llegada de la estación estival. Ojalá siga así de idílico todo el verano.

viernes, 26 de junio de 2015

Julia y la mamá grande

Podría ser Julia la que interpretara el personaje principal de estas páginas, o ser ella la productora, si le cuadrara mejor y buscar a otra actriz para el papel. En su caso se da a la inversa el impedimento con que suele toparse una latina en el cine de los grandes estudios americanos, y es que Julia no es hispana. Igual se podría adaptar la historia a una gringa anglosajona de ascendencia medio alemana con marido escritor de culto argentino atascada en su pequeño rancho en los páramos del desierto mejicano yéndose al otro lado del atlántico en busca de lo indefinido. Encontrarían seguro una solución, para ello existen los creativos de la pluma en Hollywood, o mi marido, o yo misma, o se podría montar una de esas tormentas de cerebros entre todos, con rayos, truenos y chispas que saltan, a ver si surge algo. Eso sí, necesariamente debería recalar Susanna, o como quisieran llamar a la protagonista de esta historia, en el Cambridge de Inglaterra.

Me imagino lo que le encantaría a Berta Canals recibir en su casa de campo a Julia Roberts, Salma Hayek, o Penélope Cruz. La llamaría y le diría, qué te parece Berta si te vengo a visitar con Julia Roberts, Salma Hayek, o Penélope Cruz, o dos de ellas a la vez. Berta se pondría buena de un salto, estoy segura, y comenzaría a dar órdenes a su ejercito para recibirlas según acostumbra, a lo grandioso, oficiando la ceremonia desde su trono, cual emperadora anfitriona.

"Yo soy soocialista y re-vo-lu-cio-naria, de toda la vida  y para el resto de mis días", nos dijo con ojos entrecerrados y golpeando con el puño sobre la mesa de comedor, la segunda vez que fuimos a su casa, después del almuerzo al que nos invitó, a mi marido y a mi. Seguro que a Julia, Salma, o Penélope, con exacta deferencia las trataría, pues nos dijo Berta  "para mí, entre los de nuestro ambiente creativo no existen las clases sociales", luego de que en ocasión de conocernos en persona se pusiera al borde de las lágrimas y a pedir a sus sirvientas de uniforme que le fueran a por cigarrillos, que de tiempo no fumaba, y encendió con temblor de cuerpo entero junto a los nuestros el suyo, que igual teníamos dejado por largo el tabaco, para calmar el ansia que le había provocado saber de mis tribulaciones en Gran Bretaña, "¡en la vida había escuchado algo así!,¡de una hija de tal padre!, ¡el único latifundio de Catalunya!", y para celebrar lo bueno de que ella nos iba a echar una mano tomando personalmente a su cargo la representación de la obra de mi marido, un auténtico regalo de navidad, nos dijo, que le había supuesto, pues fue sobre esas fechas cuando abrió la carta que le mandé, ofreciéndole a un autor al cual los escritores y críticos por ella más admirados y respetados calificaban de personalísimo y extraordinario. "¿Cómo será que no te conocía?... ¿cómo será que nunca nos cruzamos, chico?... le iba diciendo Berta a mi marido, ...¡mira que debe de haber habido ocasiones!..."

Ahora llevábamos mucho sin saber de ella. Cuando en rapto de emoción tomó a mi marido bajo su ala, Berta se ocupaba en persona únicamente de sus seis premios Nobel de Literatura y de algunos otros augustos escritores representados por ella desde antes de retirarse al pueblo de sus ancestros, para volver al cabo a la ciudad a retomar las riendas de su agencia literaria y marcar las directrices desde su espaciosa vivienda-despacho en la planta alta de las varias que ocupa su empresa en un noble edificio sito en la arteria Diagonal de Barcelona.

Por ende, el caso de mi marido era único y aparte. Berta hizo que su secretaria instalara su obra publicada y la inédita en un estante cercano a su cabecera en el despacho; para tenerlo presente, supongo, y gestionarlo. Así que, si ella se pone pachucha, y se retira en parte de sus ocupaciones, los manuscritos de él quedarán huérfanos los primeros, sin otro agente de su factoría que sepa siquiera de su existencia, imagino, a la espera sobre el anaquel a que la mamá representante sane y los vuelva a mover adelante. Aunque es una inmensidad de cerebro y pasión vital, hay que tener presente que Berta cuenta cerca de los ochenta y cinco años y le aquejan algunos males, entre ellos su volumen y tener que andar en silla de ruedas.

Lo suponíamos por la falta de contacto, mas de rebote, por una sonada noticia sobre celebridades en la prensa, nos hemos venimos a enterar de que ella no debe de andar muy fina. La bomba era que el escritor peruano-español, de setenta y nueve años, radicado en Madrid, homenajeado Premio Nobel en el 2010, Mario Vargas Llosa, desde 1966 representado por Berta Canals, su mejor cliente junto al colombiano Gabriel García Márquez, se había separado de su esposa Patricia. A la par de celebrar los cincuenta años de matrimonio con hijos, nietos, pompa y champán Dom Pérignon en su piso en central Manhattan el escritor estaba entrando en conocimientos en Madrid con una dama de la sociedad y reina absoluta del papel couché español, muy mona y glamourosa ella a sus sesenta y cuatro años, ex mujer del cantante Julio Iglesias, madre del cantante Enrique Iglesias, ex mujer del viticultor Marqués de Griñón y reciente viuda de un ex ministro socialista. En relación más adentrada la pareja, pues el conocerse venía de casi treinta años atrás, cuando en 1986 ella lo entrevistó en Misuri, Estados Unidos, para la revista ¡Hola!*, estando por la época ella habitando con el ministro Boyer, con el cual contrajo nupcias en 1988, y se dio de hacerse los dos matrimonios amigos, de salir a cenar o a comer, en Madrid o Marbella, que era sobre todo la amistad entre los dos hombres la que primaba, según cuenta Isabel, que así se llama la mujer, en el susodicho medio de su plena confianza y negocios, ahora que el fresco sentimiento entre ambos parece estar virando hacia algo más profundo. La primicia en ese semanario del corazón, tomó por sorpresa e indignó sobremanera a la familia de él. Vargas Llosa, corrido por los periodistas, alcanzó a declarar: "Solo confirmo que soy un hombre separado".

¿Quién le llevará a partir de ahora los asuntos a Vargas Llosa?, se pregunta la prensa de todo tipo, siendo como era su esposa Patricia la capitana que con cuerpo de secretarias le organizaba la vida, los viajes, las finanzas y todo lo que no tuviera estrictamente que ver con el hecho de escribir. En el discurso de investidura del Premio Nobel, Vargas Llosa la reconoció por su eficacia:
"Perú es Patricia, la prima de naricita respingada y carácter indomable con la que tuve la fortuna de casarme hace 45 años...... sin ella mi vida se hubiera disuelto hace tiempo en un torbellino caótico y no hubieran nacido Álvaro, Gonzalo, Morgana, ni los seis nietos que nos prolongan y alegran la existencia. Ella hace todo y todo lo hace bien...... es tan generosa que, hasta cuando cree que me riñe, me hace el mejor de los elogios: "Mario, para lo único que tú sirves es para escribir" ".
Al llegar a la parte más íntima y emocional de su discurso, su voz quebró y ojos anegaron, en una emoción que transmitió a la sala entera en Estocolmo. Berta Canals, sentada en primera fila, temblorosa como el flan que diría, en lágrimas que le corrían, tocada igual que los demás implicados por las palabras del nuevo ganador de su cuadra, "es la mejor manera de terminar mi vida de agente", pronunció. Dos días después, en plena semana de celebración en Suecia tuvo que correr a Barcelona por fallecimiento de su marido.

¿Quién le llevará los asuntos a Vargas Llosa, se pregunta la prensa, ahora que su agente literaria lleva tiempo en horas bajas, delegando en personal de su plantilla la firma de contratos y demás acciones en favor de su representado?. He ahí la pregunta y datos que atañen a mi familia. Si Berta Canals está fuera de disposición para atender al Nobel, se puede imaginar en qué especie de limbo quedarán los posibles contratos para el autor que es mi marido.

Ojalá lo de Berta sea transitorio, un simple lapso de estrés mental, un decaimiento que el poder de sus gemas le cure, o sus doctores especialistas, o su quiropráctico masajista oriental, ojalá su astróloga le prediga salud y energía para largo, y acierte.

"Come, reza, ama", película basada en las
memorias de la autora norteamericana
Elizabeth Gilbert
Entonces, si Julia hubiera llegado a leer mi mensaje, si superada cualquier inicial sospecha, por misterioso llamado, hubiese llevado hasta mi blog, si dominara el español tanto como para leer en ese idioma sin resultarle harto dificultoso, o tuviera la tan fuerte intuición como para mandar a traducir, o aplicar ella misma el traductor incorporado a fin de enterarse antes, si llegara a desentrañar a través de las páginas la historia... que no salta de primeras a la vista... ¡demasiados condicionales!, diría con razón mi marido... ahora que se encuentra ella en Cabo San Juan, México, de vacaciones con su familia, es decir, no en mitad de un rodaje con los sentidos de pleno en otra representación, es decir, con algo más de tiempo al ritmo de las olas o bajo los toldos para dedicarse a los comentarios de sus admiradores en línea... en fin... admito que lo tengo un tanto crudo.

Debe saber Julia que no se encuentra frente a una fan obsesiva; ni tan siquiera frente a una seguidora suya habitual, aunque sí haya visto muchas de sus películas y la admire como intérprete. Por cierto, si con la sustancia del libro de memorias de la escritora Elizabeth Gilbert salió una película, de lo mio podría salir un peliculón.

De interesarle a Julia, Salma o Penélope, podría ponerse en contacto conmigo a través de la dirección electrónica del blog y arreglar para conocernos. Que sepa Salma o Penélope que a ellas las baraje desde hace mucho. A Salma, más, porque se acerca al término en cuestión de edad. Pénelope por ser española. Julia porque apareció sin pensar. A las tres por ser grandes intérpretes que puedo imaginar metidas en mi piel. Podría ir yo para allí, o ellas para acá, a mi lo mismo me daría;  para hacerse siquiera una directa idea. 

Mario Vargas Llosa alquiló en un pasado no tan distante un pequeño autobús para irse de excursión. Cargó a su plena familia y allá que se fue, hasta la casa de Berta Canals en plena campiña leridana*, pues quería que sus nietos y todos los que no habían conocido a la señora catalana de la que tanto habían escuchado hablar en la casa tuvieran ocasión de hacerlo, a esa dueña que a los más chicos se les representaba como una especie de hada madrina flotando sobre su entera familia. Ir a su masía, dado que pocas veces en la vida acontece tener la posibilidad de presenciar a un fenómeno tal de la naturaleza. Quizá fuera un nueve de agosto, quizás para su ochenta cumpleaños que se acercaran a felicitarla.

*¡Hola!: Emblemático semanario de la llamada en España "prensa rosa" o "prensa del corazón"; revista fundada en Barcelona en tiempo de la posguerra civil, 1944, por el malagueño de la histórica ciudad de Ronda Antonio Sanchez Gómez y su palentina esposa Mercedes Junco. Su hijo Eduardo Sánchez Junco expandió el negocio fuera de las fronteras, en la actualidad cuenta con edición propia en 24 países, se exporta a otros setenta y cuenta con dieciocho millones de lectores semanales.
* Leridana: Perteneciente a la provincia catalana de Lérida o Lleida (en catalán).

sábado, 20 de junio de 2015

Late-night talk show

Película estrenada en 1990
dirigida por Garry Marshal
Estando sola frente a mi profesor virtual en una clase de spinning en el gimnasio hoy he tenido una revelación; he visto tan claro como anunciado por lengua de fuego que la actriz perfecta para representarme en el cine sería Julia Roberts. Así, sin pretenderlo; juro que llevaba tiempo con la cuestión fuera de mi mente, creída de que mis circunvalaciones se encontraba en sus ratos de aparente atonía dedicadas al reajuste existencial, y de sopetón me vuelve a asaltar el delirio de siempre.

Habrá influido que hace unos días, por escuchar algo de inglés, me fui a visitar las últimas emisiones del espectáculo conducido por David Letterman, fija mi mirada como habitual ante las actrices en centelleante interacción con dicho presentador, que para pena de muchos dejó este veinte de mayo su programa para la CBS, sito plató de realización en Nueva York. Yo también afectada, ¡recién descubierto y se va el hombre!, que dos años no son nada frente a los treinta y tres que estuvo él al frente de su late-night talk show, un modelo muy norteamericano de programa casi diario, a la noche tarde, con entrevistas, monólogos, orquesta propia y actuaciones musicales en vivo, regado por ironía y util humor; ¿y quién iba a ser la especial invitada en la última estelar aparición de actriz?, pues fácil de adivinar.

Teatro Ed Sullivan - New York
Seguido me fui a la red para acabar viendo la película que justo este veintitrés de marzo cumplió veinticinco años desde su fecha de estreno, Pretty Woman, protagonizada por Richard Gere y Julia  Roberts, precisamente también.

El film, pensado en un principio como de drogas, prostitución y muestra de ambientes contrapuestos con final de cine oscuro, -la protagonista meretriz arrojada del auto al asfalto por su pretendido de la altas finanzas-, acabó siendo, a razón de cambio de director y para éxito imperecedero, una desprejuiciada y, como en película de Tarantino, explícitamente tomada en clave de fantasía,  moderna versión del cuento de la Cenicienta.

Tal ha sido la intensidad de la señal, en referencia a la actriz para el papel protagónico, que me he dedicado a la noche tarde como el late show, a tratar de localizar a su representante. Al final he ido directamente a ella, sin intermediarios, y le he dejado el siguiente mensaje:
"Querida Julia, si estás a la búsqueda de un potente carácter de mujer, a producir y a representar, entonces tendrás que mirar y aplicar traductor a lo siguiente: unaaventuraencambridge.blogspot.com.es, ten paciencia a través de las páginas, te aseguro que contiene una gran e inspiradora historia".  
Películas-cómic de Quentin Tarantino
Es asombroso como un acto tan descerebrado como este, según como se mire, puede ayudar a una persona inteligente como yo, según como se mire, a encontrarse, por lo que dure y hasta la próxima, con el impulso retomado y la esperanza renacida en el cumplimiento de su XXX misión cósmica.


martes, 2 de junio de 2015

Croquetas para perro de Mercadona

Carta al apartado de Sugerencias de 
supermercados Mercadona

Hola buenos días,

Como compradora asidua, incondicional y fan de Mercadona les hago unas sugerencias.

Carlos Gorriarena - El viento mueve las cortinas
Encuentro demasiado grandes las bolsas de veinte kilos de comida seca para perros, si las hiciesen de diez kilos serían mucho más manejables y puedo asegurarles que doblarían sus ventas, pues yo, aun siendo más bien alta y deportista, me veo en apuros a la hora de cargar la de veinte en el carrito, luego en el coche y luego en casa; añadido al imposible espacio que ocupa en una cocina o despensa media. 

Por otro lado a mi perro lo alimento de modo mixto, con arroz, pollo y zanahoria, cocinado casero, mezclado con sus Compy croquetas, pues he leído de estas en Internet unos calificativos, que si “mataperros” o “ataca hígados perrunos” y claro, pongo en duda estas apreciaciones, pues me parece que si su empresa dedica tanta inteligencia como le noto en seleccionar los productos para dar en lo preciso que la gente requiere, ofrecer calidad, ayudar a elevar la salud del español medio, con mínimas grasas saturadas e ingredientes saludables en los preparados, y demás detalles, pues me parecería raro que con las mascotas aplicaran otra política. Pero en fin, por precaución ya digo, se las doy en menor dosis.

Entonces, segunda sugerencia, deberían hacer frente a la calumnia de sus bolas secas, si es que de verdad pueden llamarse alimento, bien demostrando mediante constatación analítica que son en todo caso equiparables a las de gama baja de las extra costosas marcas reconocidas; o bien elevando de modo manifiesto la calidad de sus Compy croquetas, o bien incorporando un nuevo producto a elegir, con nutrientes más beneficiosos, a precio que les saliera rentable; siempre mucho menos sería que los de las famosas comidas que tienen que pagar por publicidad, y así poder alimentar a nuestros animales sin imaginar que les podríamos estar dando aserrín prensado con grasa de dudosa procedencia.

Muchas gracias por su atención,
Susanna Morell


Por otro lado tengo otro asunto, en este caso de empresa, por el que me pongo en contacto con ustedes.

Me presento,

Soy Susanna, de Xxxxxxxxxxx, productora de vídeo y fotografía.

Me gustaría, si fueran tan amables que le pasaran este email a los responsables de su departamento de marketing.

Aquí dejo algunos links para ellos. Si entran podrán hacerse una idea de nuestros trabajos y conocer al equipo de Xxxxxxxxxxx que hace posible el excelente y competitivo resultado.

www.xxxxxxxxxxx.es 
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Si desearan mayor información, no duden en contactar conmigo y se la podría facilitar.

Reciban mis cordiales saludos,
Susanna Morell

Me llamaron enseguida desde el departamento de reclamaciones, una mujer con voz suave, amaestrada para atemperar los ánimos y quedar bien con el cliente, joven me pareció por su tono, recitándome las bondades de su comida para mascotas. Le pregunté acerca de mi sugerencia sobre el tamaño de las bolsas y respondió que de eso se ocupaba el departamento correspondiente. Le pregunté sobre el departamento de marketing y dijo que también se le habría reenviado a ellos mi mensaje. Le pregunté si se podía poner el Sr. Roig* al teléfono y dijo que sintiéndolo mucho se encontraba por la otra línea ocupado hablando con Amancio Ortega*.

* Juan Roig: Empresario valenciano fundador y dueño de la cadena líder de supermercados españoles Mercadona.
* Amancio Ortega: Empresario leonés, co-fundador, ex presidente y máximo accionista del grupo textil industrial Inditex