miércoles, 30 de mayo de 2012

Segunda barbacoa

Naranjito
Pensaba dedicar mi día libre a la escritura, pero  me he levantado con una resaca a la que no estoy acostumbrada, no de alcohol, sino de mezclar comidas, bebidas y fumarme el purito que Katie me ofreció en la barbacoa   que organizó en su jardín anoche, repitiendo la que tan bien  recordábamos del año pasado.
Katie sacó su guitarra hacia el final. Ella queda elevada a otro plano mientras actúa.
Mi marido en España empieza a estar un pelín intranquilo por las salidas de su señora, pero yo le digo que no se preocupe, que justamente lo que me da gusto es esa manera tan inocente y tan fácil de pasarlo bien.
Supongo que estábamos celebrando la entrada de las temperaturas estivales que han durado una semana, porque para hoy mismo está pronosticado el comienzo de una racha de lluvias.
Igualmente tengo reserva de juerga para rato. Con o sin sol, en adelante sólo pienso acudir a la despedida de Jessy y Sam que dejarán el hostel en agosto para irse a dar una vuelta por el mundo.
Ya me decía Woody: "No te mates; tratar de organizarle la vida a los demás es tiempo perdido".
Pero yo, como todos, necesito pasar por la experiencia para aprehender.
El caso es que llegó Sam al hostel y la química por sí sola, con una facilidad pasmosa, se encargó de emparejarlo con Jessy.
Y creo que están acertados para largo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario