Isabel II de Inglaterra |
- ¿Sabes qué ha pasado?, me pregunta ella.
- ¿Qué ha pasado?, le contesto.
- Que la reina ha desaparecido.
- La reina... ¿desaparecido?, ¿cómo puede ser eso?.
- Pues sí, parece que alguien se la ha robado.
- ¡Robarse a la reina!.
- Han dicho que vieron que la estaban paseando por el centro.
- ¿Por el centro de dónde?.
- Pues de Cambridge.
- ¿¡De Cambridge!?.
Mientras se daba este diálogo algo pensaba que no estaba captando, me preguntaba cómo era que no estaban frente al televisor, que permanecía apagado, y la cara de Chris se mostraba seria pero no tan consternada como debiera.
Con el café y la confusión me fui hacia el otro lado, pensando que a mi inglés le faltaba muchísimo.
Luego Natacha sin saberlo me sacó de la confusión.
Su pena no era por la reina de carne y hueso, sino por la de cartón que se trajo Jay a la fiesta a saludar y que la directora compró con motivo del jubileo, no de los israelitas, sino de los ingleses que están por celebrar los sesenta años de su dama en el trono.
Su pena no era por la reina de carne y hueso, sino por la de cartón que se trajo Jay a la fiesta a saludar y que la directora compró con motivo del jubileo, no de los israelitas, sino de los ingleses que están por celebrar los sesenta años de su dama en el trono.
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