miércoles, 5 de septiembre de 2012

Cactus

Hedgehog    
Lo del erizo venía de una noche del verano pasado, cuando  en una barbacoa en casa de Katie se me ocurrió meterme entre unas matas a inspeccionar el jardín del vecino y algo pinchó mi pie. ¡Un cactus!, ¡un cactus!, exclamé; ¿qué otra cosa pudiera pensar que fuera?.
Por la reacción general pude darme cuenta de que esa no sería la primera imagen que a los demás les hubiese venido a la cabeza; les resultó chocante, y por lo tanto hilarante, y así quedó bautizada la velada como "la barbacoa del cactus".

Luego he visto más hedgehogs, así se los llama en inglés, el cerdito que va por los bordes, bastante frecuentes en los jardines de aquí. Justo hace dos semanas escuchamos su deambular por los parterres mientras cenábamos con marido en la casa de nuestros amigos José y Liz, toda una familia, de erizos, descubrimos entre las plantas, aunque nuestros anfitriones también tienen un hijo pequeño y muy bonito. 
Erizo de mar
Nosotros llegamos a tener uno que encontramos, de erizo, en nuestro jardín de España, pero claro, de eso hace mucho, cuando nuestros propios hijos pequeños y guapos andaban por ahí, y fue una rareza que a los dos días desapareció.

En el mar se pisaban los erizos para mí, que buenas púas tenían y pusieron el pie de mi tío tan gordo que tuvieron que llevarlo al hospital.
En honor a mi tío, que se vio privado de la playa, va este poemilla del verano.

Poema del Cactus
Pincho de mar, pincho de río,
porque tumbas las barcas si te ves tan tranquilo,
ahí te veía llegar, en el mar,
no pongas el pie sobre la roca, niña, que te vas a lastimar.

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