Lego people |
Afuera reinaba a última hora de la tarde un tiempo soleado con una temperatura ideal, así que me fui trotando más y más hacia el puro campo por el sendero recién descubierto que transcurría al lado mismo del agua.
A la altura de la autovía A14 dije basta y pegué la media vuelta.
El río es hermoso por todos lados, pero en ese día y en esa parte todavía me resultó más espectacular.
El cielo se había despejado para regalarme una estampa verde y resplandeciente salpicada de figuritas coloreadas:
Mujeres poniéndose a punto para la carrera de cuatro kilómetros contra el cáncer de mama que se iba a celebrar el siguiente domingo, ciclistas, corredores habituales, perros con sus dueños, vecinos de la ribera con sus cortadoras de césped, botes en el agua pasando uno tras otro, con remeros agrupados por sexo, talla o estado físico, sacadores de fotos en la orilla, hombres apostado a cada tanto con chaleco amarillo y megáfono en mano que tomé por guardas de seguridad de la ribera, hasta que me di cuenta de que tal despliegue de deporte y civilización no era propio de un día cualquiera.
Un señor y una señora de la organización, sentados en sus sillas playeras contabilizando los botes que pasaban, me hicieron saber que estaba presenciando un acontecimiento anual.
Con los festejos del Jubilee de la Reina Isabel ll (sus sesenta años en el trono) y los Juegos Olímpicos que se acaban de celebrar me pasó algo parecido. Vi de pronto por la tele algo muy colorido, lleno de gente sonriente contándole a la cámara lo amazing que era todo, es decir, lo asombrados y contentos que se encontraban por ver y sentirse partícipes de unos eventos tan magníficos organizados por su patria.
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