Acrílico de Susanna Morell |
También es cierto que la tecnología puede ponerte a veces de los nervios, si algo falla y la solución tarda. Yo acabo de perder tres días batallando por arreglar un problema de conexión entre el móvil y el ordenador, y al final he tenido que recurrir a un técnico.
Hoy de nuevo he tenido una jornada productiva. Con las rebajas comenzadas, he salido ansiosa a la mañana temprano, y después de dar vueltas y vueltas de tienda en tienda como un ventilador que no diera aire, he regresado a casa a las tres de la tarde sin una sola adquisición.
Luego le he comentado a mi marido la lástima por lo gastado en el parquímetro, y casi me echa la bronca, porque no le gusta que me ponga tan cutre con el dinero.
Por lo habitual no abordamos entre la pareja el tema de nuestra economía, porque ahí nos meteríamos por terrenos cenagosos y es mejor dejar que esta resuelva por sí misma.
En lo menos comprometido, el piensa que yo nunca llegaría a ser una alegre gastadora como le gustaría; a mi me agradaría gastar cuanto me diera la gana en lo que quisiera, y me fastidia pensar que en sus sueños el me amara mejor siendo yo una rica mantenida suya dedicada sobre mis tacones de estilete a disfrutar de las posibilidades.
El cree que yo estoy siempre preocupada por el dinero y le tengo que convencer de que no es así.
- Deberías relajarte, vivir en el presente, que es el único tiempo que existe, me dice.
- Pues si miraras dentro de mis circunvalaciones cerebrales, verías que el tema me ocupa menos de lo que parece ... y el tiempo es todo una ilusión.
- Lo que hay en el fondo de cada cual es un misterio, en eso estamos de acuerdo ... pero si he de basarme en algo ... será por lo que entra en mis sentidos. Vamos a ver ... dime que pensarías de un tipo que anduviera diciendo cosas como estas:
(y poniendo voz profunda)
"Me gusta ir al supermercado para verle los melones asomando por encima del botón a punto de explotar a la cajera de la última caja, y comprarme unas bananas que ya sabes tú a quien quisiera metérselas por algún agujerito para ver cómo se retorcía de placer al tiempo que le chupaba la fruta de la pasión a la otra de al lado"*
¿qué te parece que encontraría en su cerebro?.
*Preservando lo dicho por mi marido, me he inspirado para la anterior parrafada en un cuadernillo erótico-festivo que acompañaba al pequeño vibrador de bolsillo que venía de regalo por la compra de la revista de cotilleo "Corazón partido", que encontré tirada asomando tras el kiosco hoy mismo cuando andaba por la rambla en pos de la prenda que no encontré.
Algo más fino se expresó mi marido, pero por ahí iba.
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