Mata Mua - Paul Gauguin |
Esta noche es importante. La carta ya estará volando hacia España.
Le he dicho a mi marido que si tiene sueño se acueste en la cama de su despacho, porque necesito quedarme un tiempo más. No sé qué estará pensando. Nuestro hijo Lucas llegará de visita pasado mañana y para entonces quiero estar despejada de estas cuestiones.
Me gustaría decirle a la receptora de mi escrito que no se inquiete, que no he puesto todas mis esperanzas en su persona; aunque sí que me gustaría muchísimo establecer tratos con ella.
Por si acaso, estoy pergeñando un plan B.
Por si acaso, estoy pergeñando un plan B.
Ahora mi marido ha entrado (el trajín entre nuestros dos cuartos es continuo) y me ha dicho:
- Estaba pensando una cosa que si te la digo no creo que te vaya a sentar bien.
- Venga, va, no me dejes así, ya has empezado.
- He pensado que el hecho de que tu me eligieses a mi como pareja denota que no eres demasiado inteligente. Si quieres puedes escribirlo en el blog: "Mi marido me ha dicho esto". Piénsalo un poco; verás como tengo razón.
-No le he contestado, pero me ha hecho gracia, porque es algo que he venido pensando en los últimos tiempos, no que anduviera escasa de mollera, sino que él estaba en lo cierto cuando muchos años atrás me venía diciendo que fui yo la que lo eligió a él y no al contrario.
- "Tu fuiste la que se quiso meter conmigo", "recuerda que yo te decía que te metieras con el de la moto".
- Que va, no fue así; además ¿cómo es posible que de entre tanto hombre circulando a nuestro alrededor te fueras a fijar precisamente para mi en el más soso y escuchimizado?, ¿sería por la Kawasaki?.
Recuerdo que al poco de habernos conocido él contó en una reunión de amigos que imaginaba en un futuro en la Polinesia, surcando en velero sus mares y dejándose caer en brazos de la belleza exótica.
-Vaya, pensé, no me pinta en su panorama.
Por aquel entonces yo era muy pardilla; no había entrado todavía en el juego de las compatibilidades.
Por aquel entonces yo era muy pardilla; no había entrado todavía en el juego de las compatibilidades.
Pero en fin, yendo a lo que iba, de alguna manera me di cuenta enseguida de que él era el hombre que me iba a llevar tan lejos como yo quería ir. Y creo que no me he equivocado en absoluto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario