En el albergue me dijeron que a principios de Agosto puedo también ayudar en la cocina. De siete de la mañana a tres. Por supuesto que acepté. Pero pensaba que antes de las seis y media pasan pocos autobuses, y en fin de semana ninguno; sería mejor ir caminando, calculaba que podría tardar una hora iendo rápido. O podría tratar de conseguir una bici.
Había quedado con mi hijo y andaba sobrada de tiempo. Caminando por Mill Road he visto una tienda curiosa y he entrado a fisgonear. Ropa, zapatos, colchones, muebles, electrodomésticos. Libros, películas, música. Todo de segunda mano. De pronto me aparece de frente una bicicleta lila de mujer por quince libras. Después de la sorpresa inicial la míré y remiré. En cualquier circunstancia antes de comprar lo que sea me lo pienso mucho.
Tenía una rueda deshinchada, pero justo llevaba un inflador en la mochila.
No hay manera. Habrá que llevarla a un taller para que le cambien la cámara o la cubierta, no sé. De momento la he dejado aparcada en el jardín de la casa de Lucas. Él mirará de arreglarla o buscará a alguien que lo haga.
Junto a la caja registradora había un cartel con una insignia que reconocí. Era la misma que había visto el día anterior en el concierto de la mañana. Esta tienda es una Charity Shop de Salvation Army, las ganancias van para fines benéficos.
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