jueves, 22 de julio de 2010

Golabki

Golabki
Ayer cené una delicia que voy a recordar siempre. Golapki se llama (no puedo reproducir la L con una rallita transversal, ni la A con una especie de cedilla, letras propias del alfabeto polaco). Es como una albóndiga grande de carne de ternera, en forma de croqueta, envuelta en hojas de col y, servida aparte, una salsa de tomate bastante líquida. Con aroma a eneldo fresco y algo más que no pude descifrar. Muy suave. Lo acompañaron con puré de patatas, también condimentado con eneldo seco. Como hay paellas y Paellas, habrá golabkis y Golabkis; y ese era excelente.
Monika tiene veintisiete años y Seweryn cumple el sábado veintiocho. Hace un momento ella llamó a la puerta de mi habitación muy ilusionada para mostrarme el perfume que le ha comprado para la ocasión; vi el envoltorio, claro.
Anoche ellos me llamaron para que bajara a la cocina a probar ese plato típico de su país. Un hermano adolescente de Severine acababa de llegar de Polonia y su madre lo había cargado de viandas.
Mientras fregaba los cacharros vi el "topper" de plástico blanco y tapa azul con restos de salsa de tomate y sentí ternura hacia esa señora a la que desconozco, pero seguro que es una buena mujer.
No me podría haber tocado mejor casa donde estar.
De regreso esta tarde me encontré en el bus con tres chicos de Cáceres. Muy simpáticos. Están contentos con la escuela y las familias que les han buscado. En Cáceres hoy están a 40 grados. En Badajóz el calor es todavía más agobiante por el rio, decían. Yo les hablé de su Monasterio de Yuste, sí, dónde fué a retirarse Carlos I de España y V de Alemania. Y les conté que yo eso lo sabía porque me lo había contado un americano¡.
Es mi profesor de Inglés que para enseñarte la pronunciación de "I used to.....", te dice: Como "Yuste", pero sin la "e"; y para amenizar te cuenta toda la historia de Carlos I de España en Inglés. Lo admiro mucho. Cómo admiro la empresa que ha sabido montar en nuestro país.

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