Hoy ha venido Alberto, un amigo de Lucas, a cortarle el pelo a Severín. Severín lo conoció el día que Alberto y mi hijo fueron a Ely en bicicleta (ochenta kilómetros) y a la vuelta pasaron por casa para saludar. Entonces tomaron el aire en el jardín, porque yo no tenían ningún refresco que ofrecerles en la nevera, y se quedaron charlando con Severín. El padre de Alberto tiene una peluquería en Gijón y él había hecho algunos cursos para aprender a cortar el pelo, pero no se lo había tomado demasiado en serio. Vino a Cambridge por un año a estudiar inglés, y como le gustó, decidió buscar trabajo y alargar su estancia aquí.
Sobre Mill Road queda una peluquería bien puesta. Su dueño se llama Mauro. Es italiano. Está casado con una chica mejicana y tienen dos hijos en edades escolares. Creo que ya conté algo sobre ellos. A parte de la suya propia tienen dos casas que han arreglado, y alquilan sus habitaciones. Yo contacté con ellos a través de Gumtree, una página web muy popular aquí, cuando estaba buscando un lugar donde vivir. Hablando con ellos dimos con la casualidad de que Alberto, su empleado español en la peluquería, era Alberto, él de Gijón, el amigo español que mi hijo se ha hecho aquí.
Le ha cortado el pelo a Severín y a su hermano. Como este no habla una palabra de inglés y su cara y su cuerpo están vacíos de expresión, Alberto se ha tenido que emplear a fondo para adivinar que lo que quería era un corte de pelo con la maquinilla al uno adornado con una ralla al cero rodeando la parte superior del cráneo.
Alberto está muy contento porque mañana llegan al aeropuerto de Stansted su padre y su hermana. Se ha comprado un billete de avión para la próxima semana en el mismo vuelo que ellos van a tomar de regreso a Gijón, pero no se lo va a decir. Piensa que como su padre es tan previsor, seguro que toma el tren al aeropuerto tres horas antes de la salida del vuelo y él tiene previsto coger el siguiente y presentare junto a ellos en la puerta de embarque. Se monda de la risa imaginando sus caras de sorpresa. Tiene ganas de pasar unos días en su tierra, ver a su madre y tomar fuerzas allí para tirar hasta navidad.
Le comento la noticia que leí hoy en el diario La Razón de Argentina, que mi marido me ha reenviado. Es esta:
Cambridge tiene más nivel que Harvard...
Por primera vez una universidad no estadounidense queda primera.
La Universidad de Cambridge (Inglaterra) superó este año a la de Harvard (Estados Unidos) como la mejor del mundo, según la lista elaborada por el consejo académico QS, entidad que evalúa la calidad de los centros de educación superior.
La séptima edición de este ranking se publicó ayer en la web www.topuniversities.com y es la primera vez que una universidad no estadounidense encabeza esta lista, votada por 15.000 académicos de todo el mundo.
La Universidad de Harvard, que ocupó el primer puesto desde 2004, queda relegada al segundo, mientras que en el tercer y cuarto puesto están la Universidad de Yale -también de Estados Unidos- y la británica University College London. Y el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) pasó del noveno al quinto puesto.
Le comento a Alberto que me gusta sentirme rodeada de cerebros pensantes. No se si es un delirio mio, pero desde que empezó septiembre me sorprende cuando voy por el centro la cantidad de rostros inteligentes con los que me topo. Él me dice que también nota un montón cuando entra un cerebrito a su peluquería. Un día le cortó el pelo a un investigador jefe de un área de ingeniería genética, no se si de la Universidad o de una compañía privada, y al preguntarle si no se siente dios al poder modificar las características genéticas de un ser vivo, el cliente le respondió que sí. Sí, un poco, dice Alberto que le contestó.
Me dice que tiene ganas de conocer a mi marido, que debe ser un tipo interesante y le gustaría leer algo suyo. Se han saludado alguna vez por Skipe. Un día me prestará un libro de un escritor, de cuyo nombre ahora mismo no me acuerdo, que dice que lo tiene fascinado, pero que se lo pasó a su madre, que es más tradicional, y no le gustó nada, nada. Y se ríe a gusto al recordarlo. Este chico me parece muy buen chico y se nota que quiere mucho a su madre y a toda su familia.
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