King's College- S.M. |
Le digo que no lo entiendo; ¿cómo puede ser que cada dos por tres ocurran cosas de estas?. ¿Cómo que cada dos por tres? me dice, es la primera vez que me peleo desde que estoy aquí, además fue por salir en defensa de Marcel.
Es la tercera defensa que le conozco. No todo el mundo tiene un hijo altruista, que pone sus músculos al servicio de los demás. Mi hijo es tranquilo y no busca bulla, pero no le gusta que se metan con sus amigos.
Se ha comido su pasta y la mitad de la mía, dos plátanos, un paquete de galletas y medio litro de naranjada. Se lo ve enorme tumbado en esa cama de una plaza. No tiene nada que ver con el bebé que un día salió de mi panza. Me enseña en su portátil una foto en la que se ven un montón de niños pequeñitos, todos bien colocados mirando a la cámara, al lado de su monitora. Enseguida lo reconozco, porque él tenía un pelo abundante y revuelto, como un pollito amarillo, casi blanco. Que lástima que ahora lo lleve siempre tan corto.
Me comenta que se la ha encontrado por casualidad en la página de Facebook de una amiga suya, y por la foto se han enterado de que habían compartido vivencias infantiles sin saberlo.
Ahora voy a lo mio, le insisto en que tiene que escribir algo para su abuela, que él siempre ha redactado bien y que es solo cuestión de sacudirse la pereza.
Me pregunta si creo que mi mamá ha superado la muerte de mi padre. Cada tanto me lo pregunta.
No lo sé, le digo. Lo que si sé, porque no hace tanto lo hablábamos, es que ha superado por completo la muerte de su hijo. Por supuesto lo lleva y lo llevará siempre con ella. Pero me explicó como ella lo ve. Unos se van antes y otros nos iremos después, dijo, y que no es tanta la diferencia.
Como Lucas escuchaba atento y me pedía más, le conté la infancia de mi madre, que ella recuerda idílica, en su pueblo de mar, el trasladó de toda la familia a Barcelona y la muerte de su madre al dar a luz al que iba a ser su quinto hijo, mi mamá tenía once años.
Creo que Lucas me atendía en parte por que la historia es interesante y en parte porque estaba bajo los efectos de un potente analgésico que le había suministrado un compañero de piso.
Me despedí de él no sin antes insistirle en que fuera al hospital a que le miraran la mano.
A la noche me mandó por Skipe el escrito que tengo que mandarle a mi hermana.
Es este:
(en catalán)
Avia, a parte de que eres una mujer super espabilada y fuerte, que sabes ir hacia adelante en todo tipo de circunstancias difíciles de la vida y que eres mental y físicamente super joven para la edad que tienes, lo que más me gusta de ti es tu bondad. Me acuerdo de cuando era pequeño, de muchas cosas, sobre todo cuando venía una mujer a llamar a la puerta y tu le dabas dinero para que comprara comida para su familia, en ese momento no lo entendía, pues ahora lo entiendo perfectamente, hacer ese tipo de acciones para ti no significaban casi nada a nivel económico y para las otras personas podía resultar super importante. Y tanto como es dar dinero, puede ser ayudar a las otras personas, sean ricas o pobres, a hacerles las cosas más fáciles. Yo creo que después todo lo bueno que has hecho regresa a ti: "cada uno recoje lo que siembra".
Me gustaría mucho, si puedes, que un día vinieses a vernos, a mi madre y a mi, a Cambridge, y yo creo que a ti también te gustaría mucho porque tiene mucha naturaleza y es todo muy bonito, y yo sé que a ti te gusta viajar. Que sepas que te quiero mucho y me acuerdo mucho de ti y del padrí también. Muchos besitos y abrazos.
PD: Avia, perdona por pegarte patadas cuando era muy pequeño y estábamos tu y yo en casa y mis padres se habían ido al cine.
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