domingo, 26 de septiembre de 2010

Encuentro entre dos suecos



Los jugadores de cartas - Paul Cézanne
  Ayer me llamó por teléfono mi amiga Alison, hacía mucho que no hablaba con ella. Estaba inquieta por no haberme podido ayudar en mis primeros tiempos en su país.
Tranquila, no hay problema, le dije.
Ella encuentra su paz interior moviéndose frenéticamente por el mundo. De verdad que no para. Hoy está en Inglaterra, pero el lunes se va por diez días con su hija menor a Costa Rica, donde participarán en un proyecto de construcción de una escuela en una zona rural. Trabajarán allí durante una semana y luego se tomarán tres días de vacaciones por su cuenta. A la vuelta tendrá que asistir a unas cuantas reuniones, porque se ha apuntado como voluntaria para ayudar en la organización de los próximos Juegos Olímpicos londinenses. Acaba de regresar de Barcelona, que es donde viven sus hijas,  y antes de eso estuvo pasando un fin de semana en casa de una amiga en Finlandia.
Ella organiza su calendario con meses de antelación y ya sabe ahora, por ejemplo, que el catorce de noviembre viajará a la casa de sus padres y los llevará a conocer una cueva muy interesante, llena de estalactitas azuladas, que queda a dos horas en coche del pueblo donde ellos residen y para lo cual ya ha comprado por internet los tickets de entrada; es un ejemplo inventado, pero muy real.
Ahora mismo le quedan pocos huecos en su agenda  y yo no le puedo asegurar que en uno de ellos pueda ir a visitarla ya que mis circunstancias van variando a diario y planifico sobre la marcha.
Escribo esto y me río porque me acuerdo de la historia que me contaron una vez sobre dos suecos que se encuentran en la calle y se alegran muchísimo de verse después de tanto tiempo. Como están deseosos de ir a tomarse una copa juntos, sacan sus agendas para planificar el encuentro. Al ser personas muy ocupadas, no disponen por el momento de espacios libres coincidentes y sintiéndolo mucho no pueden ni siquiera acordar una cita a medio plazo. Ya no me acuerdo si al final llegan a verse o no.
Me río porque, aunque por asociación me haya venido a la memoria, la historia anterior no va con nosotras, Alison es mi mejor amiga , la vea o no la vea. Lo único que sucede es que somos amigas no dependientes.

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