sábado, 14 de agosto de 2010

La guardería

Al fin he conseguido colocar una foto en la cabecera del blog con el título escrito encima. Llevaba días intentándolo. He buscado una imagen donde no salieran niños.
Yendo un día en bici vi desde lejos un nutrido grupo de mujeres, algún hombre y críos en sus cochecitos que parecían estar esperando el bus a la sombra de un árbol. Lo que me llamó la atención es que no iban demasiado aliñados y que casi todos los adultos estaban sobrepasados de peso. Me acerqué sigilosamente por un costado tratando de fotografiarlos sin ser vista. Detrás de ellos me apareció una casa con un jardín frontal lleno de colorido; toboganes de plástico, colchonetas hinchables, triciclos y ristras de banderolas colgadas de los arboles. Al frente un letrero bien grande, "Abacus". Era una guardería, y los padres que acababan de recoger a sus retoños. Absorta en sacarle una buena foto al conjunto no me dí cuenta que una monitora me estaba llamando desde el jardín. Me acerqué y me explicó que en este país está totalmente prohibido tomarle instantáneas a los niños ajenos y me rogó por favor que borrara de mi cámara la foto que acababa de sacar. Además podría tener serios problemas legales si publicara esa imagen en algún medio.
En España las caras de los niños en los diarios salen pixeladas, supongo que también habrá medidas para proteger a los menores, pero no se si una monitora se preocuparía demasiado si una señora estuviera sacando una foto de lejos a la guardería en el momento en que los padres salen con sus hijos. Le preguntaré a mi hermana si hubiese salido tras de mí.
Por asociación me acordé que Alison, mi amiga inglesa, me contó un día algo que le llamó mucho la atención al poco de llegar a España. Iba ella por el paseo marítimo de nuestro pueblo cuando vio que una niña que andaba en bicicleta se cayó y un chico adolescente que pasaba justo a su lado, en una reacción instantánea, se acercó a ella, le ayudó a levantarse, le examinó la rodilla levemente lastimada y la consoló con alguna carantoña. Lo que llamó la atención a mi amiga fue la proximidad física que hubo entre los dos. Según ella en una situación similar en su país el chico, de un modo instintivo, se habría guardado mucho de acercarse tanto a la niña, para evitar cualquier posible mala interpretación de su forma de actuar.
En fin, hasta anteayer tenía puesta en la cabecera de este blog una foto, que quité porque se me encimaba con el título, en la que aparecía en primer plano una niñita de rasgos orientales paseando de la mano de su papá por Market Hill. Menos mal que hasta el momento tengo cero visitas y cero seguidores.

No hay comentarios:

Publicar un comentario