Acabo de hablar por primera vez por Skipe con mi hermano Mateu y mi cuñada Maite. Parecían dos astronautas, por los grandes auriculares acolchados que llevaban en los oídos. Mi hermano decía que así el sonido no reverbera, y me ha hecho poner a mi también los auriculares internos. Nos ha mareado con tantas pruebas de sonido.
Él compra todos los artefactos técnicos que van saliendo. Hace menos de un año cablearon su chalet para adaptarlo a la tecnología que vendrá y compró para sus hijos tres ordenadores de mesa con pantalla ultra plana y sin torre. A mi cuñada le regaló un I-mac de por lo menos veintisiete pulgadas. Él trabaja siempre con un Sony Vaio portátil y por supuesto esperó con impaciencia la llegada del I-phone y ahora del I-pad.
Él sí que desde siempre contribuye con sus compras al progreso de la humanidad. A su lado me siento acomplejada. Si de mis compras dependiera, la economía mundial se hubiese hundido, no ahora, sino hace ya mucho tiempo. Se hubieran salvado de la bancarrota los supers y los quioscos de diarios.
Les enseñé con la camarita del ordenador mi habitación y Maite dijo que no estaba mal, con cara no muy convencida. Cómo que no esta mal, está genial, le repliqué. Y es que mi cuñada está muy bien acostumbrada. A ella le gustan las cosas nuevas y relucientes. No se si Cambridge le gustaría del todo. Ya se lo dije. Por supuesto que le agradaría el centro y la parte monumental de los Colleges. Pero aquí la mayoría de las casas son antiguas, y bastantes ofrecen un aspecto un tanto decadente, o casual que a mí me gusta, pero no sé qué opinaría ella. Ojalá venga un día a visitarme para saberlo. Yo de momento, brillo y ostentación no he visto por ningún lado.
Mi hermano me ha enseñado una filmación desde su teléfono en la que se ve cómo trabaja un prototipo de máquina que están desarrollando en la fábrica. Tiene muchas esperanzas puestas en este proyecto en el que llevan trabajando unos siete años. Mi cuñada dice que soy una privilegiada, porque lo llevan en secreto y no se lo había enseñado hasta ahora a nadie más. Él espera que el invento lo saque de las penurias económicas de esta crisis que nos azota.
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