domingo, 15 de agosto de 2010

La muerte

Gustavo murió esta madrugada a las cuatro. Hablé hace dos días con mi mamá y con mi tía. Estaban en casa. Él en su cama, durmiendo, sedado. Le pregunté a mi tía si estaba igual que mi padre y ella me dijo que sí, igual, incluso un poco más tranquilo.
Una médica le había preguntado a Gustavo si prefería pasar sus últimos momentos en el hospital o en su casa. Lo que él tenía muy claro es que no quería sufrir y no quería que alargaran de un modo innecesario su vida. Una vez le escuche contar con rabia y pesar la lenta y terrible agonía de su padre muchos años atrás.
No habrá funeral, ni nada. Así lo pidió. Lo van a cremar y ya está. El tiene una gran familia en Santander. Dice mi mamá que ha conocido a tres sobrinas que son tres soles. Dos de ellas son médicos y han estado turnándose para atenderlo a cada rato. Se muestran  muy cariñosas con mi tía Elvira.

Mi papá falleció de un derrame cerebral hace un año y medio. Desde que se desplomó en las oficinas de la fábrica hasta que su corazón dejó de latir pasó casi un día.
Mi hermano Alex falleció a los vientinueve años de un aneurisma cerebral. Cayó fulminado al suelo durante la ceremonia de boda de su mejor amigo, hace dieciséis años. En el hospital lo mantuvieron más de un día con respiración artificial para poder trasplantar sus órganos.
Es extraño cuando se diluye la frontera entre la vida y la muerte. ¿Ya no están?, ¿Abandonaron la máquina?,  ¿Qué es lo que se fue si su corazón sigue latiendo y su piel está caliente? ¿Se va la vida en el instante en que el pensamiento se desliga del cuerpo?
Fue importante que en ese lapso de tiempo los dos tuvieron a su gente querida cerca y todos pudimos despedirnos de ellos.

He hablado con mi marido y con mi hijo Simón por Skipe. Simón está muy guapo.
He hablado también por Skipe con mi hijo Lucas. Él estaba al lado de mi padre en el instante en que su corazón se paró. Hoy lo recordaba. Me preguntaba si creo que mi madre lo ha superado. Mi hijo Simón lo pasó peor porque en ese momento vivía en Madrid y no lo vio en el hospital. Cuando pasó lo de mi hermano Alex mis hijos todavía eran pequeños.
Me ha llamado mi hermano Mateu para felicitarme con atraso por mi santo y para hablar un ratito. Le dije que se instale el Skipe y así podré hablar de tanto en tanto con mi cuñada Maite.

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